"Un día a la semana" para postdoctorados ayuda a llevar al mercado las invenciones de investigación del MIT

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Por Andrew Clark Ronan McGovern, un postdoctorado en el Departamento de Ingeniería Mecánica del MIT, ha estado trabajando en una forma innovadora de importar cerveza. Su enfoque permite que la cerveza extranjera llegue a nuestras costas más fresca que nunca, algo que podría cambiar para siempre la forma en que se envía la cerveza. En concreto: en lugar de enviar cerveza en botellas, como se hace normalmente, McGovern ha creado un sistema que permite que la cerveza se transporte en barriles refrigerados con un 20 por ciento de alcohol por volumen, lo que ralentiza la oxidación y el crecimiento microbiano. El secreto del enfoque, según McGovern, es un tipo especial de filtración que permite eliminar una porción de agua de una cerveza, al tiempo que conserva el sabor, el aroma, el alcohol y los minerales del agua de origen que son fundamentales para el sabor de la cerveza. Es un enfoque con el potencial de mejorar la calidad de las cervezas importadas y reducir el combustible requerido para el transporte. Con la ayuda del Programa de Becarios Traslacionales (TFP) del MIT, McGovern ha podido centrarse en otro aspecto del desarrollo de su tecnología: el lado comercial. "Esta ha sido la vía perfecta para permitirme dedicar tiempo a los aspectos comerciales", dice McGovern, presidente de Sandymount Technologies. El programa proporciona fondos para que los postdoctorados trabajen un día a la semana durante un año, lo que les permite centrarse en llevar al mercado tecnologías que se originaron a partir de su investigación en el MIT. Este es el tercer año del programa, que fue creado por Yoel Fink, director del Laboratorio de Investigación de Electrónica (RLE) del MIT. Lanzado inicialmente como un programa semilla en 2013 con cinco postdoctorados, el programa creció a un piloto de 16 en 2014. El programa 2015-16 estará abierto en todo el campus, y tiene como objetivo aumentar a 50 becarios con el apoyo de la Iniciativa de Innovación del MIT y en estrecha colaboración con el Servicio de Mentoría de Riesgo del MIT. Durante el transcurso de su programa, los postdoctorados de TFP participan en una serie de actividades destinadas a construir el valor comercial de su empresa y conectarse con el rico ecosistema emprendedor del MIT. Identifican y desarrollan mercados para su tecnología, forman un equipo, crean un plan de negocios y comienzan a recaudar fondos. La fecha límite de solicitud de este año para el programa es el 30 de septiembre. Para calificar se requiere una carta de nominación del supervisor del postdoc. Los becarios del programa disfrutan de muchos beneficios. McGovern, por ejemplo, ha dedicado mucho tiempo a relacionarse con sus clientes potenciales, los cerveceros, centrándose en la creación de un modelo de negocio. Para él, la TFP era una opción atractiva porque le permitía trabajar en la identificación del camino hacia el valor comercial mientras continuaba trabajando en su investigación. "La TFP proporcionó flexibilidad para las actividades orientadas al mercado, en las que normalmente no podría participar", dice McGovern, quien también ha trabajado con VMS y el Martin Trust Center para desarrollar el lado comercial de su proyecto. "Esto no sería posible con ningún otro programa". Carlos Castro-González, otro becario de TFP que también es becario M+Visión del Madrid-MIT, está dedicando su tiempo a Leuko, un proyecto que se centra en la imagen biomédica, ya que está trabajando en la creación de un dispositivo no invasivo para medir la concentración de glóbulos blancos. El dispositivo puede proporcionar una medición directa de la fuerza del sistema inmunitario y, en el futuro, ayudar a personalizar el tratamiento de quimioterapia para pacientes con linfoma. Para Castro-González, uno de los mayores beneficios del programa fue la tutoría que recibió. Esta orientación le ayudó a obtener dos subvenciones comerciales, de la Fundación Coulter y del Centro de Tecnologías Futuras en la Atención del Cáncer, centradas en convertir su investigación en un producto clínicamente aplicable. "El programa nos ayuda a conectarnos con el ecosistema emprendedor del MIT", dice Castro-González, quien ha estado involucrado en la investigación de su tema durante casi dos años. "Esa exposición ha transformado mi perspectiva sobre cómo identificar riesgos técnicos y comerciales para mi investigación, probar hipótesis comerciales o entrevistar a clientes potenciales. Todos estos aspectos ahora ayudan a informar cómo establezco las prioridades para mi empresa". En otro proyecto, su compañero Corey Fucetola estudió cómo transferir sustratos de silicio con patrones de espesor submicrométrico de un portador a un sustrato receptor con el objetivo de permitir circuitos integrados de ultra alta densidad. Ha desarrollado una técnica para separar estas membranas ultrafinas de un soporte sin romperlas, lo que aborda una limitación fundamental a la que se enfrenta la industria de los semiconductores en la actualidad. "En los dos años que llevo como becaria traslacional, mi equipo ha crecido de tres a siete; hemos identificado a nuestro cliente principal para el que hemos demostrado la viabilidad técnica; y desde entonces hemos ampliado la capacidad de obleas de cuatro pulgadas, nada de lo cual habría sido posible sin el apoyo de la TFP", dice Fucetola. Más recientemente, Fucetola y su equipo recibieron una subvención de Deshpande Ignition y están en el proceso de producir su tecnología. Para Fucetola, la TFP es algo más que permitir circuitos integrados tridimensionales. "El programa nos ha ayudado a traducir nuestra investigación de la ciencia fundamental a una tecnología práctica con importantes oportunidades comerciales", concluyó.