Olas de calor, climas extremos y educación

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Por Karina Fuerte Escribo estas líneas mientras mi computadora marca 37 °C (con sensación térmica de 40º), una humedad del 35 % y «mala» calidad del aire con una «alta» concentración de polen. Aunque la temperatura esté casi en los 40 grados, en un par de días la temperatura descenderá hasta los 20 °C debido a que se espera la llegada de un ciclón tropical. Así hemos estado en las últimas semanas: días con temperaturas que oscilan entre los 40 y 45 grados, seguidos de fuertes lluvias, viento y hasta granizo. Este no es un fenómeno aislado de Monterrey ni de México, está pasando en todo el mundo y es preocupante. El fenómeno meteorológico conocido como El Niño ha traído consigo sequías, temperaturas extremas y fuertes lluvias e inundaciones en diversas partes del mundo. Si además de las altas temperaturas agregamos que muchos de estos países están registrando sequías importantes, la situación es todavía más preocupante. El derecho a la educación ya se está viendo afectado por los efectos del cambio climático. Un informe de la UNESCO, publicado en junio del 2023, advertía que «los efectos del cambio climático han dejado de ser emergencias aisladas para convertirse en la nueva norma mundial». Desafortunadamente, muchas personas (especialmente las más vulnerables) tendrán que desplazarse debido a los efectos de las olas de clima extremo. Un estudio del 2017 ya advertía sobre este problema, indicando que hasta un 75 por ciento de los habitantes del planeta podrían enfrentarse a olas de calor mortales para el 2100, a no ser que las emisiones de carbono disminuyan. Este es un problema que estamos normalizando cada vez más, como si fuera inevitable. «Las olas de calor mortales son muy comunes. No sé por qué como sociedad no estamos más preocupados por los peligros», afirma Camilo Mora, profesor de la Universidad de Hawái en Manoa y autor principal del estudio, para National Geographic. «La ola de calor europea de 2003 mató a aproximadamente 70.000 personas. Eso es más de 20 veces el número de personas que murieron en los ataques del 11 de septiembre». En el caso de México, este año la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha tomado diversas medidas debido a las altas temperaturas que se han registrado en todo el país. Estas medidas van desde modificar los horarios escolares para evitar golpes de calor, implementar clases totalmente en línea, hasta concluir antes de tiempo el ciclo escolar, adelantando las vacaciones debido a las altas temperaturas. Y es que las altas temperaturas no solo nos afectan físicamente (sudoración, deshidratación, dolor de cabeza, etc.), el calor también impacta en nuestro cerebro. El calor extremo nos distrae, nos «derrite las neuronas», afecta incluso el sueño y por ende, el descanso. «Las altas temperaturas confunden al hipotálamo y se produce una hiperexcitación del cerebro, por lo que nos cuesta más conciliar el sueño», señala un artículo publicado en TecScience. No sé ustedes, pero a mí me está afectando muchísimo el calor. Estoy más distraída de lo normal, me costó muchísimo escribir este mensaje, simplemente no me podía concentrar. Y no era que tuviera distracciones, me costó porque estoy agotada, este calor me agota. El calor extremo es agotador y peligroso para nuestra salud. Pero sé que no soy la única a la que le pasa esto y que no es nuevo. El año pasado mi compañera Paulette Delgado publicó un texto sobre cómo el calor afecta nuestro desempeño. Yo misma publiqué hace un par de años un mensaje editorial con la misma temática. No es un déjà vu, es desafortunadamente nuestra nueva realidad. Pero ya no les quiero provocar más ansiedad climática (y mi cerebro no da para más). Cierro aquí este mensaje, pero me gustaría conocer su experiencia, cómo lo han vivido desde sus aulas, casas y lugares de trabajo. ¿En tu ciudad están pasando también por una ola de calor extremo? ¿Cómo lo llevan tus estudiantes? ¿Qué dicen al respecto, hablan de ello en clase? ¿Cómo lo llevas tú? Karina Fuerte: Editora en jefe, Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación