Las Vegas, Nevada, julio 8.- Millones de galones de agua pasan cada día por el río Colorado, y gracias a la presa Hoover, generan electricidad para cientos de miles de hogares. Sin embargo, la gran sequía que afecta al oeste de Estados Unidos está haciendo que los niveles de los embalses caigan en picado hacia el punto muerto, el punto en el que la presa ya no puede producir energía hidroeléctrica. "Estamos en nuestro 23º año de sequía aquí en la cuenca del río Colorado y por eso el lago Mead ha bajado al 28%. Así que no hay tanta carga, por lo que no hay tanta presión que empuje el agua hacia las turbinas, por lo que tienen que trabajar más. Entonces hay menos eficiencia y no somos capaces de producir tanta energía", explicó Patricia Aaron, responsable de Asuntos Públicos de la Oficina de Reclamación de los Estados Unidos. En su punto álgido, la superficie del lago Mead se encuentra a más de 365 metros sobre el nivel del mar. Pero, tras más de dos décadas de sequía, ahora se encuentra a menos de 1.050 pies, el nivel más bajo desde que se llenó el lago, y desciende unos 30 centímetros por semana. Si baja a 950 pies, las tomas de la presa dejarán de estar bajo el agua y las turbinas se detendrán. "Estamos trabajando muy duro para que eso no ocurra", dijo Aaron. "No es una opción no producir energía o no suministrar agua". Áreas verdes en medio del desierto En medio esta sequía, los afectados señalan los paisajes artificiales en las periferias de Las Vegas o California. Donde debería de haber desierto, abundan las nuevas construcciones, los asentamientos turísticos, y los exuberantes céspedes de docenas de campos de golf. La climatóloga Steph McAfee, de la Universidad de Nevada, en Reno, afirma que el oeste de Estados Unidos siempre ha sido algo improbable. "La precipitación media en Las Vegas es de unos 10 centímetros al año", explicó. "Y para que sea posible tener ciudades como Las Vegas y Phoenix y Los Ángeles dependemos del agua que cae en las montañas en forma de nieve en partes del Oeste que son obviamente mucho, mucho más húmedas". Las dos últimas décadas de sequía no son, según McAfee, realmente tan inusuales en términos climáticos, según las reconstrucciones de anillos de árboles. Pero "lo que ocurre ahora es que estamos teniendo una sequía, y las temperaturas son mucho más cálidas y cuando las temperaturas son altas, las cosas se secan más rápido". "Eso es una consecuencia del cambio climático... impulsado por las emisiones humanas de gases de efecto invernadero". Ante el problema, ya se empiezan a realizar esfuerzos para proteger los suministros de agua. Como los paisajes tolerantes a la sequía en lugar de césped, y un alto porcentaje de agua interior que se recicla en las ciudades del desierto. Aun así, hay habitantes del sur de California que se han quejan de la orden de limitar el riego exterior de sus áreas verdes a uno o dos días a la semana a principios del verano.