Nueva York, Estados Unidos, julio 31.- Los analistas de JPMorgan Chase dijeron en una nota reciente que el peso “ha entrado en un nuevo capítulo” de menor volatilidad y que los inversores deben deshacerse de sus expectativas obsoletas de que la moneda siempre será el objetivo favorito de los especuladores cada vez que se agrie el sentimiento de riesgo. “El peso ha entrado en un nuevo capítulo que probablemente vendrá acompañado de una volatilidad más baja por más tiempo y un desacoplamiento del perfil de riesgo de sus monedas pares en América Latina”, pronosticaron en la nota denominada “MXN: No es el peso de tu padre”. Los analistas dirigidos por Saad Siddiqui señalaron que tres factores sentaron las bases para un cambio estructural en la forma en que cotiza el peso. En los últimos cinco años, las remesas se han duplicado a alrededor de 60 mil millones de dólares al año, lo que cubre con creces el déficit comercial del país. Mientras tanto, ha habido una disminución en el uso de los pesos como cobertura “de propósito general” contra los riesgos en los mercados emergentes, ya que otras monedas asiáticas se han vuelto más líquidas y ofrecen alternativas a la venta corta del peso, según el informe. Por último, es probable que los rumores sobre el nearshoring comiencen a aparecer en datos duros durante los próximos dos años, agregando más flujos récord de remesas. “Si bien el peso mexicano ha sido considerado una moneda de alto riesgo durante gran parte de las últimas dos décadas, creemos que es hora de que los inversores se deshagan de esta percepción obsoleta”, dijeron los analistas de JPMorgan. En las últimas semanas, los operadores de divisas han estado ignorando las advertencias de que el peso mexicano está sobrevaluado, lo que deja a la moneda lista para probar si puede establecer un nuevo mínimo este año a medida que la sorprendente resistencia de la economía estadounidense alivia las preocupaciones sobre una recesión. El peso de México alcanzó el viernes su nivel más alto frente al dólar desde principios de diciembre de 2015, ya que el dólar perdió fuerza después de que una desaceleración en la inflación de Estados Unidos reforzó el caso para que la Reserva Federal ponga fin a sus alzas en las tasas de interés.