Una eléctrica noche en Ciudad Universitaria el 18 de octubre de 1968, el atleta estadounidense Bob Beamon rompió el récord mundial de salto de longitud al registrar 8.90m en los Juegos Olímpicos de México. Ese salto, que mejoró la marca anterior por 55 cm. perduró 22 años, 10 meses y 22 días, hasta ser superado en la final del Mundial de Tokio 1991 por Mike Powell (8.95 m), en esa misma final Carl Lewis también logró mejorar la marca de Beamon (con 8,91 m). Pero no fue homologada dado que se logró con más de 2 m/s de viento a favor, por lo que el salto de Beamon sigue siendo la segunda mejor marca de todos los tiempos. Su registro además sigue siendo el récord olímpico de salto de longitud y cumple hoy 55 años de vigencia.