Publicado el 31 ago. 2025
Por Guillermo Cárdenas Guzmán
Las infecciones asociadas a la atención de la salud constituyen uno de los principales desafíos para los centros hospitalarios, ya que afectan a personal sanitario, pacientes y visitantes, aumentando tasas de mortalidad, estancias y costos asociados. Entre las causas fundamentales de este tipo de infecciones a nivel global y en México se encuentran las bacterias gramnegativas, básicamente las del grupo ESKAPE (Enterococcus faecium, Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter spp.), como reconoció la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2017.
En nuestro país varios estudios han documentado la presencia de especies del grupo ESKAPE en dispositivos médicos invasivos o en las manos del personal de salud, entre otros escenarios.
Recientemente un estudio observacional, transversal y prospectivo realizado de marzo a mayo de 2025 con 321 trabajadores de la salud adscritos a 28 servicios del Hospital Juárez de México, en la capital del país, encontró que también las batas blancas, símbolo de higiene y pulcritud en la práctica clínica, pueden convertirse en un fomite importante y vehículo de transmisión de este grupo de patógenos, situación que representa alto riesgo de infecciones asociadas con la atención de la salud, además de que puede relacionarse con problemas de resistencia a antibióticos, señalaron los autores.[1]
Los integrantes del equipo de investigación, en el que participan especialistas de diversos organismos, como Instituto Politécnico Nacional (IPN), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Universidad Autónoma de Coahuila (UAC), tomaron muestras de los puños de las batas mediante la técnica de impronta en placas de agar para cuantificar la carga bacteriana. Posteriormente identificaron aislamientos gramnegativos a nivel de género y especie mediante el análisis directo de células bacterianas completas con apoyo en herramientas de análisis como espectrometría de masas (MALDI-TOF) y analizaron sus perfiles de resistencia a los antimicrobianos.
El equipo identificó 12 géneros bacterianos y una levadura (Candida albicans) en las prendas analizadas. Entre las bacterias detectaron tres pertenecientes al grupo ESKAPE: Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa, así como Pantoea eucrina, integrante de un género particular de Enterobacterales.
"La tasa de contaminación microbiológica de las batas fue de 61,5 % (en 196 de los 321 trabajadores participantes) y no tuvo ninguna relación con el sexo del personal de salud. Se observó (además) que áreas críticas a nivel hospitalario, como unidades de cuidados intensivos y quirófanos, mostraron contaminación por bacterias de importancia médica", destacaron las y los autores en su reporte de investigación.[1]
El equipo autoral precisó que algunas cepas de Pantoea eucrina, la especie más prevalente en todas las áreas estudiadas, mostraron resistencia a carbapenémicos y cefalosporinas. Asimismo, su análisis reveló la existencia de heterogeneidad genética (23 cepas se agruparon como únicas), lo que indica ausencia de diseminación clonal. Estos hallazgos sugieren que la contaminación no se debe a un único brote, sino que es un problema generalizado de transmisión cruzada a través de múltiples fuentes.
que el tipo de infecciones puede variar de una a otra región, en general en países de ingresos medios como México, la bacteria Escherichia coli es una de las que provoca más este tipo de problemas, así como Acinetobacter baumannii, que genera temor por ser muy resistente a gran cantidad de antibióticos que utilizamos para tratar las infecciones", comentó el Dr. Eric Ochoa Hein, médico especialista en medicina interna e infectólogía adscrito a la Subdirección de Epidemiología Hospitalaria y Control de Calidad de la Atención Médica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición "Salvador Zubirán", que no participó en el estudio.
En entrevista con Medscape en español, el especialista consideró que si bien está fuera de discusión la necesidad de mantener una limpieza adecuada en esas prendas, aún se desconoce el impacto que puede tener su contaminación en la génesis de las infecciones hospitalarias. "Mi opinión es que el impacto no es alto; tal situación explicaría pocas de estas infecciones, pero eso no quiere decir que no tengamos que evitarlas".
Asimismo, reconoció que en algunos centros de salud no existen las condiciones para realizar una limpieza adecuada de las batas. "Estas no tendrían que salir de los hospitales; sin embargo, la realidad es que algunas instituciones no cuentan con recursos suficientes para renovar frecuentemente estas prendas, lo que lleva a su reúso y no debe ocurrir. Tiene que haber mecanismos para que se garantice el intercambio de la ropa".
Enfoque preventivo ante los distintos factores de riesgo
Se ha demostrado que distintos factores, como mayor variedad de procedimientos médicos y técnicas quirúrgicas aplicados en los hospitales, transmisión de bacterias farmacorresistentes, así como vulnerabilidad de pacientes con inmunosupresión, entre otros, facilitan la diseminación de infecciones asociadas con la atención de la salud.[2]
El Dr. Ochoa mencionó que aunado a esto se han identificado factores de riesgo personal asociados con mayor incidencia de infecciones, como la longevidad de los pacientes y su asociación con enfermedades cardiovasculares y crónico-degenerativas, como diabetes e hipertensión. También recordó que existen otros factores de riesgo atribuibles a la atención que brinda el sistema de salud, como deficiencias en infraestructura hospitalaria y recursos materiales y humanos, que igualmente deben ser objeto de atención.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (SSA), en México el mayor número de infecciones hospitalarias asociadas con la atención a la salud reportadas por la Red Hospitalaria de Vigilancia Epidemiológica (RHOVE) entre enero y mayo de 2025 correspondió a personas de 65 años o mayores, con 13.869 casos de un total de 51.031 a nivel nacional en todos los grupos de edad, es decir, 27 % del total.
Los tres principales tipos de infección notificados durante el mismo periodo, incluyendo tanto los casos clínicos como los confirmados por laboratorio, fueron neumonía asociada con ventilador (7.267 casos), infección de vías urinarias asociada con catéter urinario (6.095) e infección relacionada con catéter central (5.543 casos).
La tasa de incidencia de infecciones por cada 1.000 días de estancia fluctuó entre 6 y 7 a nivel nacional.
Aunque en el mismo informe se desglosan los casos reportados por entidad federativa, con el mayor número registrado en la Ciudad de México (10.774 en total), seguido de Jalisco (4.536), Estado de México (4.009) y Nuevo León (3.263), los datos de estas tablas no están ajustados por denominadores estandarizados, por lo que no es posible realizar comparaciones sobre la situación entre los diferentes estados, advirtió el Dr. Ochoa.
El especialista puntualizó que de acuerdo con la NOM 045-SSA2-2005, profesionales en medicina están obligados a reportar al menos cuatro tipo de infecciones: neumonía asociada con ventilador, infección de vías urinarias asociada con el uso de catéter urinario, infección de sitio quirúrgico e infección asociada con catéteres intravasculares.
"Estos registros son marcadores muy sensibles de lo que pasa en un hospital. Actualmente hay un proyecto para actualizar la NOM 045-SSA2-2005, en la que se busca incluir la infección por Clostridium difficile, que cada vez se reporta más en los hospitales mexicanos".
Sobre este punto, precisó que dicha norma también obliga al reporte de infecciones de torrente sanguíneo relacionadas con diversos procedimientos, pero los criterios de diagnóstico y reporte no son suficientemente específicos para el caso de las infecciones relacionadas con dispositivos intravasculares periféricos.
El especialista reconoció que tampoco se tiene certidumbre de que el número de infecciones nosocomiales en el país haya aumentado en años recientes, aunque estimó que es muy probable, puesto que el tipo de casos que se atienden es cada vez más complejo. "A través de diferentes estudios hemos visto que hay pacientes más vulnerables que tienen más infecciones".
Adelantó que uno de los mayores retos que enfrenta este proyecto de actualización de la norma es lograr que el enfoque de prevención de infecciones permee a todas las instituciones de salud. "A pesar de que existe esta norma, no siempre se lleva a la práctica como está estipulada y las razones detrás de esto tienen que ver en general con la escasez de personal y de recursos materiales. Reconozco que nos hace falta educación, capacitación y mayor concientización al personal de salud, pero por otro lado se deben atender esas condiciones de fondo", concluyó el Dr. Ochoa.
Referencias
Moreno-Torres D, Jiménez-Zamarripa CA, Munguía-Mogo S, Calzada-Mendoza CC, Cruz-Cruz C, y cols. Comprehensive Assessment of Health Risks Associated with Gram-Negative Bacterial Contamination on Healthcare Personnel Gowns in Clinical Settings. Microorganisms. 18 Jul 2025;13(7):1687. doi: 10.3390/microorganisms13071687. PMID: 40732197. Fuente
OMS. Prevención de las infecciones nosocomiales. GUÍA PRÁCTICA 2a edición. Consultado en versión electrónica. Fuente