Publicado el 23 nov. 2022
por CICESE
- Cultura y academia
Por Roberto Ulises Cruz Aguirre
Tomando en consideración que en el Pacífico mexicano no hay proyectos de investigación que dispongan de recursos para pagar tiempo de uso de barco y, en contraparte, sí los hay en el Golfo de México, el Buque Oceanográfico Alpha Helix (BOAH), propiedad del CICESE, cambió sus operaciones hacia aquella región, estableciendo su puerto base en Tuxpan, Veracruz, por tiempo indefinido.
Se trata de una decisión que no se tomó de un día para otro, y que debía asumirse considerando la situación actual de la oceanografía en México, explican en entrevista conjunta la directora de la División de Oceanología, Carmen Paniagua Chávez, y los jefes saliente y entrante del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas, Daniel Loya Salinas y Erick Rivera Lemus.
Deriva de un proceso que empezó hace algunos años y que progresivamente se fue agudizando: la falta de financiamiento para proyectos de investigación que requieren tiempo de barco. Aunado a eso, dos años de pandemia hicieron que esto terminara en una verdadera crisis.
Los tres entrevistados, hablando cada quien desde su área de experiencia, indicaron que en febrero de 2022 los directivos del CICESE llegaron a una encrucijada y tuvieron que decidir qué convenía más: mantener el barco aquí, parado, o ir por los clientes y potenciales proyectos que hay en el Golfo de México.
La respuesta, por lógica, llegó sola. Se materializó el 6 de octubre, cuando el Buque Oceanográfico Alpha Helix zarpó de Ensenada rumbo a La Paz, Baja California Sur, para cumplir con dos cruceros contratados por el CICIMAR (el Marías2022, del 13 al 23 de octubre, y el CATS2022-1, del 26 de octubre). Terminando, la tripulación y el cuerpo de apoyo en tierra estarán preparando el traslado a Tuxpan, Veracruz, su nuevo puerto base, a donde esperan llegar el 22 o 23 de noviembre.
Del diálogo con nuestros entrevistados podemos llegar a ciertas consideraciones:
● El Alpha Helix, al igual que los dos barcos de la UNAM (El Puma y el Justo Sierra), son embarcaciones oceanográficas generalistas. No se especializan en una sola rama, como el Dr. Jorge Carranza Fraser, del INAPESCA, que es de investigación pesquera.
● Para que la reubicación del Buque Oceanográfico Alpha Helix sea exitosa, debe ser competitivo respecto a las otras embarcaciones oceanográficas mexicanas que operan en el Golfo de México, que son el Justo Sierra y otras tres de la Armada de México: Río Hondo, con puerto base en Coatzacoalcos, así como el Antares y el Onjuku, ambos con base en el puerto de Veracruz, según el portal web de la Armada.
● A diferencia de estos últimos, el Buque Oceanográfico Alpha Helix cuenta con buen equipamiento para servicio oceanográfico: Termosalinómetro, fluorímetro, ecosondas, estación meteorológica, perfiladores de corrientes, todos fijos al barco. Para seguir siendo competitivos, explica Daniel Loya, en su momento se tendrán que substituir los equipos conforme se vayan gastando por las condiciones marinas en que operan, o en renovarlos para aumentar sus capacidades. Solo aquellos equipos de uso poco frecuente o muy particulares por las características del proyecto, los suben los usuarios para completar ciertos cruceros.
● Sin embargo, así como no puede haber una comparación directa entre el B/O Francisco de Ulloa (el primer barco oceanográfico del CICESE) y el Buque Oceanográfico Alpha Helix, porque pertenecen a categorías diferentes, tampoco se puede comparar éste (el Alpha realiza operaciones oceanográficas de rango medio, según su capitán, Pedro Núñez Cota) con los barcos de la UNAM o el del INAPESCA. Éste último, con 60 m de eslora, es incluso más grande y moderno que los de la UNAM, pero su equipamiento es específico para investigación pesquera. Y los de la UNAM tienen una característica que juega en su contra al compararse con el Alpha Helix: sus costos de operación, que se duplican (o más), debido al tamaño (50 m de eslora, contra 40 del BOAH).
Daniel Loya lo explica así: “Muchas veces los proyectos no tienen tanta actividad ni tanta capacidad para llenar un barco como los de la UNAM. Hay veces que inclusive en el Alpha Helix van 8 o 10 tripulantes científicos en lugar de 16, que es su capacidad. Si tú pones una docena de personas en un barco de la UNAM, el costo por persona por crucero es altísimo comparado con el barco del CICESE. (Además), proporcionalmente el barco de la UNAM es mucho más caro de mantener, y muchísimo más caro de operar que el barco del CICESE”.
La siguiente pregunta surge de manera natural: Si hay una restricción económica que está afectando a la investigación oceanográfica que se realiza en México, ¿cómo hace la UNAM para seguir operando sus barcos?
Porque tiene otras políticas de operación, contesta Daniel Loya. “Durante mucho tiempo la UNAM pagó el tiempo de barco a los investigadores de esta universidad, siempre y cuando la propuesta pasara por un comité para asegurar que fuera viable. Esto marcó una diferencia histórica muy grande. Actualmente esto parece ser que está cambiado”.
Adicionalmente, Carmen Paniagua considera que no podemos comparar cómo hacen ellos las cosas. “La UNAM es una universidad y nosotros somos un centro de investigación que depende del Conacyt”.
En esencia, la diferencia ha sido que mientras la UNAM subsidia la operación de sus barcos, el Conacyt no lo ha hecho.
Durante la entrevista insistimos respecto a qué va a pasar con las instituciones asentadas en el Pacífico y que, por años, han usado los barcos oceanográficos del CICESE, como la UABC, el CICIMAR, la UABCS o el CIBNOR, las universidades de Sonora y Colima, el CRIP o el Instituto Tecnológico del Mar (ambas en Mazatlán), cuya opción ahora es rentar un barco el doble de caro.
La respuesta de Carmen Paniagua se enfoca nuevamente al principal problema: “En este momento no hay proyectos. ¿Cuánto tiempo tenemos que no hay proyectos en el Pacífico? Años”.
La doctora Paniagua se refiere a proyectos con financiación real; no en papel ni que se estén gestionando.
Es el caso de un investigador del CICESE que necesitaba realizar un crucero para estudiar la hidrología y biogeoquímica de la zona de oxígeno mínimo frente a Acapulco. Cerca de la costa, la zona de oxígeno mínimo es muy somera y actúa como tapón porque cierra la circulación costera, por lo que no hay una adecuada ventilación de los contaminantes antropogénicos en esa bahía. La asignación del recurso para pagar tiempo de barco de este proyecto de Ciencia Básica del Conacyt tardó un año y medio. Finalmente lo están ministrando, pero obviamente tronó cualquier posibilidad de hacer en tiempo y forma este crucero.
Algunos proyectos están “amarrados” a estudiar esta región oceanográfica y sus recursos, como el programa Investigaciones Mexicanas de la Corriente de California (IMECOCAL), que históricamente ha sido el principal usuario de los barcos del CICESE. Para ellos el futuro es muy incierto.
Para los que no, la situación no cambia mucho, en realidad. Daniel Loya (quien desde 2011 y hasta hace un par de semanas tuvo la jefatura del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas del CICESE) lo comenta así: “La crisis en el Pacífico es una situación que se ha venido comentando por años en reuniones y en los pasillos de este centro. Algunos investigadores dicen, ‘bueno, pues si vamos a sobrevivir, hay que adaptarnos, y eso quiere decir que hay que encontrar intereses (académicos) en el Golfo de México’”.
Una cosa es innegable: las embarcaciones oceanográficas son herramientas invaluables y necesarias para hacer investigación en las ciencias del mar. Considerando que los nuevos instrumentos que han surgido (gliders, sail drones) o bien los satélites, no pueden substituir lo que se hace en estas plataformas de observación, y que México solo tiene un puñado de estos barcos y cada vez son más difíciles de utilizar, la pregunta es: ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué va a pasar con las instituciones que se dedican a esto?
Carmen Paniagua señala: Al principio, un grupo de investigadores nos planteamos ¿qué vamos a hacer? Cuando todavía no sabíamos qué iba a pasar con el barco, las instituciones que operamos barcos en México (UNAM, CICESE, INAPESCA) estábamos planeando una estrategia para integrarnos como un consorcio de embarcaciones, ir al Conacyt a decir que tenemos este gran potencial, y ponernos a trabajar ya de manera integrada en la estructuración de un Plan Nacional de Oceanografía para México. Ese era el plan, y hay que seguir con él.
El objetivo último sería que los grupos de investigación que así lo requieran, tengan acceso a recursos para pagar tiempo de barco, porque como lo explica Daniel Loya, “los barcos oceanográficos son plataformas. Nosotros no hacemos investigación, no conseguimos dinero para proyectos ni justificamos actividades, y tampoco ofrecemos productos como resultado de ese financiamiento. Eso lo hace el área académica. Nosotros somos un apoyo, una herramienta; el barco navega de manera directamente proporcional al dinero que hay en los proyectos para pagar tiempo de barco, y si al área académica le pones una pared para acceder a los recursos, entonces estamos en serios problemas”.
No es la primera vez que el Buque Oceanográfico Alpha Helix se traslada al Golfo de México. Al empezar cada año se lanza una convocatoria para estructurar el calendario de operaciones, y en 2018 tres proyectos solicitaron tiempo de barco para realizar cruceros allá.
Luego de 126 días y 15 mil millas de navegación, la experiencia en general fue muy exitosa y los objetivos se cumplieron (ver nota). Se corrió la voz de que el barco estaba en aquella zona y hubo dos solicitudes más, pero estaba el compromiso de realizar dos cruceros en el Pacífico, uno incluso pagado, por lo que se decidió traerlo de vuelta (atracó en Ensenada el 10 de agosto) para completar aquí el calendario que se programó.
En esta ocasión se trata de un cambio de puerto base, y eso tiene otras implicaciones.
La primera tiene que ver con la tripulación, pues son empleados del CICESE y tendrán que alternarse. “La estrategia es que baje la mitad de la tripulación y se regrese a Ensenada. Esto implica que tendrá que contratarse a alguien más porque la tripulación tiene que estar completa siempre”, indicó Carmen Paniagua.
Lo demás tiene que ver con el día a día y lo que se requiere de la parte administrativa para que siga operando normalmente el barco allá. Erick Rivera Lemus, quien es el jefe del Departamento de Embarcaciones Oceanográficas desde el 10 de octubre, señala: “No veo que se vaya a complicar tanto porque vamos a tener apoyo de la administración que históricamente ha venido haciendo esas actividades. Yo solo estoy aprendiendo un poco respecto a cómo se llevan a cabo, y cómo cumpliremos la parte de estar moviendo a las personas. El tema es ir a Tuxpan y tratar de que funcione el servicio de apoyo que puede ofrecer el barco a todas las instituciones que lo requieran, ya sean del CIGoM u otras que están asentadas en el Golfo de México, incluyendo de Estados Unidos, porque ahí están los clientes”.
Punto aparte es cómo hacer más atractivo el barco. Un aspecto importante es el precio. “Tenemos muy buen precio comparado con los demás barcos”, reitera la doctora Paniagua. “Darle mantenimiento, acomodarlo, llenarlo de más equipamiento, para que se venda”, opina Erick Rivera.
Al cierre de la entrevista, los tres complementan sus apreciaciones estableciendo que el CICESE no pierde su barco: Sigue operando y atendiendo las necesidades de grupos de investigación. Lamentablemente éstos han ido decreciendo en el Pacífico, al tiempo que han aumentado en el Golfo de México, “y el barco tiene que estar (el tiempo necesario) en el lugar donde están sus usuarios”.