Una de cada 11 personas en el mundo padece hambre: ONU

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Río de Janeiro, Brasil, julio 26.- Alrededor de 733 millones de personas enfrentaron hambre en 2023, el equivalente a una de cada once personas a nivel mundial y una de cada cinco en África, según el último informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo (SOFI) publicado hoy por cinco agencias especializadas de las Naciones Unidas. El informe anual, lanzado este año en el contexto de la Reunión Ministerial del Grupo de Trabajo de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza del G20 en Brasil, advierte que el mundo está muy lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, Hambre Cero , para 2030. El informe muestra que el mundo ha retrocedido 15 años, con niveles de subalimentación comparables a los de 2008-2009. A pesar de algunos avances en áreas específicas como el retraso del crecimiento y la lactancia materna exclusiva, un número alarmante de personas sigue enfrentándose a la inseguridad alimentaria y la malnutrición, ya que los niveles mundiales de hambre se han estancado durante tres años consecutivos, con entre 713 y 757 millones de personas desnutridas en 2023, aproximadamente 152 millones más que en 2019 si se considera el rango medio (733 millones). Las tendencias regionales varían significativamente: el porcentaje de la población que enfrenta el hambre sigue aumentando en África (20,4 %), se mantiene estable en Asia (8,1 %) —aunque sigue representando un desafío importante ya que la región alberga a más de la mitad de las personas que enfrentan el hambre en todo el mundo— y muestra avances en América Latina (6,2 %). Entre 2022 y 2023, el hambre aumentó en Asia occidental, el Caribe y la mayoría de las subregiones africanas. Si las tendencias actuales continúan, alrededor de 582 millones de personas estarán crónicamente desnutridas en 2030, la mitad de ellas en África, advierten la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta proyección se asemeja mucho a los niveles observados en 2015, cuando se adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible , lo que marca un preocupante estancamiento en el progreso. Hallazgos clave más allá del hambre El informe destaca que el acceso a una alimentación adecuada sigue siendo difícil de alcanzar para miles de millones de personas. En 2023, alrededor de 2.330 millones de personas en todo el mundo se enfrentaban a una inseguridad alimentaria moderada o grave, una cifra que no ha cambiado significativamente desde el marcado repunte de 2020, en medio de la pandemia de COVID-19. Entre ellas, más de 864 millones de personas padecían inseguridad alimentaria grave, pasando a veces un día entero o más sin comer. Esta cifra se ha mantenido obstinadamente alta desde 2020 y, si bien América Latina muestra una mejora, persisten desafíos más amplios, especialmente en África, donde el 58 % de la población padece inseguridad alimentaria moderada o grave. La falta de acceso económico a una alimentación saludable también sigue siendo un problema crítico que afecta a más de un tercio de la población mundial. Con nuevos datos sobre los precios de los alimentos y mejoras metodológicas, la publicación revela que más de 2.800 millones de personas no pudieron permitirse una alimentación saludable en 2022. Esta disparidad es más pronunciada en los países de bajos ingresos, donde el 71,5% de la población no puede permitirse una alimentación saludable, en comparación con el 6,3% en los países de altos ingresos. Cabe destacar que la cifra descendió por debajo de los niveles previos a la pandemia en Asia, América del Norte y Europa, mientras que aumentó sustancialmente en África. Si bien se ha avanzado en el aumento de las tasas de lactancia materna exclusiva entre los lactantes hasta el 48%, alcanzar las metas mundiales de nutrición será un desafío. La prevalencia del bajo peso al nacer se ha estancado en torno al 15%, y el retraso del crecimiento entre los niños menores de cinco años, si bien ha disminuido al 22,3%, aún está lejos de alcanzar las metas. Además, la prevalencia de emaciación entre los niños no ha experimentado una mejora significativa, mientras que la anemia en las mujeres de 15 a 49 años ha aumentado. De manera similar, las nuevas estimaciones de la obesidad en adultos muestran un aumento constante durante la última década, del 12,1% (2012) al 15,8% (2022). Las proyecciones indican que para 2030, el mundo tendrá más de 1.200 millones de adultos obesos. La doble carga de la malnutrición (la coexistencia de desnutrición con sobrepeso y obesidad) también ha aumentado a nivel mundial en todos los grupos de edad. La delgadez y el bajo peso han disminuido en las últimas dos décadas, mientras que la obesidad ha aumentado marcadamente. Estas tendencias ponen de relieve los complejos desafíos que plantea la malnutrición en todas sus formas y la urgente necesidad de realizar intervenciones específicas, ya que el mundo no está en condiciones de alcanzar ninguno de los siete objetivos mundiales de nutrición para 2030 , indican las cinco agencias. La inseguridad alimentaria y la malnutrición están empeorando debido a una combinación de factores, entre ellos la persistente inflación de los precios de los alimentos, que sigue erosionando las ganancias económicas de muchas personas en muchos países. Los principales factores impulsores, como los conflictos, el cambio climático y las crisis económicas, son cada vez más frecuentes y graves. Estos problemas, junto con factores subyacentes como dietas saludables inasequibles, entornos alimentarios poco saludables y una desigualdad persistente, ahora coinciden simultáneamente, lo que amplifica sus efectos individuales. Financiación para acabar con el hambre El tema del informe de este año, “Financiación para acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición”, destaca que para alcanzar el ODS 2, Hambre Cero, se requiere un enfoque multifacético, que incluya la transformación y el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios, el abordaje de las desigualdades y la garantía de una alimentación saludable asequible y accesible para todos. Se pide una financiación mayor y más rentable, con una definición clara y estandarizada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Los responsables de los cinco organismos de las Naciones Unidas, el Director General de la FAO, QU Dongyu; el Presidente del FIDA, Álvaro Lario; la Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell; la Directora Ejecutiva del PMA, Cindy McCain; y el Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, escriben en el prólogo del informe: “Estimar la brecha en la financiación de la seguridad alimentaria y la nutrición y movilizar formas innovadoras de financiación para superarla debe estar entre nuestras principales prioridades. Las políticas, la legislación y las intervenciones para acabar con el hambre y garantizar que todas las personas tengan acceso a alimentos seguros, nutritivos y suficientes (meta 2.1 de los ODS), y para poner fin a todas las formas de malnutrición (meta 2.2 de los ODS) necesitan una importante movilización de recursos. No son solo una inversión en el futuro, sino nuestra obligación. Nos esforzamos por garantizar el derecho a una alimentación y una nutrición adecuadas de las generaciones actuales y futuras”. Como se destacó durante un evento reciente en el Foro Político de Alto Nivel en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, el informe subraya que la brecha de financiación inminente requiere soluciones innovadoras y equitativas, en particular para los países que enfrentan altos niveles de hambre y malnutrición exacerbados por los impactos climáticos. Los países que más necesitan un mayor financiamiento enfrentan desafíos significativos en el acceso a él. Entre los 119 países de ingresos bajos y medios analizados, aproximadamente el 63 por ciento tiene acceso limitado o moderado al financiamiento. Además, la mayoría de estos países (74 por ciento) se ven afectados por uno o más factores importantes que contribuyen a la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Es vital realizar esfuerzos coordinados para armonizar los datos, aumentar la tolerancia al riesgo y mejorar la transparencia para superar esta brecha y fortalecer los marcos mundiales de seguridad alimentaria y nutrición. Lo que ellos dicen El Director General de la FAO, Sr. QU Dongyu, afirmó: “La transformación de los sistemas agroalimentarios es más crucial que nunca, ya que nos enfrentamos a la urgencia de alcanzar los ODS en tan solo seis años. La FAO mantiene su compromiso de apoyar a los países en sus esfuerzos por erradicar el hambre y garantizar la seguridad alimentaria para todos. Trabajaremos junto con todos los socios y con todos los enfoques, incluida la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza del G20, para acelerar el cambio necesario. Juntos, debemos innovar y colaborar para construir sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles que puedan resistir mejor los desafíos futuros para un mundo mejor”. El presidente del FIDA, Álvaro Lario, afirmó: “Está demostrado que la vía más rápida para salir del hambre y la pobreza es la inversión en la agricultura en las zonas rurales. Pero el panorama mundial y financiero se ha vuelto mucho más complejo desde que se adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2015. Poner fin al hambre y la malnutrición exige que invirtamos más, y de manera más inteligente. Debemos atraer nuevos fondos del sector privado al sistema y recuperar el apetito de la era de la pandemia por una reforma financiera mundial ambiciosa que permita obtener financiación más barata para los países que más la necesitan”. Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF: “La desnutrición afecta la supervivencia, el crecimiento físico y el desarrollo cerebral de los niños. Las tasas mundiales de retraso del crecimiento infantil han disminuido en un tercio, o 55 millones, en las últimas dos décadas, lo que demuestra que las inversiones en nutrición materna e infantil dan sus frutos. Sin embargo, a nivel mundial, uno de cada cuatro niños menores de cinco años sufre desnutrición, lo que puede provocar daños a largo plazo. Debemos aumentar urgentemente la financiación para poner fin a la desnutrición infantil. El mundo puede y debe hacerlo. No es solo un imperativo moral, sino también una inversión sólida en el futuro”. La Directora Ejecutiva del PMA, Cindy McCain, afirmó: “Un futuro sin hambre es posible si logramos reunir los recursos y la voluntad política necesarios para invertir en soluciones probadas a largo plazo. Hago un llamamiento a los líderes del G20 para que sigan el ejemplo de Brasil y prioricen una acción global ambiciosa contra el hambre y la pobreza. “Tenemos las tecnologías y los conocimientos para acabar con la inseguridad alimentaria, pero necesitamos urgentemente los fondos para invertir en ellos a gran escala. El PMA está dispuesto a intensificar su colaboración con los gobiernos y los socios para abordar las causas profundas del hambre, fortalecer las redes de seguridad social y apoyar el desarrollo sostenible para que todas las familias puedan vivir con dignidad”. El Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó: "Los avances que hemos logrado en la reducción del retraso del crecimiento y la mejora de la lactancia materna exclusiva demuestran que los desafíos que afrontamos no son insuperables. Debemos utilizar esos avances como motivación para aliviar el sufrimiento que millones de personas en todo el mundo padecen cada día a causa del hambre, la inseguridad alimentaria, las dietas poco saludables y la malnutrición. La inversión sustancial que se requiere en alimentos saludables, seguros y producidos de manera sostenible es mucho menor que los costos que tendría para las economías y las sociedades si no hacemos nada". Imagen: Los Santorales en Mexicali, tomada de El Centro de Estudios Económicos de Baja California..