Nueva York, Estados Unidos, octubre 31.- El Día Mundial de las Ciudades es una oportunidad para discutir cómo se puede usar la urbanización para lograr el desarrollo sostenible, refiere ONU-Habitat. Su objetivo es promover el interés de la comunidad internacional en implementar la Nueva Agenda Urbana a nivel mundial y en mejorar la cooperación entre los países para encontrar oportunidades y abordar los desafíos de la urbanización en las ciudades. Cambiando el Mundo: Soluciones Innovadoras y una Mejor Vida para las Futuras Generaciones La clave para el futuro del planeta reside en nuestros pueblos y ciudades, donde actualmente vive más de la mitad de la población mundial. Las ciudades afrontan importantes desafíos globales, pero son también centros de creatividad e innovación que pueden tener un impacto a gran escala. Las nuevas tecnologías pueden hacer que nuestras ciudades sean más inclusivas, seguras, sostenibles y resilientes. La innovación puede hacer más eficaz y efectiva la manera en que gestionamos nuestros recursos, el modo en que se mueven las personas y las mercancías, el desarrollo de los servicios y la construcción de la infraestructura y los edificios. La innovación puede ayudarnos a diseñar ciudades, barrios y espacios públicos más habitables. Los espacios urbanos pueden proporcionar lugares para trabajar y ser a la vez sociales, con el objetivo de contribuir a un ecosistema próspero y de biodiversidad, ayudar a absorber carbono, producir energía verde y contribuir a nuestra seguridad alimentaria. La explosión del uso de tecnologías digitales está jugando un papel importante en la configuración de las ciudades, desde el Internet de las cosas y las redes de sensores, a plataformas y herramientas digitales para la gestión urbana y la prestación de servicios, así como el futuro de la movilidad eléctrica y autónoma. La digitalización y las tecnologías inteligentes brindan oportunidades para promover el acceso seguro y asequible a los servicios urbanos y para descarbonizar las ciudades. Las soluciones incluyen servicios de movilidad compartida, aplicaciones de eficiencia energética, gestión de residuos y reciclaje, generación distribuida de energía renovable, sistemas de eficiencia energética en edificios y tecnología cívica que fomenta la participación y la inclusión. La innovación puede ayudarnos a desarrollar soluciones de carbono cero y resiliencia para infraestructuras y edificios, así como a favorecer una economía verde. Se necesitan soluciones escalables para cerrar la brecha del 70% existente en infraestructura urbana, ya que para 2050 se duplicará la población que vivirá en las ciudades. Esto puede generar un crecimiento económico centrado en el medio ambiente y proporcionar empleo. Las ciudades representan el 65% de la demanda mundial de energía y son responsables del 75% de las emisiones de dióxido de carbono. Tienen un enorme potencial por explotar en lo que se refiere al incremento de la eficiencia energética. Entre 2015 y 2018, el número de ciudades abastecidas por al menos un 70% de electricidad renovable se duplicó. Las ciudades pueden acelerar el paso a las energías renovables a través de los sectores de la construcción, el transporte y la gestión de residuos sólidos y líquidos. Por ejemplo, la producción de biogás ha aumentado en la UE, alentada por políticas de energía renovable, hasta alcanzar 18 mil millones de m3 de metano en 2015, la mitad de la producción mundial de biogás; entre 2010 y 2014, la capacidad de energía solar en los tejados se triplicó en todo el mundo, de 30 GW a 100 GW. La innovación puede fomentar la inclusión y la cohesión social, lo que debería permitir que las personas migrantes, con discapacidad, en situación de pobreza y otros grupos vulnerables fueran ciudadanos con igualdad de derechos y de acceso a servicios, infraestructura, medios de vida y voz en la gobernanza urbana. Sin embargo, los resultados positivos de la digitalización se distribuyen de manera desigual. Mientras que la mitad del mundo tiene acceso a Internet, la otra mitad no. Solo alrededor del 15% puede acceder a Internet de banda ancha y casi 2 mil millones de personas no poseen un teléfono móvil. La brecha digital dentro de los países puede ser tan marcada como la que existe entre países. En todo el mundo, uno de cada cinco hogares situados en el 40% más bajo de la distribución de ingresos no tiene acceso a un teléfono móvil y el 71% no tiene acceso a Internet. La rápida difusión de las tecnologías requiere políticas para garantizar que no aumenten la desigualdad y las desarticulaciones sociales ni pongan en riesgo los derechos humanos. Los gobiernos nacionales y locales deben dar prioridad en sus agendas a la inclusión digital. Los gobiernos nacionales y locales deben garantizar que derechos humanos como la privacidad, la libertad de expresión y la democracia se incorporen a las plataformas digitales, comenzando por las infraestructuras y los servicios digitales controlados localmente.