En su esfuerzo por elevar la calidad de la educación universitaria, la investigación educativa internacional se ha orientado, finalmente, en el profesor. El maestro universitario es un profesional, no es un técnico. La investigación sobre esta figura es muy diversa, pero últimamente han cobrado gran relevancia el estudio de las estrategias que utiliza para enseñar, así como los procesos de pensamiento que guían sus acciones. Dentro de estos procesos, una buena parte de la investigación se ha centrado en sus creencias pedagógicas y en la reflexión. La investigación sobre los procesos de reflexión del maestro es una de las corrientes de investigación más fecundas y exitosas en la producción de una enseñanza de calidad. Si seguimos la obra de Leonor Prieto Navarro, Autoeficacia del profesor universitario (Narcea, Alfaomega, 2016) ella analiza los elementos sobre los cuales el profesor puede reflexionar y concluye que las propias creencias pedagógicas son el motor principal de su desarrollo profesional. El punto de partida es definir que es una enseñanza universitaria de calidad, cuestión que da lugar a numerosas respuestas dependiendo del énfasis que se ponga en uno u otro factor se tienen implicaciones didácticas distintas. De esta diversidad surge un consenso sobre lo que es “el buen profesor”. Enseguida se busca identificar las dimensiones básicas de una enseñanza universitaria de calidad. Prieto Navarro se apoya en un modelo de Kane, Sandretto y Heath (2004) que proponen cinco dimensiones: 1) Conocimiento sobre la materia; 2) Habilidades o destrezas pedagógicas; 3) Relaciones interpersonales; 4) Relación Docencia-Investigación y 5) Características de personalidad. Estas cinco dimensiones interactúan en la reflexión que cada maestro hace sobre su práctica. El conocimiento de la materia en la universidad se da como un hecho; las habilidades o destrezas pedagógicas son el repertorio de estrategias que tiene cada profesor; las relaciones interpersonales incluyen respetar a los alumnos, comprender sus necesidades, mostrar empatía o humanidad, etc. La relación docencia-investigación es el efecto recíproco que tienen una sobre la otra y las características de la personalidad del propio docente, el entusiasmo por la enseñanza, el sentido del humor, la cercanía y la cara más humana de los profesores. Tercer elemento: la reflexión integra las dimensiones anteriores. Ella es una característica común de los profesores excelentes que participaron en la investigación. Es decir: “Todos ellos e implican en procesos de reflexión intencionada y sistemática sobre su propia enseñanza y es que da coherencia y permite comprender que es una docencia de calidad”. Hay varios tipos de reflexión: 1) la técnica, que se centra en las habilidades didácticas, pero también en el conocimiento científico que tienen los profesores obre lo que enseñan; 2) la descriptiva, se ocupa de la actuación profesional que uno lleva a cabo y que permite justificar las acciones realizadas; 3) la dialógica, implica explorar, en el plano del pensamiento, modos alternativos de resolver problemas en una situación profesional determinada (a través de ella los profesores analizan sus destrezas, sus métodos de enseñanza y buscan como mejorarlos y la 4) la crítica está menos presente en el profesorado: se trata de prestar atención a los efectos que pueden tener las propias acciones sobre los otros. Varios autores apuntan que el objetivo final de la reflexión es transformar y mejorar las estrategias didácticas que los profesores utilizan cuando enseñan. El objetivo puede centrarse en el conocimiento o en los enfoques de enseñanza: se trata de desarrollar una conciencia cognitiva de los procesos de reflexión que uno mismo sigue, sólo de este modo es posible la mejora y el cambio profesional. Un modelo recoge los procesos metacognitivos implicados en la reflexión. En este modelo, la experiencia docente (elemento acción) constituye el pilar básico del proceso de reflexión. Los profesores auto-observan y a partir de ello, evalúan su propia actuación didáctica en función de determinados datos externos que les permiten conocer si han logrado, o no, las metas que desean alcanzar. He aquí seis características de los profesores universitarios que utilizan la reflexión para mejorar su enseñanza: Conceden valor a la docencia y a ser buenos profesores, se sienten motivados y centran su reflexión en lo que van aprendiendo a través de sus experiencias. Reconocen que es preciso renovar y actualizar su conocimiento sobre la asignatura y sobre la enseñanza. Además, aceptan retos, asumen las posibles consecuencias de sus acciones y enseñan a través de métodos diversos. Se sienten motivados cuando existe un número, aunque sea mínimo, de obstáculos percibidos. Tienen la oportunidad de enseñar con relativa frecuencia Poseen un conocimiento básico sobre la enseñanza que va desarrollándose con la práctica.