Diario de una pandemia… un año después

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Por Carla Nieto Martínez El 3 de marzo de 2020 el Dr. Benjamín Domingo Arrué, del Departamento de Oncología Médica del Hospital Universitari i Politècnic La Fe, en Valencia, España, tuvo muy claro que "aquello" a lo que se estaban enfrentando los sanitarios no tenía precedentes, así que decidió poner por escrito su experiencia diaria como oncólogo médico: las primeras directrices sobre la gestión de la pandemia, las preguntas más frecuentes de los pacientes en aquel momento, los conflictos que surgían en las guardias… Un diario que, como explicó a Medscape en español, supuso a la vez una forma de desahogo personal y una vía para plasmar su visión y su crítica sobre la manera en que se afrontaba la crisis sanitaria tanto desde la administración como por parte de la sociedad y, también, una reflexión acerca del impacto que esta situación novedosa, inesperada, abrupta y cambiante tuvo en los profesionales sanitarios a todos los niveles. Un año después, y desde la perspectiva que da el haber experimentado todo el devenir de la crisis sanitaria (el impacto de la pandemia en la Comunidad Valenciana ha sido importante, sobre todo en la tercera ola), el Dr. Domingo Arrué realizó un balance de aquellos días, complementándolo con algunos fragmentos de su diario, que comparte con Medscape en español, a la vez que ofrece un análisis de la situación actual. "Los profesionales sanitarios valencianos nos vimos sorprendidos por una nota firmada por las direcciones generales de Recursos Humanos y Asistencia Sanitaria en la que se anunciaba la cancelación de la asistencia a reuniones científico/clínicas. La vida de la población sigue en marcha". Las dos palabras que mejor definen las sensaciones de aquellos primeros días son incertidumbre y tensión. Había una calma tensa en el hospital y todo el mundo estaba pendiente de las noticias. No se hablaba de otra cosa. La COVID-19 empezaba a sembrar el caos en Italia y, lo que a principios de 2020 parecía una enfermedad limitada a China, se convirtió en una realidad que se acercaba a España cada vez más. En ese periodo solo se consideraba sospechoso al paciente que venía de la región china donde habían aparecido los primeros casos, pero las consecuencias de un partido de fútbol celebrado en Milán semanas antes (que enfrentó a un equipo italiano, el Atalanta de Bérgamo, y a uno español, el Valencia, concentrando a cerca de 46.000 aficionados) activó las alertas y supuso de hecho el primer reto de la pandemia para la sanidad española. Ante las noticias que llegaban de Italia (los casos de contagio se dispararon en Bérgamo) se propuso hacer seguimiento a los aficionados que habían viajado a la ciudad italiana, ante el temor de que ese partido pudiera haber sido la causa de la expansión del coronavirus que empezábamos a ver en Valencia. ¿En qué momento se percató de que aquello a lo que se enfrentaban era totalmente distinto a cualquier situación anterior? Yo personalmente tuve claro que se avecinaba algo gordo cuando desde la Consellería de Salud de la Comunidad Valenciana nos cancelaron todos los cursos, reuniones, congresos, etc., y se nos indicó que esta medida se había tomado para asegurar que todos los profesionales sanitarios estuvieran disponibles. Lo que nunca entendí (y sigo sin entender) es por qué las medidas dirigidas a la población se adoptaron más tarde. Era lógico cancelar reuniones y cursos científicos, pero también lo habría sido haber hecho lo mismo con eventos multitudinarios, y más teniendo en cuenta que unos días antes ya se conocía que el partido de Milán se postulaba como posible foco. El día en que la OMS declaró la pandemia mundial (11 de marzo), empezamos a asumir que aquello que tantas veces Hollywood había replicado en sus películas estaba tan solo un paso más cerca de convertirse en realidad. Las imágenes y los sonidos de una Italia aislada bombardeaban nuestras aplicaciones de mensajería instantánea, dijo el Dr. Benjamín Domingo. Arrué