Los Ángeles, California, octubre 13.- El índice de precios al consumidor aumentó 0.4 por ciento en septiembre sobre una base ajustada estacionalmente después de subir 0.3 por ciento en agosto, informó la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. El índice subió 5.4 por ciento anual, en comparación con un aumento del 5.3 por ciento para el período que finalizó en agosto. El índice menos los alimentos y la energía aumentaron un 4.0 por ciento en los últimos 12 meses, el mismo aumento que el período que termina en agosto. El índice energético subió un 24.8 por ciento en los últimos 12 meses, y el índice de alimentos aumentó un 4,6 por ciento durante ese período. El llamado IPC subyacente, que excluye los precios volátiles de los alimentos y la energía, subió un 0.2% en el análisis mensual y un 4% en la comparación interanual, más o menos en línea con las proyecciones respectivas de 0.3% y 4 por ciento. En sumas y restas, los mayores costos de los alimentos, las energías y la vivienda compensaron las caídas de los precios de los autos y camiones usados, ropa y pasajes en avión. Lo que pagaron los estadounidenses por los comestibles en el hogar subió 1.2% el mes pasado. La carne se volvió un 3.3% más cara en septiembre, y en los últimos doce meses su precio subió 12.6 por ciento. REFLECTORES EN LA FED Ante este panorama, todas las miradas vuelven a apuntar a la Reserva Federal. Gita Gopinath, economista jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió el martes que los bancos centrales -entre ellos la Fed- deberían estar preparando planes de contingencia en el caso de que la inflación persista. La política monetaria "deberá caminar por una delgada línea entre abordar la inflación y los riesgos financieros y apoyar la recuperación económica", dijo. También precisó -según consigna el Financial Times- que los bancos centrales deben estar "muy, muy atentos" en cuanto a riesgos inflacionarios. Aunque no hay una fecha definida, el banco central comenzaría en los próximos meses -quizás tan pronto como en su próxima reunión- con la reducción de su programa de compra de activos, que desde el comienzo de la pandemia incorpora US$ 120.000 millones cada mes. En cuanto a las tasas de interés, son cada vez más los funcionarios del banco que se inclinan hacia que el primer ajuste llegue en 2022, siendo que hace algunos meses era casi impensado que el primer movimiento se produjera antes de 2023.