Productores de trigo del valle de Mexicali lanzaron un llamado urgente al Gobierno Federal para que se asignen 20 millones de pesos en apoyos que les permitan cubrir el déficit entre los costos de producción y el precio actual de comercialización, advirtiendo que de no concretarse dicho respaldo, el sector se encamina a una de sus peores crisis en décadas. Manuel de Jesús Quintero Meza, maestro en ciencias y productor agrícola, comparó la situación con una frase conocida del futbol mexicano: “Jugamos como nunca… perdimos como siempre”. En el campo, dijo, esa expresión se transforma en “Sembramos como nunca… batallamos como siempre”, reflejando el esfuerzo constante del productor por sacar adelante sus cultivos, enfrentando altos costos, incertidumbre climática y un mercado que no responde. El especialista expuso que los agricultores han invertido en preparar tierras, comprar fertilizantes y semillas a crédito, y enfrentar condiciones climáticas adversas como falta de frío invernal o calor extremo que afecta la floración del trigo. Sin embargo, los precios internacionales del grano se mantienen bajos, rondando los 200 dólares por tonelada, y los acuerdos con la industria y las autoridades no se cumplen como se prometió. Uno de los puntos más críticos, detalló, es la falta de entrega del apoyo federal de 200 pesos por tonelada de trigo cristalino, anunciado en publicaciones oficiales de la Secretaría de Agricultura, pero condicionado a la “disponibilidad presupuestal”, lo que en la práctica ha significado que no se entregará. “Los productores de trigo confiaron en la palabra del Gobierno Federal, del secretario de Agricultura, de la presidenta de la República. Pero hoy están como novias de rancho: vestidos y alborotados, esperando un apoyo que ya no llegó”, reprochó Quintero Meza. En el ciclo actual, se sembraron 18 mil hectáreas de trigo cristalino, el 60% del total sembrado en el valle de Mexicali. La cifra representa ya la superficie más baja en los últimos 25 años. Sin el apoyo solicitado, advierte, muchas de estas hectáreas no volverán a sembrarse. El monto requerido, 20 millones de pesos, equivale a 1,111 pesos por hectárea, que es justamente la diferencia negativa entre lo que cuesta producir y lo que el agricultor recibe. “No es para generar utilidades, es simplemente para alcanzar el punto de equilibrio”, precisó. De no atenderse esta necesidad, se espera que muchos productores caigan en cartera vencida, pierdan el acceso al crédito y terminen por vender su maquinaria, rentar la tierra o abandonar la actividad. “Eso abriría la puerta a un abandono rural que puede derivar en fenómenos sociales muy graves, incluyendo la migración hacia actividades ilícitas por falta de oportunidades”, advirtió. Quintero Meza enfatizó que el Gobierno Federal aún está a tiempo de corregir el rumbo. “El gran ausente ha sido el Gobierno Federal y sus legisladores, pero también pueden ser los buenos de la película. Solo se necesita voluntad para reasignar esos 20 millones de pesos desde algún programa no ejercido”. El llamado es claro: si no se quiere que los agricultores sigan diciendo “sembramos como nunca… batallamos como siempre”, es momento de actuar.