Prácticas funerarias de la cultura lajollana en Baja California

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La cultura lajollana (nombre proveniente del topónimo La Jolla) se extendió desde la costa norte de Baja California hasta la costa sur de California, en un periodo que va de 8 mil a 1300 años antes del presente. En trabajos recientes de salvamento arqueológico realizados por el INAH cerca de la ciudad de Ensenada los arqueólogos, quienes trabajaban en la excavación de 24 campamentos de grupos cazadores-recolectores-marisqueros, hallaron una forma de enterramiento que no había sido catalogada antes para estos individuos. Estas inhumaciones guardaban una posición flexionada en decúbito ventral (bocabajo), la cual no se había documentado en el área noroccidental de Baja California. Si bien no se ha identificado algún simbolismo sobre la posición, su registro enriquece el conocimiento de las prácticas funerarias conocidas para la cultura lajollana. En este sentido, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en 2023 anunció el descubrimiento de una nueva variante de enterramiento dentro del patrón funerario lajollano, identificada en un salvamento arqueológico que permitió la recuperación de 20 contextos mortuorios. Los arqueólogos responsables del salvamento, Rubén García Lozano y Gengis Ovilla Rayo, detallaron que, en los trabajos en campo, desarrollados entre 2021 y 2022, se excavaron 24 campamentos de grupos de cazadores-recolectores-marisqueros. Con antigüedades que alcanzan el periodo Arcaico Medio (5,500 a 1,300 años antes del presente) y la Prehistoria Tardía (1,300 años a.p., al siglo XVIII en la región), esos contextos domésticos y rituales fueron excavados y documentados por un equipo de 11 arqueólogos y 48 trabajadores. En asociación con los numerosos restos de conchas marinas, producto del consumo humano, característicos de estos grupos nómadas y seminómadas, se localizaron los 20 contextos mortuorios citados: 16 corresponden a inhumaciones humanas, dos a cremaciones humanas y un par más a entierros de cánidos. Respecto a las inhumaciones humanas, los expertos precisaron que ocho guardaban una posición flexionada en decúbito ventral (bocabajo), la cual no se había documentado en el área noroccidental de Baja California; mientras que, de las ocho restantes, tres estaban flexionadas en decúbito lateral (de costado), dos semiflexionadas y tres indeterminadas. Se ha indagado que 14 de los 16 esqueletos corresponden a adultos quienes, junto con los dos infantes, fueron sepultados cerca de las áreas domésticas, y que algunos fueron cubiertos con piedras. Si bien no se ha identificado algún simbolismo sobre la posición en decúbito ventral, su registro enriquece el conocimiento de las prácticas funerarias conocidas para la cultura La Jolla, la cual se extendió desde la costa norte de Baja California hasta la costa sur de California, en un periodo que va de 8,000 a 1,300 años antes del presente. Sobre las cremaciones, los arqueólogos señalaron que estas se reconocieron por la presencia abundante de carbón y la evidencia de exposición térmica en huesos, los cuales corresponden a dos individuos. El par de contextos permite confirmar su liga con la tradición funeraria de la cultura yumana, introducida hace 1,300 años antes del presente en esta región de Baja California. Además de los contextos óseos, en los diversos frentes de trabajo se registraron alrededor de 300 vestigios de hogueras, a manera de acumulaciones de rocas, cada uno de los cuales fue retirado y resguardado, previo registro tridimensional con dibujo y fotografía. Próximos a los fogones se recuperaron herramientas y objetos de cultura material (cuchillos, raspadores, puntas de proyectil y ornamentos, entre otros), además de los citados restos arqueofaunísticos de conchas de abulón, mejillón, pequeños caracoles, placas de caparazones de erizo de mar, restos de peces y de mamíferos marinos y terrestres.