La paradoja del rendimiento de Eduardo Briceño ¿De qué se trata? Cuando el crecimiento se detiene, es el momento de cambiar de mentalidad. Reseña Conviene deshacerse de la creencia de que solo con trabajar incansablemente se logra el éxito. Eduardo Briceño, especialista en la cultura del aprendizaje y rendimiento, expone múltiples ejemplos de reconocidos profesionales que salieron del estancamiento productivo al aventurarse a explorar distintas estrategias que involucran tanto la acción como la formación continua, logrando sus mejores resultados al cambiar su mentalidad. Este libro facilita, paso a paso, encontrar las estrategias adecuadas a una situación particular y así lograr mejores resultados en cualquier emprendimiento, así como en la vida personal. Ideas fundamentales Cuando se trata de potenciar el rendimiento, la paradoja es que el hábito de solo hacer lo que ya se domina detiene el crecimiento. Su manera de pensar determina la manera en que actúa. Combine la práctica y el aprendizaje para mejorar significativamente sus logros. Analizar y aprender de los errores siempre le llevará a ser mejor. Hay que recurrir a nuevos hábitos y estrategias para mantener el estado mental de crecimiento. Cuando se aprende colectivamente, el beneficio impacta a todo el grupo. Establezca una estrategia adecuada al objetivo de su organización. La colaboración siempre resulta en mejores relaciones dentro y fuera del trabajo. Un buen líder procura el crecimiento constante de su equipo. Una organización que no deja de aprender mientras produce cambia las vidas que toca. Resumen Cuando se trata de potenciar el rendimiento, la paradoja es que el hábito de solo hacer lo que ya se domina detiene el crecimiento. Existe la creencia de que la competencia y el trabajo duro son las formas de lograr el éxito en la vida, pero si se enfoca solamente en realizar sus labores lo mejor que pueda con lo que ya sabe, llegará el momento en que se detendrá su avance. La lista de tareas por terminar parece inagotable y usted se siente atrapado en un ciclo de producción permanente. Por lo tanto, creer que producir sin parar le hace ser más productivo le impedirá encontrar otras maneras de lograr sus objetivos, y esta es la gran paradoja. Lo que requiere es cambiar esa creencia fija por una mentalidad que le ayude a crecer, lo que implica procurar nuevos conocimientos. Este cambio de mentalidad le va a cambiar la vida. “Si queremos crecer, debemos reconectar con la curiosidad y los hábitos de aprendizaje que todos teníamos de niños, antes de que la escuela nos enseñara a centrarnos en el rendimiento. ” Su manera de pensar determina la manera en que actúa. Este cambio de mentalidad conlleva el aceptar que puede romper con sus hábitos y cambiar sus creencias fijas sobre lo que considera que son sus aptitudes y capacidades. Así sucedió con el empresario Gino Barbaro, quien, por más que trabajó sin descanso para mantener el éxito de su pizzería durante la crisis de 2008, comprendió que debía cambiar y aprender otras cosas, lo que lo llevó a emprender con éxito en bienes raíces. Esta mentalidad de cambio es la que le llevará a desarrollar nuevas habilidades y abrir horizontes inéditos, encontrando rutas de crecimiento más eficaces. Para ello, necesita hacer lo que ya sabe hacer bien y a la vez enfrentar retos que le hagan mejorar; obtenga nuevos conocimientos aprendiendo constantemente y establezca estrategias y rutinas que le ayuden a lograr el balance necesario entre el aprender y hacer, las dos áreas fundamentales para el crecimiento. Esto es válido tanto para su vida personal, su vida laboral y la de cualquier tipo de organización. Con una mentalidad dirigida hacia la búsqueda de nuevos conocimientos, la ejecución es más creativa y fructífera. “La zona de aprendizaje y la zona de ejecución son estados mentales y sus estrategias relacionadas. No son lugares, bloques de tiempo ni estados permanentes, sino una forma de pensar y actuar. Combine la práctica y el aprendizaje para mejorar significativamente sus logros. No basta con la práctica diaria para mejorar, porque la ejecución repetitiva, aunque pueda afinar su pericia en algo concreto y llevarlo al perfeccionamiento, después de un tiempo no podrá ir más allá y se quedará estancado. Al integrar estrategias para aprender nuevas formas, otras rutas que le permitan ir sobrepasando ese nivel, podrá superarse cada día más. No basta con solo hacer, sino que, al mismo tiempo, el aprendizaje debe integrarse a la acción, así como el análisis de la vivencia. Para lograr establecer sus nuevos hábitos, hay algunas estrategias que puede ir adecuando a partir de ese análisis para lograr mayor eficacia: La acción intencionada – Vaya poco a poco más allá de lo que acostumbra hacer, analice con atención su ejecución y pida comentarios que le ayuden a detectar si hay algo que modificar. Ir de menor a mayor rango de dificultad – Para aprender algo nuevo puede empezar con pequeños cambios experimentales que le vayan dando la seguridad necesaria para seguir avanzando. No se trata de hacer más, sino hacerlo con ingenio – El análisis del proceso le permite descubrir lo que no sirve o es redundante, para así encontrar formas más eficaces de ejecución. Encuentre sus métodos de aprendizaje – Explore distintas vías para adquirir los conocimientos que le interesan y se adecúen a sus necesidades. Abandone si ya no hay concentración – La práctica deja de ser efectiva si se pierde la atención. Pare, descanse, cambie de actividad y vuelva después. Es importante saber por qué quiere aprender – Tenga clara la razón del porqué y en qué quiere mejorar, y tenga la seguridad de que puede encontrar la mejor manera de hacerlo. “Siempre podemos seguir buscando formas de trabajar de manera más inteligente, ya sea individualmente o con otros. ” Analizar y aprender de los errores siempre le llevará a ser mejor. Los errores pueden ser un obstáculo si no los toma con una mentalidad abierta al crecimiento. Si no se evaden, el cerebro reacciona aumentando la atención para intentar corregirlos, pero si se abandona el intento, la reacción cerebral detendrá esos impulsos. Esto significa que el cerebro se entrena y, si cambia su forma de pensar, podrá incluso encontrar placer en el reto de rectificarlos. Marcelo Camberos, quien dirige una empresa de productos de belleza, afirma que su éxito nace de establecer como norma el reconocer y analizar los errores para así corregir el rumbo de su empresa. Los errores son de distintos tipos. Los hay resultado de una distracción, de falta de información, los que suceden al intentar hacer algo desconocido y los que conllevan un gran peligro. Para evitar estos últimos se requiere hacer un análisis profundo y probar distintas estrategias para evitar que sucedan o se repitan. En todo caso, lo importante para su crecimiento es tomar la oportunidad de aprender de ellos. “Los errores pueden ser una fuente de asombro, exploración, relaciones más profundas, risas y alegría en la vida, pero es posible que necesitemos transformar nuestra mentalidad para verlos de esta manera. ” Hay que recurrir a nuevos hábitos y estrategias para mantener el estado mental de crecimiento. Cuando usted es consciente del objetivo detrás de su necesidad de aprender, surge de su ser la voluntad para construir y alimentar su nueva mentalidad, propulsada por sus ideas, sus rutinas y las relaciones con su comunidad. Al saberse capaz de evolucionar, enfrentando cualquier cambio y desafío de aprendizaje, irá definiendo su identidad y su proyecto de vida, eliminando las supuestas limitaciones que antes creía inmutables. Las rutinas que va instaurando refuerzan su propósito, y las relaciones con su comunidad le proporcionan, entre otras cosas, apoyo, consejo, recursos y redes. “Para crear una comunidad eficaz, piensa con quiénes quieres desarrollar relaciones cercanas y fomenta la confianza, la pertenencia y la colaboración con ellos”. Cuando se aprende colectivamente, el beneficio impacta a todo el grupo. Cuando se aprende que el éxito se obtiene produciendo incesantemente, compitiendo con los demás y no a través de la colaboración, se puede quedar atrapado en una serie de hábitos que le impiden parar y distinguir lo que en verdad importa. La cultura que obliga a enfocarse solo en la producción inmediata no permite avizorar las múltiples formas en que se podría actuar. Para cambiar la mentalidad de su organización requiere, primero, aceptar que las capacidades humanas se desarrollan y no son estáticas, y crear estrategias que apoyen las dos áreas necesarias para crecer, que son aprender y hacer. Si establece una estrategia de educación continua, colectiva e inclusiva como la cultura de su organización, le estará dando a todos sus integrantes, usted incluido, oportunidades de crecimiento, creatividad, confianza en su proyecto y sentido de pertenencia profundos, lo que redundará en una mayor productividad centrada en objetivos claros y, por lo tanto, un gran rendimiento. “Al existir más variedad de personas que se expresan, nos beneficiamos de más variedad también en cuanto a conocimientos y perspectivas, lo que genera ideas más informadas y creativas, un mejor rendimiento y un balance final más sustancioso. Establezca una estrategia adecuada al objetivo de su organización. Existen muchas propuestas funcionales para implementar sistemas que impulsen a mejorar aprendiendo. Por ejemplo, reunir alrededor de un objetivo común a personas provenientes de distintas áreas laborales o incluso geográficas, que pueden ofrecer perspectivas e ideas que un grupo homogéneo no alcanzaría a ver. Así sucedió con un equipo de estudiantes de diversas carreras de Stanford, formado bajo el programa enfocado en las personas llamado Design Thinking, y reunido para diseñar una incubadora para bebés prematuros de bajo costo para zonas rurales. El equipo llegó a patentar y lanzar la incubadora bajo el nombre de Embrace, logrando un impacto real. Entonces, para cumplir con el propósito de su organización, ya sea un hotel o un centro de investigación, siempre recuerde el efecto final que su trabajo tiene en las personas. Esto promueve una conexión emocional en quienes integran su equipo y fortalece el proceso de búsqueda de estrategias para lograrlo de la mejor manera. Es deseable contar con asistencia experimentada para la formación de estos equipos, pero también puede construir colectivamente el sistema que sienta que es más apropiado, teniendo en cuenta que el proceso es paulatino. Una técnica útil es centrarse en un objetivo específico e ir explorando opciones de todo tipo, ideando propuestas, incluso absurdas, sin detenerse a juzgarlas, para después analizarlas y decidir cuáles podrían ser el inicio de una línea de investigación más seria. Este tipo de actividades generan confianza tanto en el trabajo a realizar como entre las personas participantes. “Siempre y cuando tu equipo trabaje en conjunto para aprender y cocrear, con una mentalidad de descubrimiento y de probar ideas nuevas, y con normas y procesos encaminados hacia ese fin, tienes un componente básico para una cultura de aprendizaje. ” La colaboración siempre resulta en mejores relaciones dentro y fuera del trabajo. La creencia de que la competencia es la única manera de descollar hace que las organizaciones, con y sin ánimo de lucro, se mantengan aisladas en lugar de cooperar con otras que comparten objetivos. Se compite por recursos, se esconde información y se da preferencia a la autoprotección en lugar de procurar alcanzar los objetivos de su misión en conjunto. Pero la colaboración es fundamental para el crecimiento. Su desafío como líder es centrar a la colectividad sobre el individuo para fortalecer a ambos. Establezca y comparta tanto objetivos como reglas con total claridad, sin dar nada por sentado. Cuando se aprende en colectivo se generan muchos beneficios. Las capacidades aumentan con los nuevos conocimientos, lo que empodera a las personas; se fomenta la confianza y la pertenencia al compartir el aprendizaje y saberse escuchados, sabiendo que sus contribuciones son tomadas en cuenta y ayudan a identificar nuevas rutas para alcanzar los objetivos. Todo esto eleva el rendimiento de su equipo, pero también fortalece las relaciones entre las personas. “Crear seguridad psicológica implica hacer explícito lo implícito, poner atención a la hora de declarar los principios y comportamientos deseados. ” Un buen líder procura el crecimiento constante de su equipo. Algo fundamental en un equipo es el generar confianza, hacia usted como líder y de su parte hacia los demás. El compartir ideas y opiniones entre usted y los trabajadores de todos los niveles laborales, impulsa la mentalidad y creatividad colectivas. Sin el afán de control, su liderazgo inspirará un ambiente en el que todo el personal pueda ser proactivo al colaborar, porque se siente incluido en el desarrollo de la empresa y será cada vez más natural para todos aprender al mismo tiempo que se hace el trabajo. Para lograr esa transformación mental, usted como líder necesita no solo inducir el aprendizaje y la acción, sino guiar cómo hacerlo procurando las herramientas, como por ejemplo ayudar a establecer nuevos hábitos, sugerir cursos, encuentros, juegos, lecturas, cine o investigación, así como establecer claramente el objetivo que dirigirá los esfuerzos colectivos y dar comentarios e indicaciones explícitas, pero siempre escuchando a los demás. Así, creará la sensación de pertenencia a un grupo que quiere estar en constante aprendizaje y que se apoya mutuamente. Pero tenga en cuenta que lo que es aún más importante es que usted sea ejemplo visible de lo que predica, alguien que aprende constantemente incrementando sus habilidades, que no teme cometer errores y que los soluciona con la ayuda de todos, que propone e implementa acciones colectivas que van transformando la cultura mental de toda la organización. El crecimiento de cada una de las personas que la componen expande el crecimiento del grupo. “Los líderes de cualquier nivel deben crear relaciones, entornos, estructuras y sistemas de apoyo que permitan a los empleados entusiasmarse con lo que hacen y comprometerse con los demás tanto en el aprendizaje como en la ejecución”. Una organización que no deja de aprender mientras produce cambia las vidas que toca. Usualmente, las acciones resultan de los hábitos adquiridos. Al desarrollar nuevos hábitos, tiene que reforzarlos hasta ser asimilados para así provocar conductas diferentes en las dos áreas. Para ello se necesita práctica, análisis y reajuste. Cuando encuentre lo que le da el mejor resultado, al pasar del área de aprendizaje a la de la acción, tendrá concentración total y podrá rendir al máximo. Recuerde que es fundamental cambiar la forma en que se ven y hacen las cosas para salir de la programación predeterminada por el sistema que mantiene a la sociedad dentro de la rueda de la producción interminable. Al cambiar su mentalidad no solo cambia su vida sino la de quienes le rodean. Como persona y como organización, adquiere nuevas habilidades, sensaciones de asombro y curiosidad, seguridad en sí mismo, más entendimiento de los demás, con los que tiene mejores relaciones e, incluso, consigue una mejor salud mental y física, y todo esto se extiende como beneficio para su comunidad. “Pensar en los desafíos del mundo puede resultar abrumador, en parte porque la humanidad ha sido engañada por la paradoja del rendimiento y está en gran medida atrapada en la ejecución crónica. Pero, una vez que aprendemos a salir de ahí, podemos sentirnos optimistas, ingeniosos y capaces de tomar medidas para contribuir al cambio”. Al centrar la misión de su organización en las personas, que siempre son sus usuarias finales, y con una escucha atenta tratar de comprender la diversidad de pensamientos, filosofías y experiencias, podrá empatizar y descubrir los puntos de unión como humanidad dentro de las divergencias. De esta manera, puede comunicar y contribuir más efectivamente a encontrar respuestas y soluciones a los problemas del mundo desde su esfera de influencia. Sobre el autor Eduardo Briceño es conferencista y asesor internacional enfocado en crear una cultura de aprendizaje para el mejor rendimiento. Ha ofrecido dos TED Talks sobre el tema y está integrado al Salón de la Fama de la Felicidad.