Educación emocional, aprendizaje permanente

foto-resumen

Por Diana Saavedra Cómo se siente hoy? Enojado, sosegado, exultante, extasiado, huraño, taciturno, intranquilo, exasperado? Saber exactamente la diferencia entre cada una de las emociones antes enlistadas permite al individuo actuar de la mejor manera posible. A esto se le conoce como inteligencia emocional, y es un tipo de enseñanza que se debería recibir toda la vida. Así lo consideraron expertas en el cierre de actividades de la jornada Emociónate y empodérate. Tú tienes el poder sobre ti, que durante el mes de agosto realizó la Facultad de Psicología (FP); sin embargo, hay una gran resistencia de su enseñanza en todos los niveles educativos. María Elena Medina-Mora Icaza, directora de la mencionada entidad académica, destacó que eso es muy importante porque aunque se piensa que es fácil, cada persona tiene que aprender a identificar, manejar y aceptar las emociones para poder trabajar con ellas. “Muchas veces no lo hacemos porque estamos acostumbrados a no hablar de eso, a no platicarlo, lo que nos lleva a tomar decisiones equivocadas. Cuando uno está enojado decidirá algo que tal vez no quería, y como no ayuda mejor lo escondemos; pensamos que estos problemas van a pasar o no pasa nada, en vez de enfrentarlo. Las emociones son un camino para aprender a encarar todas esas vicisitudes, manejarte, estar en la mejor disposición y eso se lo podemos enseñar a los niños desde pequeños”, detalló la doctora en Psicología Social. Para pasarla mejor Medina-Mora Icaza agregó que programas, campañas e iniciativas como la impulsada por la FP, en colaboración con la Dirección General de Orientación y Atención Educativa, la Dirección General de Atención a la Comunidad, y la Coordinación de Universidad Abierta Innovación Educativa y Educación a Distancia, pueden ayudar a reconocer a las personas sus sentimientos y darles herramientas para mejorar. La ganadora del Premio a la Excelencia 2011, del National Institute on Drug Abuse (NIDA) de Estados Unidos, comentó que hubiera sido muy bueno que entre las clases vía televisión que recibieron los pequeños durante la etapa más difícil de la pandemia estuviera la educación emocional, pues para ellos y sus papás habría sido una experiencia de comunicación al expresar sus miedos y pasarla mejor. Con ella coincidió Irene Daniela Muria Vila, investigadora de la FP, quien ofreció la charla La importancia de la educación emocional en el bienestar psicológico, y explicó que aquélla previene muchos problemas, especialmente diversos tipos de violencia física, verbal, psicológica, favorece la autorregulación ante el consumo de sustancias tóxicas, la obesidad o el sobrepeso, así como la salud mental. Ofrece herramientas para que el individuo no sólo identifique, sino que además exprese claramente lo que siente. Ante estudiantes reunidos en el Auditorio Luis Lara Tapia, la investigadora detalló que hay gran resistencia a trabajar el tema de la inteligencia emocional en todos los niveles educativos, pese a que se ha documentado que esta habilidad permite una autoestima sana, así como un comportamiento asertivo y estable en la sociedad. La razón principal es que “los profesores no están capacitados, es decir, no saben cómo enfrentar un problema como el bullying y lo que sucede es que los mismos maestros lo fomentan e inclusive la dirección esto habla de que se debe trabajar con todo el personal, empezando por la dirección de las escuelas”, comentó Muria Vila. A esto se suma, añadió, que los papás tampoco están dispuestos a cambiar las cosas y encuestas han revelado que hasta 70 por ciento de los tutores están de acuerdo en que haya un maltrato físico hacia los pequeños. La educación emocional, detalló ofrece herramientas para que el individuo no sólo identifique, sino que además exprese claramente sus emociones (enojo, frustración, enfado, nerviosismo, alienación, mal humor, apatía, entre muchas otras), como lo sugiere el método Ruler. Una persona capaz de identificar sus emociones puede tener un crecimiento personal; saber si está satisfecho, comprometido; revisar sus propósitos en la vida; buscar establecer relaciones positivas, y lograr, si no todos, parte de sus objetivos, dijo. Finalmente, Muria Vila sugirió como un primer paso para hacer un cambio en la vida el que todos los días cada persona enumere tres cosas buenas que le hayan sucedido, siempre respondiendo las preguntas: ¿qué sucedió? ¿Qué significa? ¿Cómo obtener más experiencias similares?