Ana Zarzalejos Vicens ¿Por qué la salud mental de los adolescentes y los niños comenzó a caer en picado a partir de 2010? Jonathan Haidt lleva tiempo respondiendo a esa pregunta con una doble explicación: una infancia y adolescencia cada vez más inundada de pantallas y cada vez menos presente en la calle. En La generación ansiosa recoge las conclusiones de sus años de investigación en torno a este asunto, y expone de manera rigurosa y accesible los peligros de una infancia hiperprotegida en el mundo real y sin supervisión en el mundo online. Haidt explica los orígenes de lo que llama “la gran reconfiguración de la infancia”, que afecta principalmente a los nacidos después de 1995 (Generación Z), y desarrolla lo que considera que son sus principales efectos perjudiciales: una menor interacción social, la falta de sueño, la fragmentación de la atención y la adicción. Esta obra de divulgación no demoniza las redes sociales ni la tecnología, sino que señala el impacto que están teniendo en el desarrollo de los menores y cómo eso acaba afectando a su salud mental y a su transición (o no transición) a la vida adulta. El libro desentraña también fenómenos como la polarización política o el declive en la espiritualidad, y los achaca a esta gran reconfiguración, que ya abordó en otra obra: La transformación de la mente moderna. En conjunto, Haidt sostiene una tesis sencilla: puede que para algunos adolescentes haya pequeños beneficios en usar las redes sociales, pero palidecen frente a las consecuencias nocivas. La generación ansiosa es un respiro para los padres y los educadores, que no se van a sentir juzgados en este libro, sino comprendidos, apoyados, informados y animados para cambiar las cosas, con recursos y propuestas prácticas. Haidt, psicólogo clínico, reconoce las dificultades a las que se enfrentan los padres modernos y aboga por los cambios colectivos, como los acuerdos entre familias para no dar el móvil a los menores hasta una cierta edad, el rediseño de los espacios públicos para hacerlos más amables a la infancia y los colegios libres de dispositivos electrónicos. En vez de cargar toda la responsabilidad sobre las familias, Haidt señala que el problema es colectivo y estructural, y así debe ser abordado para ponerle solución. En esa línea, una de las cuestiones más interesantes es la que incide en el rol de las empresas tecnológicas y la responsabilidad que deben asumir en esta cuestión. La investigación de Haidt deja claro que las redes sociales son productos diseñados para aprovecharse de los adolescentes en una etapa del desarrollo muy vulnerable y generarles comportamientos adictivos. El psicólogo reivindica, por tanto, que sean las propias compañías las que ofrezcan dispositivos y aplicaciones que ayuden a los padres y adolescentes a gestionar su vida online de una manera sana. En definitiva, La generación ansiosa es una buena radiografía de toda una población criada a la luz de la pantalla del móvil y un buen manual para evitar que las próximas generaciones sigan creciendo de esa manera, con propuestas bastante sencillas: nada de móvil antes de los 14 años, nada de redes sociales antes de los 16, nada de teléfonos móviles en los colegios, y más independencia y juego libre en el mundo real.