Nueva York, Estados Unidos, enero 11.- Las tensiones comerciales, la debilidad de la inversión, los elevados niveles de deuda y los conflictos geopolíticos pesan considerablemente sobre las perspectivas. Se prevé que el crecimiento mundial se mantenga por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, difundió la ONU en la presentación del Informe de la Situación y Perspectivas de la Economía Mundial (WESP) 2025, El crecimiento económico lento sigue afectando gravemente los avances hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente en países en desarrollo que todavía sufren los efectos acumulados de crisis sucesivas. Agrega que muchos países de renta baja siguen lidiando con una elevada carga del servicio de la deuda y un acceso limitado a la financiación internacional. Refiere que una inflación alimentaria persistente, unida a un crecimiento económico lento, podría sumir aún más en la pobreza a millones de personas. A pesar de la relajación de la inflación mundial, la inflación de los alimentos sigue siendo elevada, y casi la mitad de los países en desarrollo registrarán tasas superiores al 5% en 2024. Esto ha agravado la inseguridad alimentaria en países de renta baja que ya se enfrentan a fenómenos meteorológicos extremos, conflictos e inestabilidad económica. El capítulo temático de este año se centra en las promesa y riesgos de los minerales críticos para la transición energética. El aumento de la demanda de minerales críticos, como el litio, el cobalto y los elementos raros de la tierra, ofrece a los países en desarrollo que son ricos en recursos una oportunidad para impulsar el crecimiento y avanzar hacia los ODS. Sin embargo, estas oportunidades conllevan importantes riesgos. La mala gobernanza, las prácticas laborales inseguras, la degradación medioambiental y la excesiva dependencia de los volátiles mercados de materias primas podrían exacerbar las desigualdades y dañar los ecosistemas, socavando los logros del desarrollo a largo plazo. La ONU hace un llamamiento a una acción multilateral audaz para abordar las crisis interconectadas de la deuda, la desigualdad y el cambio climático. La relajación monetaria por sí sola no será suficiente para revitalizar el crecimiento mundial o reducir las crecientes disparidades. Los gobiernos deben evitar políticas fiscales excesivamente restrictivas y centrarse en movilizar inversiones en energías limpias, infraestructuras y sectores sociales críticos como la sanidad y la educación. También es esencial una mayor cooperación internacional para gestionar los riesgos medioambientales, sociales y económicos asociados a los minerales críticos.