Se combate la inflación, pero se sacrifica el empleo

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Por Patricia López Suárez La política monetaria de México es demasiado agresiva para combatir la inflación, y las normas que sigue el Banco de México para lograrlo tienen impactos negativos sobre el resto de la economía, básicamente en el empleo, afirmó César Duarte Rivera, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM. “En muchos momentos parece que se está sacrificando el empleo con tal de controlar los precios, y me pregunto qué es peor: tener que pagar 10 por ciento más por los productos o servicios o perder tu trabajo. Esa sería la crítica que yo haría a la política monetaria mexicana”, señaló. Explicó que cuando el Banco de México aumenta la tasa de interés, que es la forma en que tratan de controlar los precios, todas las tasas de interés suben (en una tarjeta de crédito, créditos hipotecarios, de auto o de bienes), también para las empresas. “Entonces una empresa que necesita un crédito para abrir una nueva fábrica o para continuar operando, tiene que pagar más, y eso disminuye sus volúmenes de producción, se produce menos y eso implica menos trabajadores; se deprime toda la economía”, señaló. Para Duarte Rivera, esa depresión económica es especialmente grave en el contexto actual, porque va de la mano con la producción, con el Producto Interno Bruto. “El problema es de fondo, porque en la década de 1990, con Salinas de Gortari, se hizo una reforma constitucional al Banco de México, y ahí se habla de que su objetivo es la estabilidad de precios. No es culpa de los directivos actuales del Banco de México, sino que por ley se le modificó el objetivo para que la meta sea mantener la estabilidad de precios y controlar la inflación”. El problema es que antes de esa reforma el objetivo del Banco de México era el desarrollo económico. “La política monetaria, los bancos centrales tienen cierta capacidad para aumentar el empleo y mejorar la producción, no sólo controlar los precios. Sin embargo, se ha decidido olvidar toda esa parte y enfocarlo únicamente al control de precios”, detalló. Duarte Rivera consideró que los economistas deben ver mucho más allá de la política monetaria, que no lo es todo. Hay otros mecanismos para controlar la inflación que no se consideran, como el control de precios, acuerdos con los sectores para mantenerlos estables. El economista explicó que la inflación en este sexenio ha subido porque no depende de condiciones internas de la economía mexicana. Las principales causas de la inflación son externas, por efecto de la pandemia, por las cadenas de producción globales que siguen bastante detenidas y por escasez de muchos insumos. “Por ejemplo, para producir un automóvil una parte viene de Taiwán, otra de Brasil y una más de Alemania. Y eso que hasta antes de la pandemia funcionaba bien, con la contingencia sanitaria se detuvo, y apenas se están recuperando esas cadenas. Ese automóvil que antes se producía rápido ahora tarda más tiempo, hay menos autos en el mercado y por tanto son más caros.” A esto se suma la guerra de Rusia a Ucrania, que dificultó los canales de comercio en esa región e hizo que el precio de la energía (debido al bloqueo en la región) haya subido. “Por muchos lados hay presiones para el aumento de precios. El fenómeno inflacionario que estamos viviendo no es exclusivo de México, de hecho Estados Unidos tiene tasas más altas que nosotros al día de hoy. Hay inflación en Europa y en prácticamente todo el mundo, así que a pesar de las medidas nacionales no es algo que esté en control de las autoridades mexicanas”, indicó. Presiones Duarte Rivera aclaró que las tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos marcan una guía para que las que se imponen en México sigan el mismo camino. “Esas tasas de interés también afectan a los inversionistas internacionales, que van a recibir una compensación por comprar un bono de la Tesorería en Estados Unidos o de Cetes en México. Si la tasa que le pagan los dos es la misma, lo más probable es que vaya a comprar los de Estados Unidos, porque hay mayor seguridad y pagan en dólares. Por eso, si en Estados Unidos suben las tasas de interés y en México se mantienen igual muchos capitales que están invertidos en México se van a ir a Estados Unidos, y eso puede ocasionar problemas con la cantidad de reservas que tiene el Banco de México, y puede generar una devaluación del peso. “Eso es lo que se está tratando de evitar”, aseguró. Mencionó que es muy difícil que el Banco de México no responda a un aumento de tasas de interés en Estados Unidos con un aumento similar, porque a diferencia del país vecino, que no tiene que preocuparse por su tipo de cambio porque la moneda internacional es el dólar, para nosotros eso sí es muy importante. El economista estimó que actualmente se están restableciendo estas cadenas de producción globales, y esto puede ayudar a que estas presiones en el incremento de precios disminuyan.