Descubrimiento arqueológico de dragones de jade de la cultura Hongshan

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Por Liu Guoxiang Bajo el calor asfixiante de mediados de julio de 2024, los esfuerzos de los arqueólogos que excavaban los túmulos funerarios del yacimiento de Yuanbaoshan en Aohan, cerca de Chifeng, en la región autónoma china de Mongolia Interior, dieron por fin sus frutos: al retirar las losas superiores que cubrían una tumba y vaciar la tierra que había en su interior, descubrieron un extraordinario conjunto de objetos de jade. Entre los objetos hallados destacaban un dragón enroscado, una almadreña de jade y un ornamento similar a una cofia. Cuando los arqueólogos vieron el dragón, tuvieron la impresión de estrechar la mano de un alto mandatario de la cultura Hongshan, como si, súbitamente, los cinco milenios que han pasado desde su extinción se hubieran desvanecido. Cuando los arqueólogos descubrieron el dragón, tuvieron la impresión de estrechar la mano de un alto mandatario de la cultura Hongshan. Dicha cultura debe su nombre a las excavaciones arqueológicas realizadas en el sitio de Hongshanhou, en la ciudad de Chifeng. Se trata de una cultura neolítica basada principalmente en la agricultura que se remonta a unos 5.000 a 6.500 años antes de nuestra era y de la que, hasta ahora, se han descubierto en la región unos 700 yacimientos. Oraciones para la lluvia Los dragones de jade son emblemáticos de la cultura Hongshan: simbolizan la constitución de más de 5.000 años de civilización china. El dragón es una imagen totémica de la nación china y, según cuentan las leyendas, tiene el poder divino de hacer que llueva, un don muy valioso en esta región de valles rodeados de montañas, donde la sequía supone un enorme obstáculo para la agricultura. La aparición de dragones de jade está estrechamente ligada a los rituales religiosos que propiciaban la lluvia y la cosecha abundante. El dragón hallado en la tumba de Yuanbaoshan está esculpido en jade de tremolita. La figura presenta un diseño elegante: la cabeza y la cola se enlazan en una curva continua, la cabeza es ancha, las orejas se levantan en forma de arcos redondeados y los ojos son protuberantes. La pieza mide 15,8 centímetros de alto y 9,9 centímetros de ancho. Nunca antes se había hallado un ejemplar más grande y mejor conservado de ese tipo de escultura. Existen dragones enroscados similares, esculpidos en jade, en las colecciones del Museo Guimet, en Francia, y del British Museum de Londres y se consideran obras maestras de la cultura Hongsahn. Esos ejemplares datan de la etapa final de la cultura Hongshan, entre 5.500 y 5.000 AC. El dragón de jade en forma de letra ‘C’ es otro objeto característico de esta cultura. Dos objetos de este tipo, de cuerpo arqueado y con cuernos en forma de ganchos, fueron descubiertos hace años por campesinos cuando estaban trabajaban en sus campos: en 1949 se encontró un dragón de jade amarillo en el sitio de Dongguaibangou, en la comarca de Ongniud, en Chifeng, y en la misma región apareció otro dragón de jaspe, en el sitio de Saqintala, en 1971. Estas piezas se exhiben hoy en un espacio central en el Museo de Wengniuteqi, en Mongolia Interior, y en el Museo Nacional de China, respectivamente. Desde junio de 2024, más de 100 piezas de jade han sido halladas en los túmulos funerarios de Yuanbaoshan Desde junio de 2024, más de 100 objetos de jade han sido descubiertos en los túmulos funerarios de Yuanbaoshan. Estas piezas demuestran la existencia de una orfebrería refinada y un complejo sistema ritual. El jade está compuesto de tremolita de Xiuyan, una roca de la provincia de Liaoning, su aspecto es liso y brillante, y sus colores oscilan del amarillo pálido al amarillo verdoso, y del verde al verde oscuro. Misteriosas fosas de sacrificios A lo largo del verano de 2021, fuertes precipitaciones se abatieron sobre el yacimiento arqueológico de Ma'anqiaoshan de Jianping, en la provincia de Liaoning. Tras las lluvias, los arqueólogos pudieron constatar que en la zona de excavación habían aparecido manchas oscuras. El equipo de expertos comprendió entonces que gran número de vestigios de la vida cotidiana y las actividades de producción de los antepasados de la cultura Hongshan estaban enterrados en ese lugar. Tras seis meses de excavaciones sistemáticas, hallaron una amplia zona consagrada a los sacrificios rituales que contenía 42 fosas en las cuales se encontraron objetos como jarras de arcilla con dibujos, palas de piedra y molinos de mano. El sitio arqueológico de Ma'anqiaoshan es un gran yacimiento de la cultura Hongshan de los periodos antiguo y medio, datados entre los años 6.400 y 6.000 AC. La zona de los sacrificios fue cuidadosamente planificada y construida en dos fases: primero se erigieron tres niveles en forma de terrazas en las laderas del este, oeste y norte de una pequeña colina septentrional para formar la plataforma de los sacrificios; luego se delimitó un espacio ritual separado añadiendo nuevas capas de tierra. Se trata del primer descubrimiento de una zona tan extensa destinada a sacrificios en un yacimiento de la cultura Hongshan. Cabeza de diosa El sitio de Niuheliang, descubierto a principios de la década de 1980, se extiende sobre una superficie de 50 km² en Chaoyang, provincia de Liaoning, y constituye el mayor centro funerario y ritual de la etapa final de la cultura Hongshan. En un templo se ha descubierto una escultura de tamaño natural que representaba la cabeza de una diosa denominada por el célebre arqueólogo chino Su Bingqi “la antecesora del pueblo Hongshan y la madre ancestral de la nación china”. En mayo de 2012, una estatua de barro que representaba la figura de cuerpo entero fue hallada en el sitio de Xinglonggou en Aohan, confirmando así la tradición del culto a los antepasados de dicha cultura. Los vestigios arqueológicos demuestran que el culto a los antepasados, al cielo y a la tierra, así como los tótems de dragones, constituyen el núcleo espiritual de la civilización de Hongshan. Los vivos honraban a los muertos para alcanzar su protección ancestral, mejorar su fertilidad y disfrutar de cosechas abundantes. Los descubrimientos arqueológicos indican también que, a lo largo de su desarrollo, la cultura Hongshan mantuvo vínculos estrechos con las culturas neolíticas vecinas como la cultura Yangshao (de 7.000 a 5.000 AC) que floreció en las llanuras centrales, la cultura Lingjiatan (de 5.800 a 5.300 AC) que evolucionó en la región de los ríos Yangtzé-Huai y la cultura Liangzhu (de 5.300 a 4.300 AC) asentada en el curso inferior del río Yangtzé. Las vasijas de barro pintadas de la cultura Yangshao se difundieron, por ejemplo, hacia el norte y llegaron a la cultura Hongshan, mientras que las figurillas de jade y los dragones enroscados de Hongshan influyeron en las culturas Lingjiatan y Liangzhu. Gracias a esas interacciones, influencias mutuas e intercambios precoces, la unidad en la pluralidad que caracteriza a la cultura china se manifestó ya en la etapa prehistórica y sentó las bases sólidas de una civilización que se ha desarrollado durante más de 50 siglos. Liu Guoxiang: Director adjunto de la Academia China de Historia y director del Museo Arqueológico Chino. Imagen: Dragón de jade hallado en una tumba del sitio de Niuheliang, en el noreste de China. Pieza emblemática de la cultura Hongshan, que se remonta a unos 6.500 a 5.000 años, combina una cabeza de cerdo con un cuerpo enrollado de dragón. The Chinese Archaeological Museum