Se cumplen este día 157 años de la publicación del primer tomo de El Capital de Karl Marx, el único que fue publicado mientras el autor vivía. El Capital cuenta con dos tomos más que fueron publicados póstumamente. En El Capital están escritas las ideas de Marx acerca del capitalismo como modelo económico; libro que a pesar de tiempo de publicación aún sigue vigente, no por su predicción del fin del capitalismo, sino por la reflexión de los problemas que presenta el capitalismo dentro de sí mismo, entre los cuales destacan: - Crisis cíclicas y periódicas - Explotación laboral - El aumento de las brechas de desigualdad (el salario real de los trabajadores se mantiene sin cambios, mientras que los beneficios que obtiene el capitalista aumentan su valor en el tiempo) - La valorización de la vida humana basada en la productividad Por muchas décadas que pasen desde que se publicó por primera vez El Capital y por muchas veces que se le tache de obsoleto, una y otra vez vuelve al centro del debate. A sus venerables 157 años (se publicó por primera vez el 14 de septiembre de 1867), la «crítica de la economía política» tiene todas las virtudes de los grandes clásicos: estimula nuevas reflexiones con cada relectura y es capaz de ilustrar aspectos cruciales de nuestro presente, así como del pasado. Un gran mérito de El Capital es que nos ayuda a situar los acontecimientos del momento actual en la perspectiva histórica adecuada. El famoso escritor italiano Italo Calvino decía que una de las razones por las que un clásico es un clásico es que nos ayuda a «relegar los acontecimientos actuales al rango de ruido de fondo». Tales obras plantean las cuestiones esenciales que no se pueden eludir para comprenderlas adecuadamente y abrirse camino a través de ellas. Por eso los clásicos siempre se ganan el interés de las nuevas generaciones de lectores. Siguen siendo indispensables, a pesar del paso del tiempo. Esto es precisamente lo que podemos decir de El Capital, 157 años después de su primera publicación. De hecho, se ha vuelto aún más poderoso a medida que el capitalismo se extiende por todos los rincones del planeta, y se expande a todas las esferas de nuestra existencia. Tras el estallido de la crisis económica en 2007-8, el redescubrimiento de la obra magna de Marx fue una verdadera necesidad, casi una especie de respuesta de emergencia a lo que estaba ocurriendo. Si la gran obra de Marx había caído en el olvido tras la caída del Muro de Berlín, proporcionaba claves aún válidas para comprender las verdaderas causas de la locura destructiva del capitalismo. Así, mientras los índices bursátiles mundiales quemaban cientos de miles de millones de dólares y numerosas instituciones financieras se declaraban en quiebra, en pocos meses El Capital vendió más ejemplares que en las dos décadas anteriores. Lástima que el renacimiento de El Capital no se cruzara con lo que quedaba de las fuerzas de la izquierda política. Se engañaron pensando que podían retocar un sistema que cada vez mostraba más su irreformabilidad. Cuando llegaron al gobierno, adoptaron leves medidas paliativas que no hicieron nada para mitigar las desigualdades socioeconómicas cada vez más dramáticas y la crisis ecológica en curso. Los resultados de estas decisiones están a la vista de todos. Pero el actual renacimiento de El Capital responde a otra necesidad: la de definir -también gracias a un cúmulo de estudios recientes- cuál es exactamente la versión más fiable del texto al que Marx dedicó la mayor parte de su labor intelectual. Se trata de una cuestión sin resolver desde hace mucho tiempo, derivada de la forma en que Marx elaboró y perfeccionó su estudio.