Por Patricia López Suárez De acuerdo con datos de 2020 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en México 20.2 millones de personas no tienen acceso a los servicios de salud, 71.7 millones no cuentan con acceso a la seguridad social y hay 2.4 médicos por cada mil habitantes, reveló el secretario general de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas. Alertó que esta situación se complica en situaciones de emergencias sanitarias como la actual, debido a que México cuenta con un alto porcentaje de la población que se encuentra en riesgo por su estado de salud: 75.2 por ciento de la población padece sobrepeso u obesidad y 10.3 por ciento vive con diabetes. Al participar en el Foro 2020, Diseñando el Futuro, organizado por novena ocasión por Fundación UNAM, el economista alertó que la desaparición del Seguro Popular deja un vacío que no queda claro si podrá ser llenado por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), ya que esto dependerá de que el nuevo instituto de salud cuente con los recursos suficientes para garantizar las prestaciones que amparaba el esquema anterior para población abierta. En el encuentro híbrido, celebrado desde el auditorio de la Unidad de Posgrado, Lomelí Vanegas destacó que México presenta importantes rezagos en materia de financiamiento, cobertura e infraestructura sanitaria que hacen del acceso a la salud uno de los principales determinantes de la pobreza y desigualdad social. Ante Dionisio Meade García de León, presidente de Fundación UNAM, y el moderador Javier Nieto Gutiérrez, coordinador del Consejo Académico del Área de las Ciencias Biológicas, Químicas y de la Salud, Lomelí advirtió que se requiere un esfuerzo sostenido por incrementar el gasto en salud, que en una situación de emergencia como ésta puede financiarse con deuda, pero que a largo plazo solamente es sostenible con una reforma fiscal. Agregó que las tendencias demográficas demandarán un incremento en el gasto en salud aun en caso de no aumentar la cobertura, por el envejecimiento de la población y la transición epidemiológica. Preventiva y proactiva En su oportunidad, Germán Fajardo Dolci, director de la Facultad de Medicina, dijo que el futuro de la medicina debe fomentar la parte preventiva y proactiva, usando información genética y sobre hábitos individuales y colectivos para prevenir enfermedades. Consideró que en ese sector vamos hacia un uso intensivo del internet de las cosas e internet de la salud, donde los nuevos especialistas tendrán que recomendar tratamientos y medicamentos en diversos dispositivos y ser mucho más inter y transdisciplinarios. Expresó que para transformar la educación es necesario que los alumnos aprendan a aprender medicina para siempre, que las facultades aumenten la flexibilidad para que las clases sean dinámicas en vez de sólo dar información, resuelvan problemas o dudas. Entre los desafíos y retos que enfrentan estas instituciones, Fajardo Dolci mencionó que están la matrícula de más de 140 mil estudiantes en más de 170 escuelas y facultades del país, y que anualmente egresan alrededor de 18 mil alumnos, mientras que los campos clínicos están saturados y no hay análisis de necesidades del sector ni una planeación nacional. “No hay rectoría, sino una acreditación voluntaria y no vinculante”, denunció. Destacó que un gran número de médicos formados no son asimilados por instituciones, con las consecuencias que esto genera en términos personales, familiares, institucionales, económicos y sociales. Mencionó que se debe revisar a fondo el papel de los recursos humanos en formación en los servicios de salud, que es el caso de los internos de pregrado, pasantes de medicina en servicio social y la formación inercial de los residentes. Colaboración Por último, Ana Elena Escalante Hernández, directora del Instituto de Ecología se pronunció por fomentar la transdisciplina para la atención de los problemas de sostenibilidad, considerando los fundamentos de la naturaleza, el ambiente biofísico, las sociedades y economías, y la cultura e instituciones. Se pronunció por una colaboración transdisciplinaria para la solución de problemas complejos y multidimensionales, particularmente aquellos que involucran la relación de sistemas naturales y humanos, y por lo tanto trascienden las fronteras disciplinarias. Consideró que la colaboración es fundamental y ocurre a todos niveles (entre científicos, expertos y sociedad) y en todo el proceso (definición del problema, criterios y objetivos), pues integra el conocimiento. Escalante Hernández apoyó el concepto de Una salud, que integra investigación transdisciplinaria relacionando a los seres humanos, las demás especies animales, el medio ambiente y el ámbito social.