La neuroeconomía es una disciplina que estudia cómo el cerebro humano procesa información y toma decisiones de tipo económico. La neuroeconomía es una disciplina reciente, que toma elementos de diversos campos de estudio tales como: economía, psicología, neurociencia y economía del comportamiento. Su objetivo principal es estudiar cómo las personas toman decisiones relacionadas con la economía. Para ello, alejándose del supuesto clásico de economía de que los agentes son racionales y toman decisiones óptimas tomando en cuenta la información disponible. Origen La neuroeconomía tiene su origen en Estados Unidos, como una respuesta al hecho evidente de que muchas personas parecen tomar decisiones económicas no racionales. Existen otros factores como emoción, intuición, sentimientos, apatía, etcétera, que pueden influir de forma decisiva en las decisiones que toman las personas. Cómo funciona La neuroeconomía estudia el cerebro, el comportamiento humano y la toma de decisiones. Todo ello, a través de una mezcla de diversas disciplinas tales como: economía, psicología, economía conductual, etcétera. En la actualidad, tanto la Economía Conductual como la Neuroeconomía se están ocupando de incorporar los conceptos neuropsicológicos al análisis económico, disciplina esta última bastante bombardeada por el análisis matemático durante el siglo XX, quedando bastante alejada de sus comienzos de la mano de Adam Smith y los clásicos. La Economía Conductual (o del Comportamiento) es la combinación de Economía con Psicología, y principalmente se desarrolla en torno a tres cuestiones: Racionalidad limitada de los seres humanos, consecuencia de las limitaciones cognitivas del hombre, que limita su capacidad para resolver problemas. Voluntad limitada de los seres humanos, que se encuentra cuando los agentes económicos toman decisiones que no son acordes con sus intereses en el largo plazo. Intereses limitados, por los que en ocasiones los seres humanos toman decisiones económicas en las que sacrifican sus propios beneficios en pro de ayudar a otros. Por el otro lado, la Neuroeconomía es una moderna rama de la economía, combinación de Neurociencia, Economía y Psicología, con el objeto de analizar el cerebro de los individuos cuando evalúan decisiones y categorizan riesgos y recompensas, entre otros aspectos de la toma de decisiones. Algunas de sus ideas-fuerza son: Las zonas del cerebro de la racionalidad no pueden funcionar aisladas de las zonas de regulación biológica-emocional. Los dos sistemas se comunican y afectan la conducta en forma conjunta, y consecuentemente, el comportamiento de las personas. Más aún, el sistema emocional (la zona más antigua del cerebro) es la primera fuerza que actúa sobre los procesos mentales, por lo tanto determina el rumbo de las decisiones. La toma de decisiones de consumo no es un proceso racional. Es decir, los clientes no examinan conscientemente los atributos de un producto o servicio para adquirirlo. En la mayoría de los casos, el proceso de selección es relativamente automático y deriva de hábitos y otras fuerzas metaconscientes, entre las cuales gravitan la propia historia, la personalidad, las características neurofisiológicas y el contexto físico y social que nos rodea. En síntesis, Neuroeconomía y Economía Conductual hoy buscan introducir en el análisis económico la verdadera racionalidad humana al tomar decisiones económicas, y no la ficticia del homo economicus hiper-racional que se ha usado tradicionalmente, por comodidad metodológica, en la teoría económica moderna. De hecho, cuando se revisa la trayectoria del desarrollo teórico de la economía, se encuentra que precisamente han sido los componentes psicológicos del comportamiento humano los que han sido más simplificados y casi extinguidos de los paradigmas dominantes en economía. Psicología, Neuropsicología y Economía No siempre la Psicología (hoy Neuropsicología) fue olvidada por la Economía, de hecho durante el período clásico, la economía tuvo una estrecha relación con la psicología, prueba de ellos son las obras de Adam Smith (1723-1790), Teoría de los Sentimientos Morales, texto que describe los principios psicológicos del comportamiento individual, y los textos de Jeremy Bentham (1748-1832), quien escribió ampliamente sobre la teoría de la utilidad, pero con bases psicológicas. Desafortunadamente, el distanciamiento entre los economistas y la psicología se evidencia en el desarrollo de la Economía Neoclásica, pues el interés era configurar a la economía como una ciencia natural, con hipótesis sobre el comportamiento humano que permitieran deducir el comportamiento económico. Se desarrolla a partir de este interés, el concepto del homo economicus con una entidad psicológica racional, aunque autores como Francis Edgeworth (1845-1926), Vilfredo Pareto (1848-1923), Irving Fisher (1867-1947) y John Maynard Keynes (1883-1946), siguieron haciendo referencia en sus obras a la relevancia del componente psicológico en las decisiones económicas del hombre. Las anomalías halladas en experimentos y observaciones de la realidad, pronto impugnaron algunas hipótesis dominantes sobre el hombre racional y la utilidad esperada. Conjuntamente, durante la década de los sesenta, la psicología cognitiva, de modo complementario a los modelos conductistas, empezaron a arrojar más luz sobre la verdadera psicología económica, de la mano de Amos Tversky y Daniel Kahneman (ambos premios Nobel), entre otros varios, comenzando a innovar con modelos cognitivos de toma de decisiones bajo riesgo e incertidumbre contra los modelos económicos tradicionales de comportamiento racional. Con información de seblaza.blogspot y Economipedia