(Presentación en el IMACUM) en el evento Encuentro con la Historia de Mexicali El trabajo que les presento esta mañana tiene su origen en los libros de boxeo que pueden ver ustedes en la pantalla. Particularmente el de los 100 Años de Boxeo en México que publiqué hace 22 años. Ya residiendo en Mexicali. Claro que desde entonces han sucedió muchas historias, pero aquí venimos a hablar de historia. Así como me la contó el inolvidable “Molino de Viento”, Julián Villegas, quien una tarde de 1984 en La Afición, me contó sus hazañas recorriendo el velo de la bruma que tienden los años… Sombras luminosas, espacios ocultos en la obscuridad del tiempo, tañer lastimero de campanas señalando nacimiento y ocaso de gestas heroicas forjadas en el mundo alucinante del boxeo. SU ORIGEN ES MUY REMOTO. El fresco de los boxeadores de Akriotiri en Santorini, Grecia, realizado durante la Edad del Bronce, hacia 1700-1650 a.C. es una muestra de lo remoto que es, si bien sus antecedentes más lejanos se ubican en la zona de la actual Etiopía, 6,000 a.C. de donde pasó a Egipto y otras culturas mesopotámicas. Para 688 a.C. el pugilato, del latín púgil, boxeador, pugilista, el que pelea con los puños, fue incluido en los XXIII Juegos Olímpicos de la antigüedad. PERO EL BOXEO HA TRASCENDIDO LOS CUADRILÁTEROS Y es que el boxeo no solamente es la disputa entre dos contendientes por el triunfo. En su entorno también se plasman las hazañas a través de la literatura y las artes visuales. En las artes tenemos al pintor norteamericano Thomas Eakins de quien conocemos tres pinturas sobre boxeo: Entre Asaltos, Tomando el conteo y Salutación, las tres de 1898 y en toda buscó imprimir la esencia de los boxeadores. También el pintor estadounidense George Wesley Bellows (1882 -1925) fue famoso por sus escenas en el ring y de la vida urbana en Nueva York. Su obra Stag at Sharkey's (Un ciervo en la taberna Sharkey´s) fue considerada en el año 2012 entre las diez mejores obras de arte de tema deportivo de acuerdo con el diario británico The Guardian. El boxeo también inspiró a Jean-Michel Basquiat, el más importante artista plástico afroamericano contemporáneo quien nos dejó su obra, Boxeador. Y muchos más como Eduardo Arroyo y el fotógrafo Alejandro Villarrubia, entre otros En la literatura Conan Doyle, el del inolvidable Shelock Holmes, nos dejó la magnífica novela Rodney Stone; Bernard Shaw nos heredó La profesión de Cashel Byron y Ernest Hemingway nos cuenta una historia en los Cincuenta Mil.

JACK LONDON Pero el más representativo para nosotros es Jack London, quien es su historia, El Mexicano, nos traslada a Baja California en tiempos de la Revolución Mexicana y a partir de la historia de Felipe Rivera realiza una adaptación sobre quien fue la primera figura del boxeo mexicano en la Unión Americana, Joe Rivers o Joaquín Ríos que era su nombre real. Rivers hizo campaña en Estados Unidos a inicios del siglo pasado y disputó dos veces el campeonato mundial ligero. En una de ellas, el 4 de julio de 1912, fue objeto de un robo descarado cuando en el round 13 de la pelea contra Ad Wolgast, ambos cayeron y el réferi ayudó a Wolgast a levantarse dejando tirado a Rivers, quien perdió injustamente la pelea. Como sea, Jack London lo ubica en El Mexicano, entre los financiadores de la Revolución Mexicana en Baja California. También podríamos citar muchas películas de boxeo, uno de las célebres es Campeón sin Corona basada en la vida de Rodolfo “Chango” Casanova PERO REGRESEMOS A LA HISTORIA DEL BOXEO. Recorrer la historia del pugilismo es algo que se antoja interesante, particularmente porque es el deporte de los puñetazos el que más satisfacciones ha dado a nuestro país y a Mexicali. Revisar viejos artículos periodísticos y saborear aquellas largas crónicas, es revivir, coexistir entre el humo de los cigarrillos mezclado con el transpirar de dos hombres, que enfrascados en vibrante duelo, secan gargantas y hacen sudar las manos. Policarpo Santamaría se llamó el primer peleador que oficialmente reconocieron los viejos maestros de la crónica deportiva; pero las páginas periodísticas presentan a Kid Levigne, un norteamericano, como el primer campeón que tuvo el pugilismo mexicano, aunque la historia oficial arranca en 1925 con la coronación del primer monarca en la división de los moscas ya con la creación de la Comisión de Boxeo. ¿Y EN MEXICALI? Bueno, cinco años antes, en 1920 el sonorense Kid Milo ya estremecía a los primeros pobladores de Mexicali y el Valle Imperial En este contexto, hacer una semblanza de la historia del boxeo en Mexicali no resulta sencillo cuando estamos hablando de una de las ciudades con mayor tradición en ese deporte. Nombres y leyendas que se tejen a lo largo de la historia que arranca en 1920 cuando los pioneros de esta ciudad capital se debatían con las inclemencias del desierto. La historia arranca de manera brillante con actuaciones de peleadores que forjaron la estructura no solamente nacional, sino internacional, en tardes vibrantes que estremecieron a los heroicos pioneros que domaron al desierto. Ciertamente existe poca información sobre los orígenes. Notas perdidas en el periódico norteamericano Los Angeles Times y datos que maneja el padre de la crónica boxística en nuestro país, Alejandro Aguilar Reyes mejor conocido como Fray Nano, quien en las páginas del Universal Taurino, publicó en 1925, las informaciones siguientes: "Eduardo Castellanos, "Kid Milo". Haremos su presentación: es un joven de 23 años, nació en Guaymas, no habla inglés, es moreno, de ojos color café, labios gruesos, de temperamento nervioso. En 1920 empezó a pelear en Mexicali. Recorrió después todo el Valle Imperial y después fue a Los Ángeles, peleando en Vernon, San Diego y varias poblaciones más. Regresó a México y peleó en Hermosillo y en Nogales. Es la primera vez que viene a la capital y se muestra admirado de ella." LA SEGUNDA SEÑALA: "Precedido de gran fama y con recortes de periódicos de varios puntos del Suroeste de los Estados Unidos y del norte de la República, acaba de llegar a México, Kid Milo, el campeón de la Costa del Pacífico de México. Las Intenciones de Milo son pelear contra Tommy White, a quien tratará de arrebatarle el campeonato de peso ligero de la República; pero para poner los puntos, sobre las íes lo pondrán antes contra Carlos Pavón, hoy por hoy, el mejor de nuestros peleadores”. Finalmente Kid Milo ganó, pero regresó a Estados Unidos donde vivió el resto de su vida, recordando que tuvo el privilegio de haberle ganado al primer gran ídolo que tuvo el pugilismo mexicano: Carlos Pavón, recordado como el Sheik de San Miguel. También por aquí tuvimos de visita al inolvidable Jack Dempsey. JACK JHONSON Asimismo, un caso extraordinario es también el del excampeón mundial de peso completo, Jack Johnson, el más grande peso pesado de la historia antes de Muhammad Alí. Johnson, víctima del racismo encontró refugio para tener acción en Baja California, donde sostuvo combates en Tijuana y Mexicali, antes de que se le considerara persona no grata por las autoridades estatales, como lo confirma un telegrama difundido por el periódico Los Angeles Times, que circula cuando el moreno de Galveston, Texas, ya había noqueado en tres episodios al estadounidense Bob Wilson el 18 de abril de 1920, en una tarde plena de calor humano y muy mexicalense. Pero habrían de transcurrir aún muchos años antes de que la actividad boxística tomara forma en suelo cachanilla, lapso en el que personajes como doña María Reyes, haciendo promociones; Raúl Romero, Renato Wilhlemy y José Giber en la Comisión de Boxeo, así como Nicolás Rodríguez, se encargaron de establecer las bases que comienzan a dar frutos en los años cincuenta. De hecho la gran actividad comienza el 4 de julio de 1948 con la batalla por el campeonato mundial de peso gallo entre el genial estilista, mi tío además, Memo Valero, quien enfrentó al inolvidable Manuel Ortiz, en aquella vieja arena de madera que existía en la calle de Zaragoza. Memo no pudo con Ortiz, este hombre que dicen nació en Corona, California, pero que no pocos dicen que en realidad vio la primera luz en Aguascalientes. Su origen continúa siendo una incógnita. Después, vendrán los grandes combates se sucederían con el formidable Gaspar “Indio” Ortega, uno de los grandes pesos welter de la historia en México; el "Zurdo" Flores, el "Chilakas" Escalona, Ignacio Piña, Raúl Soriano, Gerardo Ferrat, el Pichón Valdez hasta la coronación de monarcas mundiales: Juan "Kid" Meza, Gilberto Román, Rubén Sánchez León, Jorge "Maromero" Páez, Andy Ruiz así como la presentación de otros de gran trascendencia que incluyen la coronación de Pipino Cuevas contra Ángel Espada en la Plaza Calafia, Alfonso Zamora y por supuesto las batallas de título nacional celebradas en suelo cachanilla, donde destacan las coronaciones de Javier "Changa" Márquez, Raúl Soriano y Rafael Gutiérrez. HAY TAMBIÉN CURIOSAS ANÉCDOTAS COMO LA DEL RATÓN MACÍAS Y LA PELEA DE LA CORCHOLATA. Raúl estrenaba el cetro gallo de la NBA contra Memo Sánchez. Sucede que al tratar de patear una corcholata que había sobre el ring, Raúl se resbaló al tiempo que recibió un golpe de Memo, quien lo envió a la lona y estuvo a punto de noquearlo Macías se levantó para noquearlo en seis rounds, esto el 11 de abril de 1955. Raúl volvería a Mexicali en el ocaso de su carrera para vencer a Carmelo Jacopucci, pero sin duda el lugar estelar lo ocupa el que está considerado como el último gran ídolo del boxeo mexicano…

SÍ, ME ESTOY REFIRIENDO A JORGE “MAROMERO” PÁEZ. El más grande ídolo del boxeo mexicano es mexicalense al nivel de Carlos Pavón, el Chango Casanova, el Ratón Macías, José “Toluco” López y Rubén Olivares. ¿Y Julio César Chávez? Me preguntarán. No, no, el fue un gran boxeador pero nunca fue un ídolo. Mucho se ha discutido acerca de si Julio César Chávez fue o no un ídolo. Particularmente pienso que no. Los ídolos están investidos por un raro estigma que lleva a que las multitudes lloren por él, que lo veneren, admiren y sobre todo: No perdonan a aquellos que les ganan. La historia del boxeo está plagada de ejemplos: José Medel nunca pudo superar el antagonismo que creó con los aficionados luego de vencer a José "Toluco" López. Aquellos aficionados de la vieja guardia seguramente que aún no olvidan los gritos estremecedores en las arenas cuando Rodolfo "Chango" Casanova se quitaba la bata aterciopelado y avanzaba hacia el centro del ring para encontrarse con el réferi y su oponente. Mucho menos se perdonó a Ignacio Madrid la derrota que infligió a Rubén Olivares en su pelea de despedida en la Arena México. Sí, los ídolos nacen, no se hacen, por muy grandes que sean los peleadores, llámense Kid Azteca, Salvador Sánchez, Miguel Canto y otros. Ese es un don conferido solamente a seres extraordinarios que otorgan las masas, que en tumultos se aglutinan en torno a un personaje al que están dispuestos a mimar sin importar qué tan lejos llegue. Por eso cuando el "Ratón" perdió con Alphonse Halimi hasta los postes lloraron; por ello Medel tuvo que cargar durante toda su carrera con el rencor de los aficionados y los gritos de apoyo a Casanova aún retumban en la Arena Coliseo de la Ciudad de México. Sin embargo, el monstruo de mil cabezas también sabe reconocer las hazañas de los grandes, los sigue y disfruta con sus actuaciones. Con Julio César como estelar se logró una asistencia de 120 mil espectadores para verlo en acción en el Estadio Azteca, pero qué no acaso Jack Dempsey sin ser un ídolo produjo las primeras entradas del millón de dólares y Salvador Sánchez atrajo la atención de todo México cuando enfrentó y masacró a Wilfredo Gómez. Para ser ídolo se debe trascender el encordado, el tiempo y meterse en el corazón de los aficionados, esta es la miel amarga del mejor peleador mexicano de todos los tiempos. VAMOS CON JORGE. A Jorge lo conocí una tarde de 1989 en Pueblo Nuevo. Acostado en la banqueta debajo de un árbol, ahí estaba el campeón mundial de peso pluma, sencillo, amable y muy quitado de la pena. No sabía el brillante porvenir que le esperaba. No puedo negar que a lo largo de los 40 años que he estado vinculado al boxeo, las experiencias vividas con el Maromero fueron formidables. Vi como se coronó Sal Sánchez con todos los pronósticos en contra venciendo al Coloradito López; su gran triunfo sobre Wilfredo Gómez; la formidable coronación de Chávez ante Mayweather y otros que se pierden en la oscuridad del tiempo. Pero ninguno como el Maromero. Cómo olvidar aquella tarde que salió en un monociclo partiendo plaza a lo largo de la Quinta Avenida de Nueva York, hasta aquella tarde en Las Vegas cuando casi noquean a Julio César Chávez porque vitorearon al Maromero que estaba sentado en la tribuna, en lugar de hacerlo con Julio. Y cuando veníamos de Reno y la migra nos paró. Cuando supo que traíamos al Maromero, lo despertó un oficial para pedirle su autógrafo. Páez, sin tanta publicidad como Chávez o en la actualidad el Canelo Álvarez, se dio el lujo de llenar la plaza de toros más grande del mundo, la Plaza México, esa que llenó el Ratón Macías, enfrentando a un desconocido y además, ya en la cumbre de su carrera, fue en su momento el boxeador mexicano que recibió la mayor paga en pago por evento. Sí, todos recordamos al Maromero y es un hecho que van a pasar muchos años antes de que surja otra figura con el carisma y la calidad de Jorge. Y bueno Mexicali aparece con varias estrellas en la historia del pugilismo mexicano, es decir registra varios récords, entre los que destacan los siguientes: • La última pelea de título mundial pactada a 15 rounds, cuando se coronó el Maromero Páez frente a Calvin Grove en Calafia. • La primera pelea de campeonato mundial fuera de la Ciudad de México en suelo nacional que fue la de Manuel Ortiz contra Memo Valero. • Hilario Morales es el campeón nacional con el reinado más corto de la historia, con 48 horas. Ganó la corona a Aristeo Chavarín en suelo cachanilla el 16 de marzo de 1964 y un día después la Comisión de Boxeo del Distrito Federal lo desconoció porque Chavarín peleó sin permiso de la Comisión. • El primer campeón mundial de peso completo, Andy Ruiz. Es mexicalense. Hasta aquí, pues mi recorrido por los algunos de los hechos más importantes en la historia del boxeo cachanilla. Hay mucho más, pero de eso espera contarles en otra ocasión. Gracias por escucharme. 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