Nueva York, Estados Unidos, marzo 20.- La Tierra está emitiendo una llamada de socorro. El último informe sobre el estado del clima global muestra un planeta al borde del abismo, difundió en un comunicado el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, con motivo del lanzamiento del Informe sobre el estado del clima mundial. El texto detalla lo siguiente: La contaminación por combustibles fósiles está provocando un caos climático fuera de serie. Las sirenas suenan a todo volumen en todos los indicadores principales: el año pasado se registró un calor récord, niveles del mar récord y temperaturas superficiales del océano récord. Es probable que los glaciares hayan perdido más hielo que nunca. Algunos récords no sólo encabezan las listas, sino que las rompen. Y los cambios se están acelerando. El aumento del nivel del mar se está acelerando, amenazando a las comunidades costeras. Y en septiembre pasado, el hielo marino de la Antártida era 1 millón de kilómetros cuadrados más pequeño que el mínimo récord anterior para esa época del año. Se trata de una superficie casi 25 veces mayor que Suiza. El impacto de todo esto es crudo, brutal y se acelera con una fuerza letal. El informe de la Organización Meteorológica Mundial detalla el clima extremo en todo el mundo en 2023 y el rastro de destrucción que dejó a su paso: miles de muertos, millones de desplazados, malas cosechas y enormes pérdidas económicas. El impacto sobre el desarrollo sostenible es devastador. Cada fracción de grado de calentamiento global impacta el futuro de la vida en la Tierra. Este informe muestra que en 2023 nos acercamos peligrosamente a que la temperatura global aumentara temporalmente 1,5°C por encima de los niveles preindustriales. La buena noticia es que aún podemos mantener el aumento de temperatura a largo plazo de nuestro planeta por debajo de ese límite y evitar lo peor del caos climático. Y sabemos cómo hacerlo. Al igualar la velocidad del cambio climático con una acción climática radical que se alinee con el desarrollo sostenible. Acelerando el inevitable fin de la era de los combustibles fósiles, con el G20 liderando una transición energética global justa; Que los países produzcan planes climáticos nacionales para 2025 que abarquen toda la economía y se alineen con el límite de 1,5°C; Proporcionando financiación para la acción climática en los países en desarrollo, incluida la adaptación a condiciones climáticas extremas; Protegiendo a todas las personas en la Tierra con un sistema de alerta temprana para 2027; Y poniendo recursos significativos en el nuevo fondo de pérdidas y daños. Todavía hay tiempo para tender un salvavidas a las personas y al planeta. Pero los líderes deben dar un paso al frente y actuar ahora.