Ciudad de México, julio 6.- Los mercados financieros son muy impacientes y tienden a anticipar las acciones que van a emprender los bancos centrales, que están actuando con prudencia. Ello va a conducir de manera casi inevitable a que vivamos episodios de volatilidad financiera en los próximos meses, dijo Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales, durante una entrevista desde Basilea, Suiza con un grupo de periodistas de la ciudad de México, luego de la presentación del reporte anual del BIS, un documento que es referencia global en materia de política monetaria y el papel de los bancos centrales. “A esta crisis entramos todos los países al mismo tiempo, pero cada uno saldrá en diferente momento y de diferente forma… El gran reto sigue siendo la reactivación de la economía, pero hay que tener claro que las políticas monetaria y fiscal están cerca del límite” señaló Carstens. Agregó que: “Necesitamos encontrar fórmulas de inducir el crecimiento económico y la recuperación del empleo, a partir de reconocer que no todo es monetario o fiscal. Encontrar cómo incentivar la inversión y estimular la competencia económica para tener crecimiento sostenible… El reto es múltiple: encontrar soluciones en el terreno de la salud y aprender a convivir con el virus, atender políticas que son muy relevantes como la educativa”. Carstens señaló que será clave el comportamiento de la economía estadounidense pues si salen cifras muy favorables, como por ejemplo, aumentos importantes del empleo, los mercados pensarán que se puede anticipar la decisión de la Reserva Federal. A juicio de Carstens, lo que ocurrió es algo inédito en la historia, pues en 2020 se presentó un cierre prácticamente generalizado en las economías, pero los procesos de apertura han tenido ritmos muy diferenciados, con diversos grados de coordinación, lo que ha ocasionado muchas distorsiones tanto de oferta como de demanda, lo que se está reflejando en la inflación, que tiene velocidades muy diferentes y está cambiando la relación entre diversos precios de bienes y servicios. Carstens subrayó que tal y como lo señala el Informe Anual del BIS, el crecimiento económico no se va a obtener en el largo plazo con las políticas de rescate. “Necesitamos encontrar fórmulas de inducir el crecimiento económico y la recuperación del empleo, a partir de reconocer que no todo es monetario o fiscal. Encontrar cómo incentivar la inversión y estimular la competencia económica para tener crecimiento sostenible… El reto es múltiple: encontrar soluciones en el terreno de la salud y aprender a convivir con el virus, atender políticas que son muy relevantes como la educativa”, dijo. Sugirió que los bancos centrales busquen mejores formas de comunicar evitando un lenguaje demasiado técnico que a veces no es comprendido por la población. “En un ambiente en el que hay mucha incertidumbre, lo que la sociedad más quiere es una guía, que alguien le pueda decir qué es lo que está pasando y dónde vamos”, refirió, señalando que un reto para los bancos centrales en el mundo es dar esa guía y trasmitir credibilidad. “Lo que haga la Fed es relevante para explicar o predecir lo que harán otros bancos centrales…Para la recuperación económica global fue muy importante la decisión de la Reserva Federal de mantener las tasas en niveles de cero. Ayudó mucho a su país, pero también ayudó al resto del mundo… Un alza de las tasas en Estados Unidos podría traer repercusiones en el servicio de la deuda de los países emergentes”, concluyó. El informe Primeras lecciones de la pandemia Covid-19 sobre las reformas de Basilea proporciona una evaluación preliminar de si las reformas implementadas hasta la fecha han funcionado como se esperaba a la luz de la pandemia. En él se describen las conclusiones iniciales del Comité con respecto a: (i) la capacidad de recuperación general del sistema bancario durante la pandemia; (ii) la usabilidad de las reservas de capital, la experiencia de los miembros con las políticas de capital anticíclicas y los movimientos de precios de los instrumentos de capital de nivel 1 adicionales; (iii) colchones de liquidez; (iv) el impacto del coeficiente de apalancamiento en la intermediación financiera; y (v) el carácter cíclico de los requisitos de capital específicos de Basilea.