Por Leonardo Frías Cienfuegos Las diversas afectaciones a la vida cotidiana derivadas de la ola de contagios por la variante ómicron son emanadas de la situación económica, ahondada por la escasez de la fuerza de trabajo debido a la ausencia laboral. Así lo expuso, Eduardo Loría Díaz de Guzmán, coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (Cempe) de la Facultad de Economía (FE), quien advirtió que pueden generarse entre 1.5 y dos millones de incapacidades laborales en México, debido a los contagios. “Eso puede tener efectos productivos de gasto público importantes porque tal cantidad de incapacidades podrían traducirse en erogaciones adicionales del IMSS y, además, obstaculizar el flujo normal de producción de bienes y servicios en toda la economía, lo cual podría, a su vez, colocar más presión a la inflación”, consideró. Cuando se habla de incapacidades, es referente a la población que se enferma, y estará así entre una o dos semanas. Y aunque la tasa de mortalidad y letalidad han bajado respecto al mismo periodo del año anterior, hay mayor número de gente que se contagia y se ausenta de su actividad laboral. También las cadenas de suministro seguirán siendo afectadas en todo el mundo, no solamente en nuestro país, “por lo que no debe tomarse a la ligera esta cuarta ola de infecciones”, afirmó. “Asimismo, estamos enfrentando esta variante con tasas de inflación muy altas, de alrededor de 7.4 por ciento que fue como cerramos el año anterior; esto hace pensar que puede mantenerse aún elevada, en niveles de 6, hasta 7 por ciento este mes de enero y febrero, y a partir de marzo comenzar a descender.” Crecimiento y otras consecuencias Por lo anterior, de acuerdo con las estimaciones hechas por el Cempe, encabezado por el también titular del Programa de Especialidad en Econometría Aplicada de la UNAM, la economía mexicana crecerá a menor proporción que en el 2021. “El año anterior la economía cerró entre 5.5 y 5.7 por ciento, y este año estaríamos creciendo entre 2 y 2.5, no solamente por ómicron, porque el gobierno está haciendo todo lo posible por no suspender actividades, por mantener semáforos verdes, incluso por cambiar ahora la forma de medición de la intensidad de la enfermedad, sino también por otros otros factores”, señaló. Entre esas causas se encuentran, mencionó Eduardo Loría, que nuestra economía no tiene motores propios de suma y depende centralmente de la dinámica estadunidense, la cual regresaría en este 2022 a su trayectoria de crecimiento de largo plazo. “Por ejemplo, la inflación es consecuencia de medidas populistas en Estados Unidos, que empezó a apoyar ampliamente a todos los trabajadores con cheques, por lo que comenzó a haber una gran escasez de fuerza de trabajo sobre todo por los empleos más demandantes, como los contenedores de los barcos, y la producción de chips”, apuntó. Eso ocasionó que se estimulara únicamente el consumo y no la producción, por lo que es un clásico caso de generación de inflación; esto ha impactado a México, que no sólo importa inflación de su vecino del norte, sino además del resto del mundo. Por último, en el caso del desempleo en México, a diferencia de lo que muchos creen, no estamos viviendo una crisis. La tasa se halla en alrededor del cuatro por ciento, que es menor a la presentada en Estados Unidos, mucho menor que la de Europa y de otros países latinoamericanos. Sin embargo, nuestro problema es la precariedad de los trabajos, es decir, son empleos que requieren muchas horas, y en condiciones de mucha intensidad, pero con salarios muy bajos, sin prestaciones; este es el primer obstáculo que tiene la economía mexicana en su mercado laboral. “No es una cifra alta de desempleo sino una tasa elevada en las condiciones críticas de ocupación, que representa alrededor de 25 por ciento; es decir, de cien trabajadores en la formalidad o en la informalidad 25 lo hacen en condiciones críticas de ocupación, trabajan más de 48 horas y ganan unos dos salarios mínimos”, concluyó.