Costos de la sequía crecerán hasta 35%; superficie afectada se ha duplicado: OCDE

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Roma, Italia, agosto 25.- La progresiva intensificación de las sequías está elevando sus costes sociales, económicos y ecológicos de forma sostenida. De acuerdo con el informe Global Drought Outlook, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se prevé que los impactos económicos de estos episodios climáticos extremos aumenten al menos un 35 % de aquí a 2035, en comparación con los niveles actuales. Una estimación que ilustra no solo el agravamiento del fenómeno, sino también su creciente capacidad de desorganizar sistemas productivos enteros y erosionar la resiliencia de los territorios. El informe señala que la superficie terrestre afectada por sequías se ha duplicado desde 1900, y que en las últimas décadas cerca del 40 % del planeta ha sufrido un incremento tanto en la frecuencia como en la intensidad de estos eventos. Esta transformación, explican los autores, responde en gran medida a la alteración de los patrones climáticos globales: la elevación de temperaturas intensifica la evaporación, reduce la humedad del suelo y compromete la reposición natural de los acuíferos. El agravamiento es tal que, bajo un escenario de calentamiento global de +4 °C, las sequías podrían ser hasta siete veces más frecuentes e intensas que en ausencia de cambio climático. “Las sequías se están volviendo más frecuentes, prolongadas y severas con el cambio climático, lo que amenaza la seguridad hídrica y ejerce una presión creciente sobre las personas, los ecosistemas y las economías”, refiere el reporte. Su incidencia es de escala macroeconómica. El estudio arrojó que el fenómeno impulsa las presiones inflacionarias, recesiones y una desaceleración del PIB a largo plazo. Hay pérdida de empleos y déficits fiscales, pues los gobiernos destinan recursos a las labores de socorro de emergencia, así como la restauración de infraestructura. Su alcance no es solo local, sino de corte geopolítico. La OCE señaló que las sequías desvían la cohesión social y amenazan la seguridad alimentaria e hídrica. El bienestar humano se reduce de igual forma, pues genera que las comunidades deban reubicarse. “Estas dinámicas pueden debilitar las instituciones políticas, erosionar la confianza social y reducir la participación cívica, lo que contribuye a la inestabilidad política. Si bien la evidencia científica no es concluyente respecto a la magnitud exacta de estos efectos, cada vez hay más investigaciones que sugieren que son significativos y podrían persistir en el tiempo”, asegura el estudio del organismo. El planeta tiene que mitigar los efectos de las sequías, que van desde la reducción de las cosechas, pasando por limitaciones en el suministro de energía, hasta las barreras para el comercio fluvial. La OCDE advierte que este fenómeno no distingue entre países industrializados y regiones en desarrollo. Si bien las zonas más pobres sufren con mayor crudeza las consecuencias sociales —como el hambre, la migración forzosa o el deterioro de los medios de vida—, los países de renta alta también están expuestos a pérdidas cuantiosas. En Estados Unidos, por ejemplo, la sequía de 2021 causó más de 1.100 millones de dólares en daños solo al sector agrícola. En Europa, el verano de 2022 dejó pérdidas por valor de 40.000 millones de euros. Y en todos los casos, la presión sobre los sistemas hídricos se traduce en tensiones que afectan desde la generación eléctrica hasta la navegación fluvial. Uno de los datos más alarmantes del informe es el estado de los acuíferos: el 62 % de los que son objeto de seguimiento presentan descensos sostenidos en sus niveles, síntoma de una sobreexplotación que compromete la seguridad hídrica a medio plazo. A ello se suma la degradación del suelo, la pérdida de productividad vegetal y el deterioro de servicios ecosistémicos esenciales como la regulación del clima o la filtración del agua. Las sequías tienen implicaciones ecológicas y medioambientales, pero también son responsables de 34% de las muertes relacionadas con desastres naturales. Además, el fenómeno incrementa la pobreza, la desigualdad y el desplazamiento. En materia económica, la agricultura es el sector más vulnerable con una caída de 22% en “años particularmente secos”. La OCDE encontró que el costo promedio de una sequía es el doble hoy en día que durante el año a inicios de siglo. Jo Tyndall, directora de la Dirección de Medio Ambiente de la OCDE, aseguró que las sequías son desastres “sigilosos”, pero sus impactos son más devastadores y de un alcance mayor que las tormentas e inundaciones repentinas. La experta aseguró que las prolongadas condiciones secas en Centroamérica provocaron una escasez “grave” de agua el año pasado. Los buques de carga que navegaron las rutas comerciales más importantes del mundo vieron barreras de movilidad, en especial con la sequía que afectó al Canal de Panamá. “Esto dejó ríos y embalses de toda la región demasiado secos para generar energía hidroeléctrica, lo que obligó a los países a reiniciar las centrales eléctricas de carbón, que generan grandes emisiones. El coste humano de las sequías sigue siendo más grave en África, donde las condiciones de sequía extrema dejaron a 23 millones de personas en situación de hambre severa en 2023”, aseguró Tyndall. Las economías, según el estudio, no tienen en cuenta las implicaciones de la problemática. El cambio climático aumenta constantemente la superficie terrestre que está expuesta a las sequías y agrava los impactos en las comunidades y los países. También genera un aumento en las temperaturas que acelera la evaporación, reduce la humedad del suelo y aumenta la presión sobre los recursos de agua dulce en el mundo. En los últimos años, la OCDE encontró que hubo sequías “extremas” que fueron registradas, como la ocurrida en Europa durante 2022 y la actual que tiene en apuros la economía de América del Norte. La agricultura es el rubro económico en el mundo que tiene más afectaciones por las sequías. La falta de agua genera pérdida de cosechas, así como un aumento de los precios de los alimentos. Las industrias que dependen del agua para sus procesos también ven cómo los costos aumentan: la generación de energía, la minería, manufactura y los procesos fluviales son algunos de los más afectados. ¿Qué deben hacer los estados? Ante este panorama, la OCDE propone un marco de actuación basado en la prevención y en la integración de políticas públicas. La gestión eficiente del agua, la restauración de suelos, la reorientación de las prácticas agrícolas y el rediseño de las ciudades son, a juicio del organismo, elementos imprescindibles para construir una verdadera resiliencia ante la sequía. Las inversiones en adaptación, recuerda el informe, no solo reducen el impacto directo de los episodios de sequía, sino que ofrecen retornos económicos sostenidos: por cada dólar invertido en prevención, los beneficios pueden multiplicarse por tres, e incluso por diez en algunos casos.