México sigue cayendo en el ranking de países con mejores ecosistemas para la generación de startups, según el Global Startup Ecosystem Index 2024, un ranking de países con mejores ecosistemas para la generación de startups. Con una pérdida de cuatro lugares respecto del 2023 y de seis en los últimos dos años, México mantiene la tendencia a la baja al ubicarse en el sitio 41. En cambio, Colombia subió dos posiciones este 2024 y ahora supera a Chile (39) y a México, al ubicarse en el lugar 38. Así, los países latinoamericanos mejor posicionados son Brasil, Colombia, Chile, México y Argentina, en ese orden. Los países latinoamericanos mejor posicionados son Brasil, Colombia, Chile, México y Argentina, en ese orden. ¿QUÉ SON? Las nuevas tecnologías han revolucionado la forma en la que entendemos el mundo y también cómo desarrollamos muchas de las actividades profesionales en él. Así, el emprendimiento ha ido evolucionando y, gracias a ellas, se presenta bajo el concepto startup. Una startup es una empresa de nueva creación que, gracias a su modelo de negocio escalable y al uso de las nuevas tecnologías, tiene grandes posibilidades de crecimiento. Esta tipología empresarial está ganando fuerza en los últimos años. Por ejemplo, aquellas que se dedican a las finanzas, conocidas como startups fintech, en América pasaron de casi 5.700, en 2018, a más de 10.700 a finales de 2021, según Statista. A esta región le sigue el conjunto de startups fintech de Europa, Oriente Medio y África, con más de 9.300 empresas. En relación a las startups, es frecuente confundirlas con una pyme -pequeñas y medianas empresas con límites, entre otros, en sus recursos humanos y en su volumen de negocio. Sin embargo, no son lo mismo. Entre las principales cualidades que caracterizan a una startup y la diferencian con una pyme, podemos destacar: Juventud: son organizaciones emergentes y, por tanto, no cuentan con un recorrido y un posicionamiento previo; una jovialidad que no tiene por qué definir a una pyme. Innovación: aunque las pymes puedan contar con tecnologías de última generación, no basan -a diferencia de las startups- su modelo de negocio en la innovación. En el caso de las empresas emergentes, principalmente esta va asociada a la tecnología, la cual constituye una ventaja competitiva. Alcance: suelen tener un enfoque más amplio, generalmente geográfico, incluso global; mientras que las pymes tradicionalmente orientan su negocio al mercado local y/o nacional. Escalabilidad: son negocios que buscan aumentar su magnitud e ingresos en periodos de tiempo cortos, sin que esto conlleve un aumento de sus gastos. Las pymes, por su lado, cuentan con visiones más tradicionales y están en el mercado con el fin de alcanzar una trayectoria más lineal. En consecuencia, estas últimas suelen contar con mayores tasas de supervivencia. Costes reducidos: no requieren un elevado coste de recursos para poner en marcha ni desarrollar su actividad. Esto les permite crecer más rápidamente y aumentar su margen de beneficios. Muchas de ellas incluso prescinden de un espacio oficial para la organización, sobre todo en sus inicios, optando por fórmulas como el coworking -oficinas compartidas por distintos profesionales que no tienen por qué guardar una relación profesional entre sí. Financiación: frente a la pyme, donde el capital externo es reducido o inexistente, las startups priorizan la inversión de terceros. Así surgen figuras como los business angels, personas físicas que buscan destinar parte de sus fondos a estas organizaciones de reciente creación, así como implicarse en la gestión empresarial -algo que los diferencia de los inversores tradicionales- con el objetivo de contar con una participación en el negocio.