¿Qué entendemos por desigualdad económica?

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Una definición rápida de la desigualdad económica sería decir que consiste en un reparto desequilibrado de riqueza y rentas económicas entre los miembros o grupos de una comunidad. Pero no vamos a enredarte con definiciones sobre economía. Preferimos ofrecerte algunos datos del informe Una economía al servicio del 1% de Oxfam Intermón: El 99% de la población mundial posee menos riqueza que el 1% más pudiente de la población del planeta. 3.600 millones de personas en el mundo poseían, en 2015, igual riqueza que 62 personas ricas. La desigualdad económica se traduce en una disponibilidad de recursos económicos muy dispar entre los individuos de la sociedad. Y con un reparto de riquezas tan discrepante, cada vez es mayor la brecha entre individuos ricos y pobres, y las oportunidades de unos y otros. ¡Pongamos más cifras a esta situación! ¿Cómo se mide la desigualdad? Tal y como se indica en el informe “Una economía para el 99%” de Oxfam Intermón, el método más conocido para su medición es el coeficiente de Gini: Si la puntuación es 0, es que existe una igualdad plena. Si la puntuación es de 1 (o 100), es que un único individuo lo posee todo. Es decir, que cuanto más pequeño sea el Gini menor es la desigualdad, y cuanto mayor sea este, hay un incremento de la desigualdad. Organismos como las Naciones Unidas o el Banco Mundial usan el coeficiente de Gini para valorar la desigualdad existente. Puedes consultarlo en la web de esta última institución. Origen y causas de la desigualdad económica Las diferencias entre los niveles de renta, capitales o patrimonio entre unas y otras personas es evidente, y aún peor, es cada vez más abismal, tal y como comprobaremos a lo largo del post. Pero ¿cuál es el origen de la desigualdad económica? No es fácil fijar un momento exacto en que unas comenzaron a ser más ricas y otras más pobres. Sin embargo, podemos encontrar el germen de la desigualdad económica en los inicios de la industrialización. Su llegada introdujo transformaciones sociales y económicas. Los beneficios y progresos de la era industrial no favorecieron por igual al conjunto de la sociedad ni todos los países tuvieron la misma capacidad de sacar rentabilidad a estos nuevos avances. ¿Imaginas por qué? Siete causas de la desigualdad económica No es cuestión de ingresos y capital. La desigualdad económica está asociada a otro tipo de desigualdades, y, juntas, aumentan el peligro de caer en la marginación. Las disparidades actuales son un obstáculo para los derechos y el bienestar de las personas, es decir, dificultan la justicia social. Impiden la movilidad social o el acceso a educación o sanidad en igualdad de condiciones. ¿Cuáles son las causas de la desigualdad económica? Veamos siete de ellas. La globalización Hace que la economía mundial esté más integrada y, por ejemplo, facilita prácticas como la externalización de los servicios. Esto provoca que las empresas puedan subcontratar a su personal en otras regiones, como los países en desarrollo, y demanden perfiles poco cualificados. El resultado es la eliminación de puestos de trabajo y la creación de otros con condiciones y sueldos deficientes. La irrupción de la tecnología Las nuevas tecnologías pueden crear una brecha profesional y salarial porque benefician las habilidades personales y contribuyen a la producción. De este modo: Aquellas personas que conozcan estas herramientas y sepan usarlas podrán aprovechar sus posibilidades porque se crean nuevos puestos laborales asociados a ellos (creación de aplicaciones móviles, community management, experiencias de realidad aumentada…). Habrá personas que pierdan su trabajo porque su labor podrá ser sustituida por nuevas tecnologías. En cambio, aquellas otras que desempeñan funciones no rutinarias, sino más creativas, no sufrirán este relevo. Como consecuencia de ello, los ingresos entre unas y otras personas serán muy desiguales. La distribución de la riqueza El Informe sobre la Desigualdad Global 2018 del Laboratorio sobre la Desigualdad Global nos explica cómo la desigualdad económica está vinculada a esta cuestión. Desde la década de 1980 se ha producido una transformación en la propiedad de la riqueza: ha pasado del ámbito público al privado. Esto ha provocado que en los países ricos la riqueza pública sea negativa o próxima a cero, mientras que la nacional (riqueza pública más privada) ha aumentado. Ahora las personas controlan más riqueza que los gobiernos, pues la riqueza privada neta, en la mayor parte de los países ricos, es del 400-700% del ingreso nacional. En cambio, se observa que la pública (activos menos deuda) ha menguado. El resultado es una menor capacidad de los gobiernos para enfrentarse a la desigualdad. Los empleos y salarios En este punto se agrupan varias cuestiones, como por ejemplo... Desigualdad de salarios según el nivel que se ocupa en la empresa. En la mayoría de los países los sueldos se incrementan de forma paulatina en toda la distribución salarial, sin embargo, se produce un incremento drástico dentro del rango superior de remuneración. Según el Informe Mundial sobre Salarios 2016/2017 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Europa, el 10% con mejor remuneración recibe cerca de lo que percibe el 50% con menor salario. Tendencia hacia la precariedad laboral. El informe ¿Realidad o ficción? La recuperación económica, en manos de una minoría, elaborado por Oxfam Intermón alerta de cómo la transformación del mercado de trabajo está afectando a la población. Encontramos una inclinación hacia el fomento de trabajos temporales (implican peores salarios y protección social), la merma de la negociación colectiva (favorece que las personas empresarias puedan reducir de forma unilateral los sueldos) o subcontratación de servicios (las personas contratadas por este sistema perciben un 31% menos). Situación de la mujer en el mundo laboral. En dicho informe se explica que las mujeres se encuentran en una situación más vulnerable. Ellas ocupan los puestos con peores sueldos (son mujeres, el 73,9% de la población española en este caso) y son contratadas a tiempo parcial o de forma temporal. Los sistemas fiscales Se tienden a sustentar las políticas públicas mediante las aportaciones de las personas trabajadoras y las familias, mientras que se busca reducir la fiscalidad a las personas pudientes y grandes compañías. Hay una persistencia de sistemas tributarios poco progresivos o concentrados en torno a las rentas del trabajo. En el caso de nuestro país, la recaudación procede: Un 12%, del impuesto de sociedades. Un 83%, del IRPF y el IVA. Si se mantienen los sistemas fiscales abusivos no es posible luchar contra la desigualdad económica. La evasión fiscal Es algo tan sencillo como no pagar los impuestos correspondientes. Y algo tan grave que pone en riesgo el acceso a los servicios básicos de toda la ciudadanía. Las personas adineradas y grandes empresas ponen en marcha complejas estructuras de planificación fiscal para evitar su desembolso. Los paraísos fiscales son un instrumento para la evasión fiscal: Son regiones con nula o escasa tributación y sin control o transparencia sobre las transacciones, lo que permite acrecentar los beneficios. Impiden que los estados puedan incrementar la recaudación e inversión en políticas sociales y ayudar de diferentes formas a personas, ya que las grandes fortunas y empresas emplean sociedades offshore con sede en estos paraísos para sortear el pago de impuestos (las filiales ubicadas en estas regiones perciben ingresos desde las otras sucursales). En el informe Guerras fiscales de Oxfam Intermón se cifraba en 100.000 millones de dólares la cantidad anual que los países desarrollados perdían por el uso de los paraísos fiscales por parte de las grandes compañías. También se señalaban los 15 países sede de los paraísos fiscales más agresivos (entre ellos, algunos ubicados en Europa, como los Países Bajos o Suiza, que ocupan los puestos número 3 y 4 del ranking) debido a su oferta de incentivos fiscales para seducir a inversores, como un bajo o ausente tipo nominal sobre el impuesto de sociedades o su desinterés por evitar la evasión fiscal. La escasez de políticas contra la desigualdad El desarrollo de políticas sociales y de igualdad favorecería una sociedad más inclusiva, y aumentaría la protección de las familias y colectivos más desfavorecidos evitando que vivieran en condiciones de vulnerabilidad o pobreza. Medidas para garantizar los derechos de los menores, la igualdad de las mujeres o la cooperación al desarrollo evitarían que aumentaran las diferencias entre los sectores sociales. ¿No crees que valdría la pena intentarlo? Going for Growth 2018, informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), señala que la desigualdad en España supera a la media del resto de los estados miembro (debido a la moderación de salarios y a la disminución de ingresos destinados a los segmentos de población más pobres) y ofrece algunas recomendaciones a nuestro país. Por ejemplo: Reducir la presión fiscal sobre los asalariados con sueldos bajos. Favorecer el acceso a la enseñanza superior y profesional. Disminuir la dualidad entre asalariados fijos y temporales. Estas son solo algunas de las causas que explican la desigualdad económica existente. Por desgracia hay muchas otras variables, y su efecto se deja sentir en personas anónimas o familias como la tuya. Por eso es tan importante concienciarse. Hay frases que pueden ayudarnos a reflexionar sobre las crisis actuales y hacernos cambiar de actitud. ¿Sabes cuáles son sus secuelas? ¡Te las contamos! Consecuencias de la desigualdad económica Inequidad en el acceso a sanidad, educación, alimentación, agua potable u otros bienes o servicios. Nuestro mundo es desequilibrado. Debemos encontrar formas de ayudar. ¡Porque esta desigualdad afecta al conjunto de la sociedad! Veamos algunos ejemplos de ello. Dificulta la lucha contra la desigualdad de género El informe de la OIT, Global Wage Report 2018/19: ¿Qué hay detrás de las brechas salariales de género?, se centra en la disparidad de salarios entre hombres y mujeres. Nos señala que: En prácticamente todos los países encontramos salarios desiguales entre los dos géneros. En el mundo, las mujeres perciben, de promedio, un 20% menos que los hombres. Aquellas empresas cuya mayo de obra es principalmente femenina presentan unos salarios más bajos. Por ejemplo, en Europa, las personas trabajadoras de empresas con perfiles productivos semejantes, cuya plantilla está compuesta mayoritariamente por mujeres, reciben 4.000 dólares (1 dólar = 0,88 euros) menos de salario que aquellas formadas por personal de diferente género. Además de la desigualdad salarial por cuestiones de género, nos hablan de la “disparidad por maternidad”, que conlleva que las mujeres madres trabajadoras reciban un sueldo inferior a aquellas que no lo son. La desigualdad económica, que se materializa, por ejemplo, en esta brecha salarial entre ambos grupos o la perpetuación de los roles de género (que consideran que deben ser ellas quienes se encarguen del cuidado del hogar y familiares, unas labores no retribuidas), se ha convertido en una poderosa traba para acabar con la desigualdad entre sexos y garantizar los derechos de las mujeres. Con una mayor equidad, el colectivo femenino podría fortalecerse a nivel económico, mejoraría su calidad de vida, se reforzaría su seguridad en la vejez mediante pensiones justas, o sería más autónoma e independiente con respecto al colectivo masculino. Genera condiciones de vida menos dignas En el informe Bajan los salarios, crece la desigualdad de Oxfam Intermón, se indica que en España hubo una caída del 6,1% en el salario medio entre los años 2008 y 2014, y que se observa una diferencia entre los sueldos más altos y más bajos en muchos países pertenecientes a la OCDE, que se viene manifestando desde 1990 en un incremento de cerca de un 20% en los sueldos del 1% que más percibe y una caída de los sueldos más bajos. Los sueldos son la principal vía de ingresos para las personas y familias. Con ellos cubren sus necesidades básicas y las de su familia. Pero ahora, disponer de uno, ¿implica vivir dignamente? Si los salarios no alcanzan para acceder a alimentación saludable, atender necesidades de salud, educación, vestimenta, vivienda o no impiden caer en la pobreza energética, ¿qué podemos pensar? Es un obstáculo para que colectivos vulnerables puedan contrarrestar los efectos del cambio climático El pequeño campesinado de muchas regiones del planeta solo cuenta con sus plantaciones domésticas como medio de vida. La agricultura y ganadería les permiten alimentar a su familia. Pero las temporadas de sequía y épocas de lluvia extrema merman sus cosechas y perjudican su ganado, y no cuentan con los medios económicos necesarios para adaptarse a los efectos del cambio climático. Impide luchar contra la pobreza Las Naciones Unidas indican que desde el año 2000 se ha conseguido reducir el índice de pobreza en todo el mundo, pero también nos da una cifra: Sigue viviendo bajo el umbral de la pobreza cerca del 42% de la ciudadanía del África Subsahariana. En las regiones en desarrollo, una de cada diez personas y sus familias sobreviven con 1,90 dólares al día. La desigualdad económica no permite un crecimiento económico inclusivo y, en cambio, ampara que colectivos vulnerables vivan en condiciones de pobreza y con ausencia de protección social. Sin acceso a empleos dignos, servicios básicos, exponiéndose a una dieta pobre o sin una vivienda decente se prolonga la exclusión y marginación social de personas y familias, y se las priva de sus derechos. ¿Por qué no encuentras tu manera de ayudar a quien más lo necesita y aportas tu granito de arena? Afecta a los más indefensos, los niños y niñas Según los últimos datos de Eurostat, relativos al año 2016, el colectivo infantil (26,4%) corría más peligro que la población total de sufrir pobreza o exclusión social (AROPE), en los países miembros de la Unión Europea. Algunos de los agentes que influyen en la pobreza de los niños y niñas son: La situación laboral de los progenitores. La composición del hogar. La efectividad de la actuación de los gobiernos (proporcionar servicios o apoyo a los ingresos). Además, este organismo recuerda que hay colectivos más vulnerables, como los migrantes. El indicador AROPE se define como la relación de la población en al menos una de estas tres circunstancias: Por debajo del umbral de la pobreza En condición de grave privación material En un hogar con un grado de trabajo bajo Los menores que crecen en condiciones de pobreza y exclusión social tienen menos oportunidades y un mayor riesgo de no poder abandonar esa situación. El objetivo de ayudar a los niños y niñas es la base de algunas ONG, pero tú también puedes encontrar maneras de ayudar a este colectivo. ¡Permitamos que su futuro pueda brillar! La falta de igualdad económica alimenta otro tipo de desigualdades y limita las libertades y derechos de los individuos, dificultando que podamos vivir en un mundo justo y ético. ¿Cuánto tiempo vamos a ignorarlo?