Al 4 de agosto de 2024, el nivel del agua del lago se situó en 1.061.42 pies sobre el nivel medio del mar (MSL). Esto supone una reducción respecto del nivel máximo del embalse, de 1.229 pies. Ante este escenario la Comisión Internacional de Límites y Aguas en México y Estados Unidos pactaron que no se entregará toda el agua que correspondía a la entidad sino hasta el 2026, una medida con la que se busca atender el problema de la disminución de agua. Si bien el nivel del agua del lago subió gradualmente a principios del 2024 , situándose en 1.072,67 pies en enero, luego comenzó a disminuir a principios de marzo, cuando alcanzó los 1.075,53 pies. Así, debido a que los niveles de agua han seguido bajando, exacerbaron las preocupaciones sobre el suministro de agua para millones de personas en el suroeste de Estados Unidos y de Baja California, pues el embalse, que se forma por la presa Hoover en el Río Colorado, es una fuente vital de agua para usos agrícolas, municipales e industriales en toda la cuenca del río Colorado. De acuerdo con el académico del Colef, Alfonso Cortez esta reducción para Baja California ascenderá a 493.4 millones de metros cúbicos de agua, la mayor cantidad registrada y en términos proporcionales representa tres veces el consumo anual de Mexicali, donde el 70 por ciento es para uso agrìcola, esto último un problema que continúa pendiente, especialmente porque gran parte de las empresas agrícolas en el valle de Mexicali son de origen extranjero además que buena parte de la producción es para exportación según el encargado de la SADER en Mexicali, Juan Manuel Martínez Núñez y dicho sea de paso, el valor de la producción abruptamente desde el 2023 en términos reales. El agua dejará de recibirse en octubre con extensión al 2026, de la cuota anual que el Estado recibe desde Estados Unidos. El lago Mead no es el único embalse de la región que está bajo vigilancia. El vecino lago Powell también es fundamental para el suministro de agua y también sufre las consecuencias de una sequía prolongada.