Nueva York, Estados Unidos, octubre 14.- El sindicato de trabajadores de la industria automotriz de Estados Unidos anunció este viernes que la huelga iniciada a mediados de septiembre en tres grandes empresas del sector "ingresó en una nueva etapa" y podría extenderse "en cualquier momento". "Hoy no anuncio un paro laboral adicional. Sí, en cambio, una nueva fase de la huelga", dijo Shaun Fain, presidente del United Auto Workers (UAW) durante su actualización semanal sobre las negociaciones con los tres principales fabricantes estadounidenses (Ford, General Motors y Stellantis). Casi 34.000 empleados de esas empresas (las "Tres Grandes" del sector) están en huelga desde hace alrededor de un mes. "A partir de ahora, movilizaremos las fábricas cuando lo necesitemos, donde las necesitemos y con muy poca antelación", dijo Fain, acusando a las direcciones de las tres compañías de "alargar las cosas". "Creían que habían descifrado las reglas del juego. Por eso estamos cambiando las reglas", señaló, refiriéndose al ritmo adoptado desde el inicio de la huelga, el 15 de septiembre, cuando el UAW anunció cada viernes la extensión o no de los paros laborales, dependiendo del progreso de las negociaciones. El sindicato sorprendió esta semana al convocar, el miércoles, a la huelga a los 8.700 afiliados con que cuenta en la Kentucky Truck Plant (KTP), la mayor fábrica de Ford, que genera 25.000 millones de dólares de facturación al año. Ese día, dijo Fain, Ford presentó exactamente la misma oferta que dos semanas antes, "sin dinero adicional". "Hemos dejado de jugar a la defensiva, pasamos a la ofensiva”, advirtió. Kumar Galhotra, un alto ejecutivo de Ford, expresó el jueves su sorpresa por la decisión sindical, argumentando que la compañía estaba negociando "de buena fe" y había hecho una oferta "increíblemente positiva" que colocaría a los puestos de trabajo en Ford entre los mejores del país en términos de remuneraciones y beneficios. Fain aseguró que el sindicato se halla en "una posición muy, muy sólida" y que ya había logrado alzas salariales superiores a la suma de las obtenidas en los últimos quince años. Los trabajadores del sector automovilístico no solo exigen salarios más altos. Quieren recuperar sus pensiones de jubilación, que alguna vez fueron sagradas. Si bien los miembros de United Auto Workers (UAW) que fueron contratados antes de la crisis financiera de 2008 tienen pensiones, los contratados desde entonces han recibido planes 401(k). El sindicato exige que las empresas automotrices proporcionen pensiones a los nuevos empleados y a aquellos que actualmente carecen de ellas. “Necesitamos hacer algo, porque ahora mismo, si llegaste después de 2007, no tienes pensión”, dijo Ryan Ashley, un trabajador de la planta de motores Ford en Cleveland. “Podrías jubilarte y la economía se hundirá. Mientras que al menos una pensión es dinero garantizado”. Ford Motor, General Motors y Stellantis NV están decididos a relegar las pensiones al pasado, incluso cuando los miembros en huelga del UAW están igualmente interesados en revivirlas. La lucha tiene resonancia mucho más allá de la industria automotriz: mientras la inflación persiste y Estados Unidos entra en otro tenso ciclo de elecciones presidenciales, la difícil situación de la clase media –y la situación financiera de millones de jubilados– está en primer plano. Planes de jubilación de trabajadores automotrices de EU Hasta la década de 1980, los planes de jubilación más comunes eran pensiones de beneficios definidos, según las cuales los empleados normalmente obtenían un ingreso mensual fijo garantizado durante la jubilación y los empleadores asumían el costo y el riesgo. Hoy en día, las pensiones tradicionales son raras en Estados Unidos fuera del sector público. PUBLICIDAD Un cambio a gran escala en casi todas las industrias de Estados Unidos comenzó en la década de 1980, cuando las empresas que atravesaban una ola de reestructuración pasaron de las pensiones a los llamados planes de “contribución definida”, como los 401(k), donde los empleados deciden cuánto contribuir y las empresas a menudo igualan los fondos hasta una cantidad determinada. Según este modelo, el empleado asume la mayor parte del costo y todo el riesgo: no hay garantías de cómo serán los ingresos mensuales de un individuo cuando se jubile, ya que eso depende de cuánto dinero aporta y cómo se desempeñan sus inversiones. Ahora que las principales compañías automotrices de Detroit están obteniendo ganancias récord y los salarios de los directores ejecutivos están aumentando, los trabajadores en huelga dicen que merecen recuperar los beneficios que sacrificaron para ayudar a las compañías automotrices a evitar el colapso financiero en la crisis financiera de 2008. “En cuanto a la pensión, los miembros que no la tienen quieren poder jubilarse con dignidad”, dijo Jay Makled, secretario financiero del UAW Local 600. Para los nuevos empleados que quieren construir una carrera, dijo, “es máxima prioridad”.