Ciudad de México, octubre 21 (El Sol de México).- Un reciente diagnóstico del sistema de salud en México ha desmontado el mito de que el país podría alcanzar los estándares de Dinamarca en atención médica. Con la prevalencia de enfermedades crónicas al alza y un desplome en la cobertura de vacunación, el reporte destaca que aún hay un largo camino por recorrer. El mensaje es claro: México no es Dinamarca. México enfrenta rezagos importantes en su sistema de salud. Los recursos son limitados, y el modelo MAS-Bienestar, presentado al final del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, apenas comienza a implementarse. Se estima que pasarán varios años antes de que se puedan ver resultados tangibles. En un análisis basado en datos científicos, sin promesas inalcanzables, el nuevo gobierno federal ha publicado un diagnóstico que detalla la situación actual de la salud en México. Muestra, por ejemplo, que entre 2015 y 2022 la prevalencia de diabetes casi se duplicó, de 9.4 a 18.3 por ciento; la hipertensión pasó de 25.5 a 47.8 por ciento y que la cobertura de vacunación básica se desplomó de 53.9 a 26.6 por ciento. Este informe también traza el camino para alcanzar la universalización y calidad en la atención médica, objetivos todavía distantes. “El propósito de una atención sanitaria igual y universal para todos aún no se ha alcanzado”, reconoce el nuevo secretario de Salud, David Kershenobich, en el editorial del más reciente número de la revista Salud Pública de México, dedicado por entero a exponer el proyecto de la presidenta Claudia Sheinbaum en materia de salubridad. “Persiste un vacío sanitario para los grupos desfavorecidos de la población que se debe a las crecientes desigualdades sociales; es por esto que surge la necesidad de un sistema más inclusivo socialmente, que proporcione una atención primaria de mayor eficiencia y calidad durante todo el ciclo de vida de las personas”, agrega Kershenobich. Sobre el nuevo enfoque de la atención médica, el titular de Salud plantea que “los avances teóricos, tecnológicos y conceptuales en medicina a lo largo de la última década nos permiten visualizar la transición a una medicina ‘anticipatoria’, basada en la salud (no en la enfermedad), lo que constituye la medicina personalizada, predictiva, preventiva y participativa que busca no sólo la ausencia de enfermedad, sino el bienestar físico, mental y social”. Los desafíos Sin el triunfalismo que distinguió a la anterior administración, el ejemplar de Salud Pública de México incluye un artículo que hace una comparación entre la situación que había en 2015 con la que prevalecía en 2022, último año con datos consolidados en materia de salud. “El sistema de salud mexicano sigue fragmentado, es poco eficiente y mantiene a una parte de la población sin acceso efectivo a la atención integral de su salud, por lo que se encuentra en un proceso de evolución”, se lee en el capítulo “La atención primaria en el Modelo de Atención a la Salud para el Bienestar en México”, escrito por Víctor Hugo Borja Aburto, titular de la Unidad de Atención a la Salud del IMSS-Bienestar. Se concluye que la implementación del modelo MAS-Bienestar se encuentra en proceso de instrumentación, por lo que se requerirán varios años para que pueda llegar a su fase de maduración, lo que requerirá mejora de la capacidad institucional de infraestructura, personal, medicamentos y sistemas de información. Recursos humanos e infraestructura El número 66 de la revista Salud Pública de México, correspondiente a los meses de septiembre y octubre de 2024, está integrada por 19 artículos que abordan temas como la atención primaria de la población, las funciones esenciales de la salud pública, la calidad de la atención, acceso a medicamentos, el gasto de bolsillo de la población, la formación de personal médico y los llamados “desiertos de atención”. Entre los aspectos positivos que dejó el sexenio de AMLO cuando el titular de Salud era Jorge Alcocer, la revista destaca el aumento en la densidad de médicos generales y familiares, médicos especialistas, gineco obstetras, pediatras, psicólogos y enfermeras profesionales; sin embargo, hubo un descenso en psiquiatras, odontólogos y nutriólogos. Asimismo, si bien aumentó ligeramente la densidad de camas hospitalarias, unidades de cuidados intensivos, mastógrafos, tomógrafos y equipos de radioterapia, por otro lado se incrementó el gasto privado de los mexicanos en salud y el número de hogares con gastos catastróficos a consecuencia de la enfermedad, operación o tratamiento de un familiar. David Kershenobich, secretario de Salud, reconoce en la editorial de la revista Salud Pública de México que el propósito de una atención sanitaria universal aún está lejos de ser alcanzado. Las desigualdades sociales persistentes han dejado a los sectores más vulnerables sin acceso a servicios médicos de calidad, lo que subraya la necesidad de un sistema más inclusivo y eficiente. El nuevo enfoque plantea una transición hacia una medicina “anticipatoria”, basada en la prevención y el bienestar integral de las personas, más que en la mera ausencia de enfermedades. El sistema de salud sigue fragmentado, con problemas de financiamiento, y muchas personas aún no tienen acceso a una atención integral. Estos factores han impulsado el crecimiento del sector privado, lo que ha incrementado el gasto de las familias en salud hasta un 40 por ciento del gasto total. El informe concluye que, a pesar de los esfuerzos del gobierno, aún queda mucho por hacer. El modelo MAS-Bienestar está en una fase temprana de implementación, y la mejora en infraestructura, personal y acceso a medicamentos será clave para lograr el objetivo de una atención médica universal y de calidad. Por ahora, el acceso a servicios de salud se ha deteriorado, afectando a más de 50 millones de personas que hoy carecen de acceso efectivo a la atención médica.