Hoy en día la relación entre inteligencia artificial y educación es preocupación y ocupación verdaderamente global, no solo porque el tema está en todas partes, sino por la diversidad de aspectos tecnológicos, económicos, geopolíticos, pedagógicos, éticos, sociales, ideológicos y políticos de la IA que son relevantes al tema educativo. Varios observatorios nos dicen que en estos primeros seis meses de 2025 destaca la competencia dada vez más intensa en torno a nuevos desarrollos en inteligencia artificial por parte de grandes empresas, instituciones y países. El debate sobre la inteligencia artificial, por cierto bastante caótico, se está extendiendo de los ambientes tecnológicos y académicos a los parlamentos, los foros de política pública, y las redes de saberes populares. En poco tiempo, el impacto de la IA en la educación se transformó de tendencia tecnológica emergente a protagonista estructural, tocando desde políticas estatales y currículos nacionales hasta cambios en modelos educativos, organización y estrategias en la operación educativa. Parece como si la velocidad del cambio tecnológico centrado en la IA estuviera dando el empujón que faltaba para que, por fin, "el tiempo alcance" a la educación escolar, básica, media y superior. Hoy podemos ver que la sola expectativa de que la IA pueda llegar a ser superior a la inteligencia humana, hace más visibles diversos problemas educativos no resueltos, inercias permitidas, carencia de largo plazo y abundancia de corto plazo y prioridad de la educación para el control social por encima de la educación para el cambio y la colaboración. La pregunta clave de hoy ya no es solamente: ¿qué es y cómo usar la IA en la educación?, sino también y sobre todo, ¿qué tipo de educación podemos construir en un mundo en el que los algoritmos ya toman decisiones sobre cómo y qué aprendemos? Más cerca de la realidad cotidiana: ¿qué implican estos cambios en los métodos de enseñanza y aprendizaje, sobre todo considerando que los alumnos incorporan tecnologías digitales a mayor velocidad que sus profesores? ¿qué podemos anticipar con respecto a modificaciones profundas en el ejercicio de la docencia, las tutorías, así como en el diseño, implementación y evaluación de programas académicos en todos los niveles educativos? ¿cuáles son los escenarios respecto de los intereses y modos de operar de los gremios educativos? En fin, esta desproporción entre preguntas y respuestas en la relación IA-Educación, dibuja el momento presente como uno en el que realmente el tiempo alcanzó a la educación. ¿Ya era hora?