Francisco Villa, comandante en jefe de la División del Norte, murió en Hidalgo del Parral, Chihuahua, el 20 de julio de 1923 y a partir de ahí, Pancho Villa se convirtió en leyenda. Villa es uno de los mexicanos más conocidos en el mundo, la fascinación que generan sus hazañas, la inteligencia que mostró con su estrategia militar y el valor a toda prueba que siempre mantuvo, le hicieron un referente que sostiene un sitio en la historia no solo de México sino del mundo, hasta nuestros días. Aunque el rastro de este personaje histórico mexicano se puede observar en diversos lugares del país, es en el estado de Chihuahua en donde vive su huella más representativa. A continuación repasamos algunos de los sitios en donde se mantiene su huella. Villa cuyo verdadero nombre fue José Doroteo Arango Arámbula, nació el 5 de junio de 1878, en el Rancho La Coyotada, en el municipio de San Juan del Río, Durango. Sus padres fueron Agustín Arango y Micaela Arámbula; desde pequeño trabajó como peón en la hacienda de Agustín López Negrete, hasta el año 1894, pero tuvo que huir después de disparar y herir de gravedad a uno de los hijos de los dueños de la hacienda donde trabajaba, en represalia por el ultraje de su hermana. Ciudad Juárez y su historia revolucionaria Más adelante, el 10 de Mayo de 1911, los generales Pascual Orozco y Francisco Villa al frente de 3 mil 500 hombres, tomaron por las armas a Ciudad Juárez para consolidar el movimiento revolucionario en el norte de México y propiciar la caída del régimen de Porfirio Díaz. Ciudad Juárez cuenta con un magnífico museo en el edificio de la antigua aduana fronteriza, dedicado a la Revolución Mexicana. El edificio y el museo fueron restaurados en 2010 con motivo del centenario del inicio de la Revolución Mexicana. En este recinto también se celebró en octubre de 1909, la reunión de los mandatarios de México Porfirio Diaz y de los Estados Unidos William Taft. Sin conocerse a ciencia cierta lo tratado en esa reunión. Lo cierto es que a partir de esa fecha, se notó un gran distanciamiento entre los gobiernos de México y de Estados Unidos. Cuando Villa fue gobernador provisional del estado de Chihuahua (1913 -1914) compró el solar a su propietario Nicolás Saldívar y lo mandó reconstruir, ya que la propiedad había sido utilizada como rastro. Aquel espacio se convirtió en la casa habitación del matrimonio Villa-Corral. En Chihuahua capital, la propiedad del matrimonio Villa-Corral a la muerte de Doña Luz, que sobrevivió al general hasta 1981, se la donó el Ejército Mexicano para que la convirtiera en el Museo de la Revolución Mexicana. Ya que se trataba de una amplia construcción que contaba con espacios suficientes hasta para albergar a la tropa en la parte posterior. El museo aún recibe incontables visitantes quienes pueden apreciar que se conservan muebles y enseres que pertenecieron a Doña Luz, en el primer piso. Mientras que el segundo piso está dedicado completamente al movimiento revolucionario. En el patio se resguarda el automóvil que manejaba Francisco Villa el 20 de julio de 1923, cuando sufrió la emboscada que le costó la vida en Hidalgo del Parral. Por otro lado, en el Parque Revolución se mantiene el mausoleo que el mismo Francisco Villa mandó construir, para que depositaran sus restos, solo que nunca ha sido utilizado ya que tras su muerte fue sepultado en el camposanto de Parral y posteriormente fue exhumado para trasladar sus restos al Monumento de la Revolución ubicado en la ciudad de México.