Ya empezó

foto-resumen

En escritos académicos sobre el futuro, o prospectiva, se invita a inventar destinos hipotéticos, pero con cierto método, como el que propone el Instituto Europeo de Prospectiva Estratégica (Prospektiker). El modo más elemental es escoger varios elementos y simular lo que pasaría en diferentes escenarios (escenario quizá no sea la mejor palabra, pero su uso frecuente ya la legitimó). Los expertos sugieren proponer al menos tres alternativas que permitan a los lectores hacer comparaciones y, si el asunto es crucial, los apoye a tomar decisiones. El tema es la política educativa del gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum Pardo a partir de ayer. Los módulos para el análisis son la administración, política sindical y laboral, pedagogía y aprendizaje (incluye programas y textos) y financiamiento. Los escenarios serán el valioso, su opuesto, el sombrío y el probable, dadas las condiciones en que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador deja al sistema escolar, en particular a la educación básica. La narrativa es en tiempo pasado, idear que se observa al final del sexenio. Una educación de valor. La nación se sorprendió. A pesar de los malos presagios, el secretario de Educación Pública tomó en serio la consigna de que el gobierno fuera el rector de la educación. Sin romper con las facciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, a partir de 2025, comenzó una reestructura administrativa. Se transformó la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y (los) Maestros, con facultades y normas que evitaron su colonización por los fieles del SNTE. Sin aspavientos, dio de baja el marco curricular comunalista y regresaron los libros de texto por materias, con avances didácticos para fortalecer el aprendizaje de los alumnos. Con todo y la debilidad de las finanzas públicas, hubo incrementos en el presupuesto para la educación, más recursos para formación y actualización de maestros (con innovaciones para mejorar su preparación) y se canalizó más dinero para zonas deprimidas. Para 2030, el sistema escolar mostraba un avance modesto, pero significativo en calidad y equidad. La sombra del pasado. En cuanto arribó el nuevo equipo al frente de la SEP, las facciones del SNTE, en especial los militantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación avanzaron en la recolonización del gobierno de la educación básica. Se apoderaron del organismo que sustituyó a la Usicamm, neutralizaron a la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación. Machacaron sobre el plan de estudios de agosto de 2022 y los libros de texto cargados de ideología y sin mucha didáctica. Más pérdida de aprendizajes. Siguió la austeridad republicana y les bajaron presupuestos para la educación; se estancó el monto de las becas y se redujo su número. Al final del sexenio, el tercer secretario de Educación Pública no pudo ocultar el fracaso, aunque dijo que la calidad de la educación mexicana era igual que la de Finlandia. Ceteris paribus. Con todo y que la Presidenta y el funcionariado de la SEP anunciaron continuidad con la política de la Cuatroté, no pudieron frenar los embates de las facciones del SNTE; los seguidores de Cepeda Salas apostando por la obediencia, pero a cambio de ventajas, los maestros de la CNTE siguieron con luchas callejeras. Terminaron con la Usicamm y colonizaron el gobierno de las dependencias de educación estatales, pero no hicieron nuevos planteamientos pedagógicos. La consistencia del sistema escolar, las estructuras, mitos y tradiciones instituidos desde la fundación de la SEP resultaron demasiado pesados. Las protestas de los docentes por los bajos salarios, los presupuestos, aunque crecieron año con año, fueron insuficientes para hacer frente a los desafíos. Al final del sexenio, el sistema no mostró avances importantes en calidad ni en equidad. No hay certeza, es casi seguro que haya combinaciones complejas de esos tres escenarios. Sin embargo, cada lector puede escoger el que le parezca más probable.