Adultos mayores en la era digital

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Por Laura García/Elizabeth Cruz No todas las personas tienen acceso a la tecnología digital, algunas por razones económicas o sociales, pero también por su edad. La incorporación de los adultos mayores ha sido paulatina, dependiendo del momento en el que tuvieron los recursos, la educación y el acceso a los medios digitales, lo que generó una desigualdad entre quienes tuvieron la oportunidad de apropiarse de las herramientas digitales a una edad más temprana, y los que comenzaron a usarlas más tarde. “Lo más común es el uso del celular, pero no a toda su capacidad. Se subutiliza, pues no se sabe cómo bajar aplicaciones o usar las que el celular tiene. También hay dificultades sobre el acceso a internet y todo lo que ello implica”, comenta la doctora Margarita Maass Moreno, investigadora del Proyecto LabCOMplex, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. Brecha Digital Estudios realizados por la doctora Maass revelan que los adultos más cercanos a los 60 años han tenido, en muchos casos, mayor acceso a la tecnología digital y a usarla para su trabajo o entretenimiento, mientras que los mayores de 70 años sienten el mundo digital tan lejano que no se han podido beneficiar de sus oportunidades. “Lo más común es el uso del celular, pero no a toda su capacidad. Se subutiliza, pues no se sabe cómo bajar aplicaciones o usar las que el celular tiene. También hay dificultades sobre el acceso a internet y todo lo que ello implica”, explica la académica universitaria, quien forma parte del Programa de Investigación Cibercultur@ y Desarrollo de Comunidades de Conocimiento. “Los adultos mayores no sólo deben lidiar con las brechas generacionales y de educación, sino también contra la mala conectividad que hay en algunas regiones.”

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Algunos tienen resistencia a usar y aprender estas tecnologías, pues no crecieron con ellas; sin embargo, hay otros que han tenido la oportunidad y han decidido aprender muchas veces de la mano de sus nietos, pues sienten menos confianza con sus hijos. Ese sector ha aprendido a usar aplicaciones para comunicarse con familiares que viven lejos y conseguir independencia; también a buscar información por sí mismos, realizar pagos a distancia, estudiar, leer libros, ver películas, comprar en internet e incluso usar redes sociales.