Entrevista realizada el 15 de abril pasado por VoCetys Hoy es un día diferente en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (CNAR) de la Ciudad de México. Hay algo fuera de la rutina diaria, a pesar de que desde finales de febrero de este año, un puñado de deportistas de Tiro con Arco se encuentran en una burbuja de seguridad, en concentración para disputar los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Luis Álvarez Murillo, nuestro querido Abuelo se encuentra en el almacén junto con los demás integrantes del equipo, guardando sus arcos después de la práctica de la tarde cuando se escuchan Las Mañanitas, cantadas por el equipo femenil de Tiro con Arco y el staff deportivo: le llevan un pastel a Luis por su cumpleaños número 30. Es la segunda vez que Luis pasa su cumpleaños en las instalaciones del CNAR, la primera fue a los 18 cuando también tuvo que unirse a la concentración nacional; hoy, el estudiante de CETYS Universidad lejos de sentirse triste como en aquella ocasión, esboza una sonrisa y disfruta el momento, pues no esperaba esa sorpresa de la que llama su segunda familia. “Fue muy especial, no comemos pastel todos los días, fue bastante agradable la sorpresa que me dieron, muchas gracias a mis compañeros de equipo, a mi entrenador, nutriólogo, psicóloga, fisioterapeuta, al equipo femenil, al profe José Luis Onofre y Luis Onofre, estoy muy contento”. Aunque sólo por un rato, Luis Álvarez pudo dejar a un lado sus ocupaciones y disfrutar. “Son esas pequeñas cosas las que cuentan, quiero enfocarme en esos detalles y no en lo que no puedo controlar”, comenta Luis, quien junto a sus compañeros se encuentra en aislamiento seguro y ya vacunado contra el COVID-19, como parte del proceso para acudir a los Juegos Olímpicos. El renacimiento de un Arquero Sobre su mote de El Abuelo, como cariñosamente se le conoce en el ámbito deportivo, Luis recuerda que al principio no era un apodo bonito, ya que le decían así por su carácter fuerte: “No me quejo, lo acepté y me ayudó a salir adelante y defenderme en tiempos difíciles”, confiesa. Ese carácter lo llevó a los Juegos Olímpicos de Inglaterra 2012, ganó unos Juegos Panamericanos, dos veces unos Juegos Centroamericanos y fue Campeón Universitario Mundial. “Luego llegó un momento en que las cosas ya no estaban tan bien, en Río 2016 (Juegos Olímpicos), no asistí, me autoflagelé por ello, afortunadamente en 2017 vinieron personas a mi vida, que me hicieron cambiar mi forma de pensar y actuar, mi actitud ante la vida”. “En 2018 gano los Centroamericanos, en 2019 por miedo a perder los Panamericanos de Lima, terminé perdiendo otras cosas; con la pandemia en 2020, me di cuenta que no podía ser igual, hice una excursión hacia dentro de mí, me confronté con mi dualidad como El Abuelo. Le agradecí por todo lo que hizo por mí y le dije que le diera ́chance a Luis de intentarlo, comenzar de cero, corrigiendo actitudes, sistemas de creencias y de cómo me hablo a mí mismo”. Esa autocrítica y aceptación le valió el pase individual a Tokio 2020, y una lección de vida. “Considero que siempre vale la pena empezar de cero, una y un millón de veces”. Luis Álvarez sabe que las personas lo conocen como El Abuelo, y no le incomoda pues dice, “la gente me puede decir como quiera”, refiriéndose al cambio interno que realizó para poder mejorar y asumir nuevos retos, agradecido siempre por las oportunidades que se le presentan.