Latinoamérica crecen tasas de mortalidad y años de vida saludable perdidos por enfermedad renal crónica; México, el cuarto

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Por Dr. Fernando Fuentes Durante los últimos 30 años la enfermedad renal crónica en Latinoamérica ha escalado varias posiciones de manera abrumadora hasta convertirse en una de las principales causas de muerte y años de vida saludable perdidos.[1] El incremento registrado en la carga de la enfermedad se debe más al peso de los fallecimientos prematuros que a la discapacidad asociada a la patología. Ningún país de la región ha logrado esquivar el preocupante impacto, pero algunos, como Nicaragua, El Salvador, Guatemala y México, se destacan por tener las tasas estandarizadas más elevadas. Los datos se desprenden de un estudio publicado en la Revista Panamericana de Salud Pública por autores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y surgió gracias a un análisis secundario y ecológico de datos contenidos en el Estudio de la Carga Global de Enfermedades, Lesiones y Factores de Riesgo (ECGE) 2019. Marcela Agudelo Botero, Ph. D. "Las cifras son preocupantes, ya que de no tomarse acciones para prevenir los factores de riesgo en toda la población y mientras no se garanticen el acceso efectivo, la continuidad y la calidad de atención a las personas que viven con enfermedad renal crónica, esta tendencia continuará su inercia al alza. Cabe señalar que diabetes e hipertensión arterial sistémica fueron las principales causas subyacentes en casi todos los países analizados", comentó a Medscape en español la doctora en estudios de población, Marcela Agudelo Botero, Ph. D., autora principal del artículo y profesora y miembro del Centro de Investigación en Políticas, Población y Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. El trabajo reflejó cómo de manera silente la enfermedad renal crónica ha ganado en países de Latinoamérica lugares en las principales causas de mortalidad y de años de vida saludable perdidos. Durante el periodo 1990-2019, en lo que se refiere a la mortalidad, sobresalen Ecuador con ascensos de once posiciones y Chile, El Salvador y Venezuela con incrementos de diez posiciones. Respecto al apartado años de vida saludable perdidos, las tasas estandarizadas tampoco son tranquilizadoras. Excepto en cinco países (Argentina, Brasil, Colombia, Nicaragua y Perú), la ganancia de posiciones fue de diez lugares o más. Si se tienen en cuenta ambos indicadores aparecen El Salvador, Guatemala, Nicaragua y México entre los más comprometidos. Por el contrario, en Brasil, Chile, Colombia y Uruguay, el impacto registrado parece haber sido menor.

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En el artículo se mencionó que la brecha que existe en estos indicadores podría deberse a razones diversas, como cambios demográficos, urbanización, creciente exposición a factores de riesgos ambientales, comerciales, nutricionales y sociales o variedad de realidades económicas y culturales de los distintos países de la región. "La enfermedad renal crónica tiene la característica de manifestarse cuando es inevitable que las personas requieran terapias de reemplazo renal. Y es invisible porque a pesar de las cifras expuestas en este artículo, son muy pocos los países que cuentan con políticas de salud renal, con recursos suficientes y programas sostenibles en el tiempo. Esto ha generado que el abordaje de la enfermedad quede relegada a un segundo plano", destacó Agudelo. Enorme reto para la salud pública de Latinoamérica La enfermedad renal crónica representa una epidemia progresiva y un importante problema de salud pública. A nivel global la tasa estandarizada de mortalidad creció en 2,8% durante el periodo 1990-2017 y para 2017 fue de 15,9% por cada 100.000 personas. De seguir así, se proyecta que para 2040 será la quinta causa de mortalidad en el planeta. Asimismo, se tiene muy en claro que dicho impacto continuará desigual y más marcado en países de ingresos medianos y bajos, como la mayoría de Latinoamérica, donde esta enfermedad ya representó la cuarta causa de mortalidad en 2019. Y son varios los países de la región que a nivel mundial ostentan las tasas más altas de mortalidad por enfermedad renal crónica. "Los datos presentados muestran el enorme reto que existe en la región y que debe ser abordado de manera urgente por los hacedores de políticas públicas y tomadores de decisiones. En primer lugar se requiere generar y disponer de registros robustos y confiables sobre distintos aspectos de la enfermedad renal crónica, lo que incluye contar con datos sobre las personas en riesgo de padecer la enfermedad, así como de información clínica precisa de quienes viven con la patología en sus distintos estadios", refirió Agudelo. La especialista añadió que lo citado permitiría enfocar los esfuerzos y recursos a las poblaciones con mayor vulnerabilidad. "En segundo lugar se necesita que los países generen e implementen políticas públicas explícitas para prevenir la enfermedad y para garantizar el tratamiento y atención de las personas que así lo requieran, independientemente de su condición de aseguramiento en salud". La enfermedad se considera catastrófica cuando requiere terapias de reemplazo renal. Y asegurar el financiamiento de estas terapias se ha vuelto uno de los grandes desafíos que experimentan los gobiernos y los sistemas de salud de Latinoamérica. En el artículo los autores mencionan que la falta de atención sanitaria constituye un factor que con anterioridad se ha relacionado con mayor mortalidad y otros desenlaces desfavorables en estos pacientes. Y aprovecharon para señalar que en muy pocos países de la región se han diseñado y puesto en marcha políticas públicas para prevenir, contener y disminuir el peso de la patología renal. Citan que en Colombia y Uruguay existen programas establecidos y recursos asignados para la atención de la salud renal. Aunque en países como México, El Salvador y Nicaragua, las personas con enfermedad renal crónica tienen pocas o nulas posibilidades de acceder a terapias de reemplazo renal. El preocupante panorama se completa con estadísticas que dan cuenta de un bajo acceso de estos pacientes a trasplantes renales en toda Latinoamérica. Las estadísticas en la región indican que se realizan una mediana de 68,8 trasplantes por millón de personas. Dicha cifra se encuentra muy por debajo de la registrada, por ejemplo, en Europa occidental, donde es de 535,5 trasplantes por cada millón de personas.

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Se necesita un abordaje preventivo y multidisciplinario Otra limitación que experimentan en los pacientes con enfermedad renal crónica en Latinoamérica radica en el bajo acceso que tienen a especialistas en nefrología. Existen alrededor de 8 profesionales por millón de personas, valor muy por debajo de los 20 por millón de personas considerados necesarios. Pero solo con especialistas en nefrología parece no alcanzar para disminuir la carga que genera la enfermedad renal crónica. Es que esta patología, con hipertensión arterial, diabetes u obesidad como principales factores de riesgo, impone la necesidad de un abordaje multidisciplinario. Cabe recordar que en 2021 se calculó que había 43 millones de personas con diabetes en Latinoamérica y se pronostica que para 2050 la cifra ascenderá a 121 millones de personas afectadas. Además, en la región entre 1985 y 2016 la obesidad experimentó uno de los mayores incrementos de prevalencia a nivel global. Dr. Javier Farias "El abordaje multidisciplinario es fundamental. Inicialmente con los médicos clínicos, con medidas de promoción de control de los factores de riesgo y mayor acceso a la salud por parte de la población. Luego con la interacción de los especialistas para disminuir las comorbilidades que existen alrededor o en el mismo momento que inicia la enfermedad renal crónica", comentó el Dr. Javier Farias, médico endocrinólogo y director de la carrera de médicos especialistas en endocrinología de la Universidad de Buenos Aires, en Argentina. El Dr. Farias señaló que en Latinoamérica es fundamental controlar las tasas de sobrepeso y obesidad, especialmente en niños y mujeres embarazadas. También consideró que los cambios en la alimentación son centrales, no solo por medio del etiquetado de los alimentos, sino también gracias a la educación en las escuelas, la promoción de alimentos saludables libre de disruptores endocrinos y la puesta en marcha de medidas para evitar la inseguridad alimentaria. "Además hay que promover la actividad física y la movilidad, mejorar la salud del sueño e intentar trabajar sobre ciudades verdes. Esto último es particularmente difícil en nuestras regiones, porque estamos en contextos de hechos de violencia o inseguridad", puntualizó el Dr. Farias. Respecto a la investigación, agregó que le parece muy bueno el dato de que en Uruguay y Colombia se observaron las tasas más bajas de mortalidad. "Mi sensación es que el sistema de salud basado en la prevención y promoción de la salud puede tener impacto en estos indicadores". Por su parte, Agudelo indicó que el mensaje clave de esta investigación para médicas y médicos "es que hoy más que nunca es indispensable una verdadera alfabetización en salud renal, en donde haya comunicación permanente y fluida entre profesionales de la salud y comunidad en general". También destacó que es imperativo posicionar la enfermedad renal crónica en la agenda pública de los gobiernos y poner énfasis en la importancia de la salud renal para todas y todos. "Esto deberá acompañarse de acciones para aumentar la detección temprana de la enfermedad, así como sensibilizar y capacitar al personal de salud, el cual debe contar con guías clínicas y protocolos de atención estandarizados. Lo anterior, teniendo como brújula política de salud renal que estén respaldadas con recursos financieros, humanos y materiales", concluyó la Dra. Agudelo. 1.- https://iris.paho.org/handle/10665.2/59504 Todos los autores del artículo y el Dr. Farias han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.