Christine de Pizan, la autora de la primera utopía feminista de la historia

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Por Pilar Godayol Catedrática de Traducción, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya La teoría feminista tiene siglos de antigüedad. Aunque, en general, la primera ola del feminismo se sitúa durante el movimiento sufragista, no debemos olvidar la lucha de algunas madres simbólicas precursoras por defender sus derechos literarios y ciudadanos. La italiana Christine de Pizan es la primera escritora profesional de la historia y su libro La ciudad de las damas (La cité des femmes) es la primera utopía feminista de todos los tiempos. ¿Qué es la querella de las mujeres? Escrita entre diciembre de 1404 y abril de 1405, La ciudad de las damas surge en el contexto de la polémica de la querella de las mujeres (querelle des femmes). Nacida en Europa a finales del siglo XIV, y perdurando hasta la Revolución Francesa, la querella de las mujeres fue un debate literario sobre las relaciones de y entre los sexos, así como sobre el valor de las mujeres y de lo femenino, que se manifestó públicamente en tertulias y múltiples escritos en la Europa medieval. En general cuestionaba la dignidad de las mujeres y su capacidad intelectual. Surgió como un diálogo entre hombres escritores, hasta que a principios del siglo XV apareció en escena Christine de Pizan. Ella fue la primera escritora que participó de manera pública en esta polémica. En La ciudad de las damas, Pizan defendió la capacidad intelectual de las mujeres y su derecho a acceder a la universidad y la política. Después de Christine de Pizan, la querella de las mujeres se diseminó. Otras representantes destacadas en el debate fueron Lady Mary Chudleigh, Judith Drake y Constantia Munda en Inglaterra, Lucrezia Marinella y Laura Terracina en Italia, y Marie de Romieu y Marie de Gournay en Francia. ¿De dónde venía Christine de Pizan? Nacida en Venecia en 1364, hija del astrólogo y físico Tommaso da Pizzano, Christine de Pizan abandonó las tierras italianas de pequeña, cuando el padre se convirtió en consejero de Carlos V de Valois e instaló a la familia en París. El rey no sólo le proporcionó una vivienda lujosa y una renta importante, sino que le concedió el privilegio de que su hija fuera educada como una princesa. En 1379, a los quince años, Christine de Pizan se casó con Étienne Castel, de veinticuatro, noble que acababa de ganar el cargo de notario del rey. En 1389 la peste se llevó al marido de Pizan y la dejó viuda con veinticinco años, tres criaturas, una madre y una sobrina a su cargo, y en una situación económica desesperante.