Por Alma Lorena Ruelas Yanes Un estudio realizado por un grupo de investigadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) encontró que cerca de 20% de los residentes médicos del Centro Médico Nacional Siglo XXI, ubicado en Ciudad de México, enfrentaron terror psicológico. El Dr. Neftalí Eduardo Antonio-Villa, investigador en Ciencias Médicas del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez y primer coautor del estudio, señaló: "Este es el primer estudio que muestra a la comunidad científica la realidad de los médicos residentes en México, que es un secreto a voces porque revela múltiples deficiencias en el sistema de formación. Nuestra investigación identificó tres dominios críticos que requieren atención urgente: el estigma laboral, que se refiere a la desvalorización del trabajo médico; el acoso explícito, que abarca las humillaciones y castigos ejercidos por médicos de mayor jerarquía sobre los de menor jerarquía; y la asignación de tareas inapropiadas, que desvían a los residentes de su formación esencial". Terror psicológico en el ámbito laboral Repetición de comportamientos hostiles, técnicas de desestabilización e intrigas contra un(a) trabajador(a) (acoso laboral) que acaba desarrollando, como reacción, problemas psicológicos graves y duraderos. Evaluando la prevalencia de acoso laboral y terror psicológico entre residentes del Centro Médico Nacional Siglo XXI El Dr. Víctor Enríquez Estrada, médico psiquiatra y psicólogo, primer coautor del estudio, explicó sobre el origen de la investigación: "Nos encontramos con una situación alarmante entre algunos urólogos, quienes, agobiados por el acoso, pensaban en renunciar a sus residencias y llegaron a nuestra subsede de San Fernando, en Tlalpan, [Ciudad de México]. Durante mi primer año en Psiquiatría, conocí a uno de estos compañeros afectados. Al darme cuenta de la seriedad del problema consulté con mi directora, Dra. Irma Corlay, preguntándole: '¿Qué está sucediendo aquí?', y su respuesta fue: 'Hay que investigarlo'". Y con la aprobación del director de la clínica y la aprobación del comité de ética, se realizó la investigación. Diseñaron un estudio transversal para evaluar el acoso laboral (mobbing) y el terror psicológico, así como identificar sus factores asociados, en el que participaron 349 residentes (175 médicos y 174 médicas) del Centro Médico Nacional Siglo XXI en la Ciudad de México. El acoso laboral y el terror psicológico se definieron utilizando el inventario de terror psicológico de Leymann (LIPT) en su versión validada en español, que evalúa la frecuencia e intensidad de conductas negativas en el trabajo.[2] Se exploraron 6 categorías de acoso laboral: estigma personal, estigma laboral, acoso explícito, acoso encubierto, comunicación inapropiada y asignación de tareas inapropiadas. Se consideró presencia de terror psicológico cuando el puntaje de la escala del inventario de terror psicológico de Leymann fue mayor al percentil 80. Como factores predictores se evaluaron la calidad de vida, a través de los subdominios de salud física y salud mental de la encuesta de salud SF-36, y los síntomas de ansiedad y depresión, utilizando los inventarios de Beck BDI-II y BAI-II. El estudio mostró que 19,5% de las y los residentes médicos experimentaron terror psicológico, siendo más frecuente entre quienes presentaban síntomas de ansiedad y depresión. El análisis estadístico demostró que, por cada incremento unitario en la escala de ansiedad, la probabilidad de sufrir terror psicológico se elevó en 9,6%, mientras que una mejora en la calidad de vida redujo esta probabilidad en 0,4 puntos. Además, las y los residentes de segundo o quinto años tuvieron 2,7 y 5,5 veces más probabilidades, respectivamente, de experimentar altos niveles de este tipo de terror, en comparación con sus colegas de primer año. Se encontraron diferencias significativas en acoso y estigma según la especialidad, donde la cirugía y la medicina interna informaron altas tasas de acoso explícito y estigma laboral. Específicamente, las y los residentes de especialidades quirúrgicas presentaron una propensión 2,6 veces superior de enfrentarse a estas situaciones adversas frente a residentes de medicina interna. Contrariamente, las y los residentes de diagnóstico y psiquiatría señalaron una prevalencia más alta de acoso encubierto y estigma personal, respectivamente. Asimismo, se identificó que quienes cursan su tercer año de residencia informan la mayor afectación por estigma laboral y acoso, ya sea explícito o encubierto. Las residencias médicas en la práctica Las residencias médicas son altamente competitivas y jerarquizadas. Se estima que más de la mitad de las y los médicos han sido víctimas de violencia durante su residencia médica. Además, una encuesta sobre castigos en residencias médicas reveló que 89% de quienes respondieron admitió haber recibido algún castigo durante su formación, lo que subraya la prevalencia del acoso en estos entornos. Las conductas de acoso suelen provenir de individuos en posiciones jerárquicas superiores, siendo colegas y jefes del personal médico quienes principalmente perpetraron dichas conductas. Al respecto, el Dr. Estrada comentó que la investigación se enfocó en una paradoja ética en el ámbito médico: a pesar de que la formación médica se basa en el principio de "Primum non nocere" ("Lo primero es no hacer daño"), algunos médicos y médicas terminan dañando a sus colegas. La Dra. Giselle Maldonado Antúnez, médica residente de segundo año de la especialidad en cirugía general, mencionó que el acoso laboral es parte normal de la formación médica. Narró lo siguiente: "Durante mi internado en la Secretaría de Salud, presencié cómo un residente de primer año de traumatología y ortopedia era constantemente acosado por residentes de mayor jerarquía y médicos adscritos, quienes buscaban su renuncia. Este residente, algo más lento y con falta de sueño por sus tareas, era frecuentemente castigado, excluido del quirófano y sobrecargado con tareas adicionales. En una ocasión, un médico de base lo interrogó y ante una respuesta incorrecta, anunció que castigaría a sus compañeros por cada error suyo, con la intención de forzar su renuncia. Este acoso ocurría delante de pacientes y familiares. Lamentablemente, el residente no completó su primer año, dándose de baja poco antes de finalizarlo. Recuerdo esta historia como un ejemplo menos grave comparado con otros casos de violencia extrema que han llevado incluso a intentos de suicidio". Esta historia ilustra los hallazgos de los autores y la autora. El Dr. Estrada destacó que incluso aquellas médicas y médicos con extensa experiencia llegan a experimentar estigma laboral, y mencionó que es aún más común hacia las doctoras. El Dr. Antonio-Villa agregó que un problema crítico es que a las y los médicos residentes se les ve como "chalanes", es decir, solamente como ayudantes, asignándoles tareas administrativas y operativas que no corresponden a su formación y no contribuyen a su educación médica. Además, destaca la compleja situación regulatoria y legal de quienes cursan la residencia médica, subrayando cómo esta figura se encuentra en una especie de limbo jurídico. Por un lado, las y los médicos residentes son profesionales en formación asociados con universidades y hospitales, pero, por otro lado, no tienen un estatus legal claro como médicas y médicos completamente calificados, lo que a menudo les deja sin la protección de sindicatos o instituciones defensoras de sus derechos. Esta falta de protección legal integral significa que las y los médicos residentes pueden ser vulnerables a prácticas como el acoso laboral, sin un recurso claro o un apoyo institucional efectivo. Por su parte, la Dra. Maldonado reconoció las mejoras normativas recientes, como la reducción del horario laboral a menos de 80 horas por semana, pero advirtió que aún resta mucho por hacer para erradicar el maltrato en la formación médica. Destacó que prácticas abusivas, tales como privar de necesidades básicas como comer, dormir o ir al baño, siguen estando sorprendentemente normalizadas, y pasan factura a la salud mental de las y los médicos. Para finalizar, los autores y la autora adelantaron la próxima publicación de los resultados de un estudio longitudinal que utilizará una submuestra del actual. No obstante, ante la situación, el Dr. Enríquez Estrada hizo un llamado a reconocer la complejidad de estos problemas, profundamente arraigados en prácticas y tradiciones desafiantes dentro de la educación médica. El especialista enfatizó la importancia de la sensibilización como estrategia clave, iniciando desde los mismos médicos y médicas. Describió esta sensibilización como un "trabajo personal" esencial, necesario para abordar el trauma colectivo generado por un sistema de enseñanza marcado por rigidez y a menudo punitivo, basado en el adagio "la letra con sangre entra". Además, señaló que urge terminar con uno de los vicios más fuertes de la enseñanza médica: la tradición. *****La Dra. Maldonado Antúnez y los doctores Antonio-Villa y Enríquez Estrada han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. *****El estudio fue publicado en la versión electrónica de diciembre en PLoS ONE. Imagen: Reporte Índigo.