Ciudad de México, marzo 24.- Tal como se esperaba, el Banco de México decidió aumentar este jueves la tasa de interés de referencia en 50 puntos base, con lo que el referencial se ubicó en 6.5 por ciento, desde el seis por ciento previo. Esta es la séptima vez consecutiva en la que Banxico eleva la tasa, y la tercera al hilo en la que el incremento es de 50 puntos en medio de la inflación que parece incontenible. En su reporte, el banco central indica que: Los indicadores disponibles apuntan a una moderación de la actividad económica mundial durante el primer trimestre del año. La inflación global siguió aumentando, presionada por los cuellos de botella y por los elevados precios de alimentos y energéticos. Esto ha generado expectativas de una reducción más acelerada del estímulo monetario a nivel global. Las condiciones financieras tuvieron un apretamiento, donde las tasas de interés aumentaron y el dólar se fortaleció, en un contexto de mayor aversión al riesgo asociado al reciente conflicto geopolítico... A los choques que han afectado a la inflación a lo largo de la emergencia sanitaria se añaden las presiones derivadas del conflicto geopolítico. De esta forma, en la primera quincena de marzo las inflaciones general y subyacente registraron tasas anuales de 7.29% y 6.68%, respectivamente, mientras que sus expectativas para 2022 y 2023 volvieron a incrementarse. Para el mediano plazo, las expectativas para la general aumentaron en el margen y para la subyacente no se modificaron, mientras que las de largo plazo se han mantenido estables en niveles superiores a la meta. Ante las mayores presiones inflacionarias, los pronósticos de las inflaciones general y subyacente se revisaron al alza para todo el horizonte y ahora se prevé que la convergencia a la meta de 3% se alcance en el primer trimestre de 2024. Estas previsiones están sujetas a riesgos. Al alza: i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) presiones inflacionarias externas derivadas de la pandemia; iii) mayores presiones en los precios agropecuarios y energéticos por el reciente conflicto geopolítico; iv) depreciación cambiaria; y v) presiones de costos. A la baja: i) una disminución en la intensidad del conflicto bélico; ii) un efecto mayor al esperado de la brecha negativa del producto; iii) precios de los energéticos menores a lo previsto; y iv) apreciación cambiaria. El balance de riesgos respecto a la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se ha deteriorado y se mantiene sesgado al alza.