Publicado el 17 abr. 2022
Roberto Ulises Cruz Aguirre
Ensenada, Baja California, abril 17.- La enfermedad de Pierce, las enfermedades de la madera, el enrollamiento de la hoja de vid y más recientemente la de la mancha roja, así como la plaga del piojo harinoso, están presentes en los valles vinícolas de Baja California y representan los mayores riesgos fitosanitarios para vides y viñedos.
Por ello, en los últimos años el grupo de Fitopatología del CICESE ha estudiado aspectos de diagnóstico, caracterización y control de hongos, bacterias y virus que producen estas enfermedades, además de evaluaciones in vitro y en campo, así como la búsqueda de organismos para el control biológico de los patógenos que las ocasionan y de los insectos transmisores, como el piojo harinoso de la vid.
Este grupo está adscrito al Departamento de Microbiología del CICESE, y lo lideran tres investigadores principales: Rufina Hernández Martínez, en fitopatología (hongos, bacterias y nematodos), Jimena Carrillo Tripp, en el área de virología agrícola, y Edgardo Sepúlveda Sánchez, quien trabaja en el área de bacteriología.
La doctora Rufina Hernández informó que desde hace 15 años se realizan estudios sobre enfermedades de la vid en Baja California y Sonora, buscando en todo momento la colaboración con los Comités Estatales de Sanidad Vegetal, la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Alimentaria (SENASICA), la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), y con el apoyo de productores, tanto locales como de Sonora (ver nota).
Los casos más claros de enfermedades que ya están presentes en viñedos de Baja California, explicó la doctora Jimena Carrillo, son aquellas que provocan el enrojecimiento de las hojas, pues los síntomas en las plantas afectadas son muy claros.
Se trata de la enfermedad del enrollamiento de la hoja (GLD, o grapevine leafroll disease), y de la mancha roja (RBD, o red blotch disease), ambas provocadas por virus. Como algunos de los síntomas se pueden confundir con deficiencias minerales u otras afectaciones -señaló-, es muy recomendable que se tengan diagnósticos, de preferencia moleculares, y que sean confiables. “Esa fue una de las primeras tareas que tuvimos como grupo. En el laboratorio hemos establecido diagnósticos para los virus que están relacionados con estas enfermedades de importancia económica”.
Jimena ingresó al CICESE en 2018 y en ese momento era casi obvio que ya estaban presentes esas dos enfermedades en los viñedos de Baja California.
En el caso de la GLD, su presencia no se debe simplemente a una especie de virus. “Normalmente nos referimos a un complejo de virus, porque son dos, tres o cuatro especies diferentes que están interaccionando en una misma planta. Además, la presencia de una, dos o de las cuatro puede ser detonante para que se manifieste la enfermedad”.
Adicionalmente, en 2014 se presentaron las primeras infestaciones de viñedos en la zona costa de Baja California provocadas por el piojo harinoso de la vid (Planococcus ficus), el cual actúa como transmisor del complejo de virus que provoca la GLD.
“En Ensenada muy probablemente había virus de vid en nuestros viñedos, ya sea en ausencia o en presencia de piojo harinoso. Pero con la entrada del vector se vuelve una bomba de tiempo porque estas enfermedades se pueden dispersar rápidamente. Y si no se da un manejo adecuado el viñedo puede acabarse, hasta en 100 por ciento al cabo de cinco a 10 años de plantadas las vides”, consideró la Dra. Carrillo Tripp.
En México, el piojo harinoso se detectó primero en Sonora y se considera una plaga exótica; esto es, la población que llegó a Norteamérica provino de Egipto e Israel. Independientemente de que transmita o no la GLD, la presencia del piojo harinoso reduce la calidad del cultivo y perjudica las características organolépticas de los vinos, debido a la excreción excesiva de mielecilla por parte del insecto (que a su vez contiene una alta cantidad de carbohidratos, los cuales favorecen el desarrollo de microorganismos que generan enfermedades, y sirven de alimento a las hormigas, las cuales mantienen una relación simbionte con el piojo), a su alta tasa de reproducción, y debido a que infestan toda la planta, desde la raíz hasta el fruto.
Otro tema en el que trabaja este grupo de investigación en el CICESE es la enfermedad de la mancha roja. Jimena Carrillo indicó: “Esta es otra enfermedad que se considera todavía emergente, pues fue descubierta simultáneamente en California y Nueva York entre 2008 y 2012. Los síntomas son parecidos a GLD (afecta la calidad y maduración del fruto, reduce sólidos solubles -antocianinas y fenólicos-, y provoca la maduración irregular del racimo), pero no se asocia esta enfermedad a ese otro grupo de virus.
“Los insectos vectores que están reportados son la chicharrita de la vid (Erythroneura ziczac) y el periquito tricornudo (Spissistilus festinus), pero no tenemos idea en Baja California cuáles son. Sabemos es que aquí existe la enfermedad de la mancha roja; de hecho, fuimos los primeros en reportar el virus a nivel nacional, pero no sabemos qué vectores, si los hay, están presentes en Baja California y si pueden diseminar la enfermedad”, aseguró la investigadora.
Y agregó: “Otra de las cosas que sabemos con relación al virus de la mancha roja es que frecuentemente se encuentra coinfectando a las plantas, inclusive con aquellos virus asociados a GLD. Tenemos estudios preliminares que demuestran que diferentes variantes de este virus han entrado a Baja California”.
Otro trabajo que inició el grupo, agregó, y que se acaba de publicar a principios de marzo (1), es una aproximación a nivel muy básico para identificar virus del piojo harinoso. Es decir, no los virus que transmite el piojo de planta a planta, sino aquellos que pueden infectar al piojo. Esto puede considerarse un primer paso para desarrollar, a largo plazo, un tratamiento de control biológico o biotecnológico para el control del piojo harinoso, con un enfoque desde la virología.
La búsqueda de organismos para el control biológico del piojo harinoso de la vid también lo aborda la doctora Rufina Hernández. Para ello, en su laboratorio, están integrando una colección de hongos entomopatógenos (capaces de causar una enfermedad al insecto plaga), principalmente del género Metarhizium, así como cepas de bacterias Bacillus spp. y otras especies.
“Nuestro objetivo es que no solamente afecten al piojo, sino que también puedan afectar a las hormigas simbiontes, lo que podría ser una excelente forma de control biológico. ¿Por qué continuar estos trabajos y no utilizar compuestos que ya se venden comercialmente? Porque las cepas que se pueden aislar aquí ya estarían bien adaptadas a nuestras condiciones y sería mucho más fácil para ellas combatir el ataque de las plagas”, comentó.
La doctora Hernández Martínez también trabaja con hongos de vid, principalmente con los de la familia Botryosphaeriaceae, pues se han encontrado en México afectando la madera de vid, produciendo una sintomatología muy característica que se llama cancro con forma de cuña.
“Estamos trabajando principalmente en Baja California, pero hemos tomado muestras en Sonora, Chihuahua y Coahuila. Mediante cultivo y caracterización molecular se han caracterizado cepas, y hemos encontrado mucha diversidad. La diversidad no es que sea algo nuevo para el mundo, pero lo importante es que algunos de estos hongos, como Lasiodiploida exigua, tienen tolerancias a temperaturas muy altas (hasta 40 grados centígrados) y los hemos encontrado en Sonora y Baja California, en donde las temperaturas son extremas en verano”.
Otra línea de investigación que destaca la doctora Rufina Hernández es la caracterización de hongos de la madera asociados a vides criollas de Baja California. “Se trata de nuestras vides patrimoniales, que llevan muchos años en esta región, como la Misión o Rosa del Perú. Nuestra intención es conocer qué está pasando con ellas porque, en última instancia, podrían ayudarnos mucho para hacerle frente al cambio climático, considerando que estas vides han estado ahí durante mucho tiempo resistiendo condiciones de falta de agua y alta temperatura”.
Para ello han colectado tejido en nueve viñedos del Valle de Guadalupe, ejido Uruapan, San Antonio de las Minas y en Tecate. Además de la caracterización que permitirá conocer qué hongos están asociados a estas vides, también se está haciendo una tipificación de qué tanta variabilidad genética existe en esas plantas.
Luego de procesar 36 muestras de vides criollas de las variedades Misión, Grenache y Rosa de Perú, encontraron síntomas asociados con enfermedades de la madera en los nueve viñedos. La mayoría están infectadas por hongos de los géneros Diplodia, Cytospora y Diaporthe; estas cepas están reportadas como poco virulentas en el mundo; por lo que, aparentemente las vides patrimoniales tienen cepas menos patógenas que las vides comerciales.
“Conocer qué está presente y su variabilidad genética nos va a permitir utilizar esas maderas como patrones, además de que algunas variedades están cobrando mucha importancia en la actualidad para la producción de vino, como la vid Misión”, comentó la investigadora, quien destacó además el nivel de equipamiento que tienen para realizar su trabajo.
“Para hacer nuestros trabajos, tenemos la fortuna de contar con equipo de punta: qPCR, PCR digital en gotas y microscopios de alta potencia (electrónicos y confocales) en el Laboratorio Nacional de Microscopía Avanzada (LNMA) del CICESE. Contamos además con instalaciones para hacer experimentos en plantas como son invernaderos, cámaras de crecimiento y todo lo que se requiere para hacer biología molecular y celular. Hacemos también demostraciones y otro tipo de trabajos en campo para apoyar la agricultura del noroeste de México”, finalizó.
1. Martínez Mercado, M. A., Duarte de Jesús, J. L., Galindo Sánchez, C. E., Saavedra Flores, A., & Carrillo Tripp, J. (2022). Novel viral RNA genomes of the vine mealybug Planococcus ficus. JOURNAL OF GENERAL VIROLOGY, 103(001717), 17. doi: 10.1099/jgv.0.001717. (ID: 27730)