El debate sobre el acceso de menores de 14 años al Internet surgió a finales de los años noventa del siglo pasado, incluso antes de qué diversos sitios web interactivos comenzaran a ser nombrados como “redes sociales”. Es claro que la influencia y empoderamiento crecientes de estos espacios aumentó el interés de sociedades y gobiernos en muchos países del mundo. Los factores críticos relevantes siguen siendo el poder económico, político y mediático de las empresas que controlan estas plataformas interactivas y sus algoritmos, junto con una dosis de abulia e incapacidad colectiva sobre estos temas. En este contexto, hoy en día las tendencias más sólidas van dejando atrás la pregunta “¿redes sí o no?” para desplazarse hacia “¿en qué condiciones y con qué acompañamiento?”. Hay quienes argumentan en el sentido de que, para muchos menores, las redes son hoy espacio de socialización, pertenencia y apoyo emocional, en especial para quienes sufren bullying, viven en entornos violentos, son neurodivergentes o pertenecen a minorías. Prohibir sin alternativas puede aumentar aislamiento y silencio. Además, la evidencia muestra que los vetos generales tienen eficacia limitada. Las propuestas en contra del riesgo depredador en estas plataformas se dirigen a transitar de lo individual y de la familia aislada a una mayor intervención compartida por parte de familia, escuela y Estado. Sobre esta base, se plantea cómo regular los algoritmos y la publicidad dirigida a menores, más que solo el acceso. Adicionalmente, hay propuestas para hacer corresponsables a las plataformas e Incorporar la voz y experiencias de los niños en lo tocante a su vida digital, focalizando algunas restricciones (por edad, horarios, contextos de mayor riesgo) en lugar de apagones generales. Al mismo tiempo, hoy se apuesta fuerte por una educación digital crítica, enfatizando el desarrollo de habilidades socioemocionales en niñas y niños. En suma: proteger sí, pero con regulaciones preventivas, inteligencia pedagógica, escucha activa y autonomía gradual, y no solo con prohibiciones. A nivel global, sobresalen en estos esfuerzos el Reino Unido, Finlandia, Noruega, Países Bajos, Brasil, Australia, Canadá y Nueva Zelanda. Muchos aprendizajes allí como para no quedarse atrás en el conocimiento y solución de lo que está en juego, que es mucho. Un saludo cordial con los mejores deseos para 2026. * Anika Wells, ministra australiana de comunicaciones, BBC, 29/07/2025