Ciencia de alto nivel al servicio de la sociedad

foto-resumen

Por Daniel Francisco Desde mayo de 2020, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) ha generado 159 artículos científicos sobre la Covid-19; asimismo, dio asesoría mediante teléfonos celulares a médicos generales de las diferentes farmacias y los consultorios de Ciudad de México que libraban la batalla contra ese mal. La ciencia de alto nivel al servicio de la sociedad. Después de que empezó la pandemia (mayo, 2020), el instituto, por orden superior, se convirtió en un hospital Covid. “Tuvimos que dar de alta a todos los pacientes que teníamos, poco a poco, conforme se pudieron ir, y llegó un momento en que el hospital se quedó vacío y a partir de ahí puros pacientes Covid. Durante cinco o seis meses estuvo lleno de ellos”, refirió Gerardo Gamba, director de Investigación del INCMNSZ. En entrevista con Gaceta UNAM, el también investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas de esta casa de estudios afirmó que la mayor parte de la investigación que hacen en el mencionado instituto nacional es clínica y, por lo tanto, depende de los pacientes que se ven. La respuesta de los investigadores y de esa institución fue estudiar la Covid-19. Cada una de las especialidades montó sus proyectos para entender la enfermedad y buscar tratamientos. “Nada más el año pasado se sometieron a sus Comités de Ética en Investigación 109 proyectos relacionados con la Covid-19 y en lo que va de este año van más de 60. Hay un interés importante por comprender el padecimiento y, en consecuencia, esto ha ido generando publicaciones que hasta hace unas semanas eran 159”. Añadió que la mayoría, 70 por ciento, son estudios de observación, “para entender a la afección: el hematólogo quiere saber lo que pasa con las trombosis; el terapista, cuáles son los pacientes más y menos graves para ver qué hará con cada uno; el cardiólogo, si tienen miocarditis o no. Cada uno desea comprender lo que le pasa a los enfermos para poder tratarlos mejor. La mayoría son generados propiamente en el instituto y otros tantos como parte de esfuerzos internacionales. Cuando se quiere comprender una enfermedad, es más rápido juntar 10 mil pacientes de diversos países para tener un número grande y entender. Los pares nuestros invitan a los especialistas a eso”. Treinta por ciento de los proyectos y de las publicaciones son estudios de intervención, en los que se ha intentado algo para ver si eso sirve para el tratamiento de la Covid-19. Lo que define a un Instituto Nacional de Salud es la investigación. En la ley que rige a dichos organismos se establece que lo que los diferencia de un hospital general es justamente eso: primero la investigación y después la asistencia. Ante las dificultades, innovar Nunca nos había pasado que tuviéramos 30 o 40 protocolos interesados en el mismo enfermo, contó Gamba. Los protocolos de observación requieren de la autorización del Comité de Ética en Investigación y todos los protocolos, aunque sean nada más de observación, requieren de consentimiento informado por parte de los enfermos, quienes tienen que estar de acuerdo y firmarlo. “Sus datos clínicos (por supuesto, conservando el anonimato) serán usados para proyectos de investigación. Tuvimos que innovar en desarrollar consentimientos informados, macro, universales. “La otra cosa que tuvimos que innovar fue que muchos proyectos necesitaban analizar muestra de sangre y de orina de los pacientes internados. No podíamos tener gente entrando para tomarle la muestra a cada enfermo para cada diferente protocolo. Todo estaba cerrado, no había vacunas, no entendíamos bien la enfermedad, había que proteger a la gente. Diseñamos un sistema en el laboratorio central consistente en que cuando pasaran diario a tomar la muestra de enfermos para su evolución clínica, en ese mismo momento se tomaran las que solicitaban los diferentes proyectos de investigación.” La innovación más compleja, precisó, fueron los ensayos clínicos controlados, los estudios de intervención, “porque ahí un paciente no puede más que estar en uno, no puede entrar a dos proyectos porque estaría recibiendo dos medicamentos experimentales al mismo tiempo y esto no es éticamente razonable y contaminaría al otro proyecto porque está recibiendo otro fármaco. Innovamos la forma en que los investigadores abordaban a los pacientes para invitarlos a participar en los diferentes proyectos, de tal manera que pudieran irse acomodando enfermos en los diversos proyectos que teníamos en el instituto”. Los más de 150 artículos Gamba indicó que los estudios de observación permiten entender el padecimiento. “Nos enfrentamos a una enfermedad nueva. La primera consecuencia de haber hecho los proyectos es comprender ese mal y, por lo tanto, el propio instituto se vuelve experto y alcanza esa curva de aprendizaje en la que al enfermo que llegó 12 meses después que el anterior le va mejor, sólo porque ya entendemos mejor lo que está pasando”. Las publicaciones científicas le dan a los hospitales de la ciudad o del país el comportamiento de la Covid-19 en nuestra población. Hospitales que no tienen la posibilidad de hacer investigación pueden obtener esos resultados y revisar los ensayos clínicos en los que se estudiaron posibles tratamientos para este mal, añadió. Servicio a la sociedad Gamba agregó que, en algún momento, se dieron cuenta de que era importante que los médicos generales y los de diferentes consultorios supieran qué hacer con un enfermo. Así, el INCMNSZ estableció un servicio para ellos a través de Internet y durante muchos meses; podían entrar a la página y encontrar respuestas a sus dudas de qué hacer. “Inclusive tuvimos durante varios meses un servicio conjunto con el Gobierno de la Ciudad de México en el que alrededor de 50 médicos del instituto cargábamos un teléfono celular al que nos podían llegar preguntas de médicos de una farmacia, de un consultorio, de un centro de salud. Al WhatsApp nos llegaba una pregunta y contestábamos”. El especialista aseveró que la pandemia trajo algo muy interesante a la población y que “yo he insistido mucho en mis publicaciones en La Crónica de hoy: nunca había habido una enfermedad que atrajera tanta atención del público y que no se supiera nada. Y cada semana salía información nueva y la gente no la entendía. Necesitábamos tener un sistema de divulgación para que las personas fueran comprendiendo lo que estaba pasando”. Desde abril del año pasado, todas las semanas el investigador de la UNAM publica una editorial en el mencionado diario, que tiene la intención de informar a la población desde el punto de vista científico lo que está pasando. Contó el primer servicio que hicieron en el instituto. “Entre el doctor Carlos Aguilar Salinas y yo, durante unas 10 semanas, hacíamos resúmenes en una sola página de lo que se publicaba de entre 10 y 30 artículos semanales; el archivo se ponía a disposición de todos los institutos nacionales de salud, los hospitales generales y las universidades”.