Nueva York, Estados Unidos, febrero 7.- e estima que las remesas hacia países de ingreso bajo y mediano registraron un aumento aproximado del 3,8 % en 2023, lo que supone una moderación respecto a los elevados ingresos de los dos años anteriores. Preocupa el riesgo de disminución de los ingresos reales de los migrantes en 2024 ante la inflación mundial y las escasas perspectivas de crecimiento, según la última reseña sobre migración y desarrollo del Banco Mundial publicada hoy. En 2023, se estima que los flujos de remesas hacia los países de ingreso bajo y mediano alcanzarán los USD 669 000 millones, ya que la resiliencia de los mercados laborales de las economías avanzadas y de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) seguirá respaldando la capacidad de los migrantes de enviar dinero a sus hogares. Por regiones, la entrada de remesas aumentó en América Latina y el Caribe (8 %), Asia meridional (7,2 %), Asia oriental y el Pacífico (3 %) y África subsahariana (1,9 %). Los flujos hacia Oriente Medio y Norte de África disminuyeron por segundo año consecutivo, con un descenso del 5,3 %, sobre todo debido a la fuerte caída de los flujos hacia Egipto. Las remesas hacia Europa y Asia central también cayeron un 1,4 %, tras haber aumentado más del 18 % en 2022. Estados Unidos siguió siendo la principal fuente de remesas. Los cinco países que más remesas recibieron en 2023 son India (USD 125 000 millones), México (USD 67 000 millones), China (USD 50 000 millones), Filipinas (USD 40 000 millones) y Egipto (USD 24 000 millones). Entre las economías donde la entrada de remesas representa una parte sustancial del producto interno bruto (PIB) —lo que destaca la importancia que tienen las remesas para el financiamiento de las cuentas corrientes y los déficits fiscales— se incluyen Tayikistán (48 %), Tonga (41 %), Samoa (32 %), Líbano (28 %) y Nicaragua (27 %). De acuerdo con la trayectoria de debilitamiento de la actividad económica mundial, se prevé que el crecimiento de las remesas hacia los países de ingreso bajo y mediano se reduzca aún más, hasta llegar al 3,1 % en 2024. Las causas de la moderación de las previsiones son la desaceleración del crecimiento económico y la perspectiva de mercados laborales más débiles en varios países de ingreso alto. Otros riesgos a la baja son la volatilidad de los precios del petróleo y de los tipos de cambio, y una ralentización de la economía más profunda de lo previsto en los países de ingreso alto. “Durante las crisis, los migrantes afrontaron los riesgos y demostraron su capacidad de resiliencia para ayudar a sus familias que quedaron en sus lugares de origen. Sin embargo, la elevada inflación y el moderado crecimiento mundial están afectando la cantidad de dinero que pueden enviar”, dijo Iffath Sharif, director global de la Práctica Global de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial. “Los mercados laborales y las políticas de protección social de los países anfitriones deben incluir a los migrantes, cuyas remesas son una ayuda vital para los países en desarrollo”. Según la base de datos del Banco sobre los precios de las remesas en el mundo, los costos de las remesas siguen siendo persistentemente elevados, con un costo promedio del 6,2 % para enviar USD 200 a partir del segundo trimestre de 2023. En comparación con el año anterior, enviar dinero a todas las regiones fue más costoso, con excepción de la región de Oriente Medio y Norte de África. Los bancos continuaron siendo el medio más costoso para enviar remesas, con un costo promedio del 12,1 %, seguidos de las oficinas de correo (7 %), los operadores de transferencias de dinero (5,3 %) y los operadores de telefonía móvil (4,1 %). “Las remesas son una de las pocas fuentes de financiamiento externo privado que se prevé que sigan creciendo en la próxima década. Deben aprovecharse para la movilización de capital privado en apoyo del financiamiento del desarrollo, en especial a través de los bonos de la diáspora”, dijo Dilip Ratha, economista principal y autor del informe. “En los últimos años, los flujos de remesas a los países en desarrollo superaron tanto la suma de la inversión extranjera directa como la ayuda oficial para el desarrollo, y esa diferencia va en aumento”. En una sección especial de la reseña, se describe cómo se puede movilizar el financiamiento de la diáspora para el desarrollo y el fortalecimiento de la situación de endeudamiento de un país. Los bonos de la diáspora se pueden estructurar para aprovechar directamente los ahorros de la diáspora que se mantienen en destinos extranjeros. En muchos países, se facilita la llegada de los depósitos de los no residentes para atraer el ahorro de la diáspora. Sin embargo, a diferencia de los bonos de la diáspora, estos ahorros tienden a ser a corto plazo y volátiles. Los países en desarrollo pueden utilizar las futuras entradas de remesas como garantía para reducir los costos de los préstamos internacionales. Debido a su gran volumen en comparación con otras fuentes de divisas, su carácter anticíclico y su contribución indirecta a las finanzas públicas, las remesas también pueden contribuir a mejorar la calificación soberana de un país y su capacidad para reembolsar la deuda.