Por Daniel Robles Como consecuencia del imparable aumento en la inflación, que en la primera quincena de agosto se ubicó en 8.62 por ciento, alcanzando el nivel más alto desde diciembre del 2000, más de la mitad de la población económicamente activa (PEA) no alcanza a comprar el mínimo de la canasta básica, advirtió José Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN) de la UNAM. A decir del especialista, al incremento que se está registrando en los precios de los productos agrícolas, alimentos, combustibles y transporte, se sumará también el gasto en útiles escolares y colegiaturas, lo que generará que la inflación siga al alza y pegará directamente en el poder adquisitivo de las familias más necesitadas. “La inflación ocasionará que 38 millones 670 mil 234 personas (que ganan entre uno y dos salarios mínimos), es decir, 67.84 por ciento de la PEA no alcanzará a cubrir el mínimo de la canasta básica; tomando en consideración que son 19 millones 153 mil personas apenas que ganan un salario mínimo y 19 millones 517 mil perciben hasta dos salarios mínimos”. Precisó que si bien a quienes ganan menos de dos salarios mínimos no les afecta directamente un aumento en las tasas de interés bancarias, sí les golpea en su poder de compra pues los paupérrimos salarios que perciben no les alcanzan para satisfacer las necesidades básicas de la familia. De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, como consecuencia de la inflación, también el costo de la canasta alimentaria urbana registra un incremento anual de 12.9 por ciento, por lo que hoy una familia necesitará dos mil 42.89 pesos para adquirir los 47 productos básicos, en tanto que la canasta alimentaria rural registra un incremento anual de 13.2 por ciento para ubicarse a un costo de mil 566.95 pesos que incluye 44 productos básicos. Factores internos Martínez Cortés explicó que hay dos factores internos que han influido directamente en el incremento sostenido de precios y en consecuencia en la inflación; uno es la brutal sequía que padece el país desde hace más de cuatro años, lo cual ha afectado el periodo de cosecha de productos agrícolas y en consecuencia, esto ha causado un aumento de los productos básicos; y el segundo es la decisión del gobierno federal de reducir el subsidio a los combustibles, lo cual ha desencadenado un aumento generalizado de bienes y servicios. En este sentido, puntualizó que como parte de la estrategia para contener la inflación y garantizar la estabilidad de la política monetaria, el Banco de México ha decidido aumentar de manera considerable sus tasas de interés en niveles nunca antes vistos, con un incremento, en el más reciente ajuste, de 75 puntos base, colocando la tasa de interés en 8.5 por ciento. Para el próximo 29 de septiembre, dijo, se espera un nuevo incremento de 50 puntos base, el cual colocará la tasa de interés en un 9 por ciento, lo que significa que el dinero se encarecerá aún más. El investigador universitario alertó que el panorama es poco alentador, pues nuestra nación enfrenta una significativa desaceleración de la economía, lo cual impactará aún más en las cifras del tercer trimestre de 2022, cuando tengamos un pírrico crecimiento que nos podría colocar, a partir del cuarto trimestre de 2022, en la antesala de una recesión. Consideró que hasta ahora los esfuerzos han sido insuficientes para detener el alza de precios, a pesar de que hace tres meses el gobierno federal anunció un Paquete contra la Inflación y la Carestía que buscaba bajar el costo de 24 de los 47 productos de la llamada canasta básica; sin embargo, los resultados no han sido los esperados y la inflación no cede. Una de las medidas que puede ayudar a contener la inflación y reactivar la economía, afirmó, es acelerando la inversión pública en infraestructura, lo cual se puede lograr si el gobierno ejerce de forma inmediata todo el presupuesto programado para el cierre de este año. “Estamos en la víspera de que el 8 de septiembre se presenta el presupuesto para 2023 y por lo tanto el gobierno tiene que liberar el ya autorizado para generar un mayor dinamismo en la economía, evitando el subejercicio del gasto público y, con ello, incentivar la inversión privada, la cual en estos momentos se encuentra detenida”. Por último, Martínez Cortés señaló que, en estos momentos de contracción económica, es importante ser mesurados en el consumo y no dejarse llevar por la mercadotecnia que ofrece productos y servicios supuestamente más baratos y no engancharse con las llamadas compras a meses sin intereses que pueden traernos serios problemas moratorios si no tenemos claro cuál es nuestra capacidad de pago de acuerdo con nuestro nivel de ingresos.