Berlín, Alemania, marzo 21.- Cambio climático, pandemia de coronavirus y ahora esto, que lo supera todo: el ataque ruso a Ucrania. Las malas noticias se multiplican y la sensación de crisis se extiende por Alemania. Los indicadores más obvios de que en este país cunde la incertidumbre entre algunas personas son, por ejemplo, los estantes vacíos en algunos supermercados y los límites de compra para algunos productos, como pastas y levadura. La gente vuelve a acaparar alimentos y bienes de primera necesidad debido a la guerra en Ucrania, como sucedió al comienzo de la pandemia de coronavirus. Pero, esta vez, en lugar de papel higiénico, el producto con más demanda es el aceite de girasol. Preocupación por escasez de alimentos Eso se debe a que, en las próximas semanas, hay que contar "con limitaciones en el flujo de productos derivados del girasol, el lino y la soja de la región en guerra”, según advirtió la Asociación de la Industria del Procesamiento de Semillas Oleaginosas de Alemania (OVID, por sus siglas en alemán). Ucrania y Rusia son dos de los mayores países exportadores de aceite de girasol. Alemania cubre su demanda en un 94 por ciento a través de importaciones. La gente acapara también fideos y harina, a pesar de que la industria no alerta sobre la posible escasez de dichos productos. Según una encuesta de Forsa, un 69 por ciento de los encuestados temen que la OTAN, y con ella el Ejército alemán, puedan ser involucrados en la guerra. Según el reciente sondeo Deutschlandtrend, una gran cantidad de personas están convencidas de que el conflicto dejará huellas en Alemania. Un 64 por ciento prevé que empeore la situación económica. Hasta ahora, la mayoría de los alemanes, sin embargo, reaccionan con calma. Pero la guerra, que se puede seguir casi en tiempo real en las redes sociales, y que está tan cerca, geográficamente hablando, como ningún otro conflicto armado lo estuvo antes, conmociona cada vez más a los alemanes. Un lugar para hablar sobre los miedos Muchos buscan a menudo ayuda en los servicios telefónicos de asesoramiento. "Las consultas han aumentado mucho”, dice Christina Zajackowski, de la Línea de Crisis de la ciudad de Colonia, a DW. Cada quinta llamada está relacionada con la guerra. La gente tiene miedo, explica, de que llegue a Alemania. "Temen que familiares o amigos puedan morir, que su vivienda sea bombardeada y que pasen cosas horrendas, como se ve en los medios”. A los consultantes les hace bien "hablar sobre sus miedos o sus peores fantasías”, explica Zajackowski. La llaman personas jóvenes con miedo al futuro, que han vivido hasta ahora en una Europa pacífica. Pero también miembros de la generación de posguerra, en quienes las imágenes de la destrucción en Ucrania hacen resurgir temores profundos. Esa generación "enterró sus recuerdos en tiempos de paz, pero ahora todo sube a la superficie”, cuenta a DW Thomas de Vachroi, responsable de la atención a la pobreza en el distrito de la Iglesia Evangélica de Neukölln, Berlín. Allí dirige la Casa Britz, un establecimiento sin barreras arquitectónicas donde viven muchas personas mayores. "Tienen un miedo terrible de que, en algún momento, se cruce la línea roja, que la OTAN intervenga, y que todo se complique. Tengo que decirle que, sinceramente, entretanto yo también lo veo así”. "¿Qué está pasando en el mundo?" Los inquilinos de más edad de la Casa Britz, sin embargo, no se preocupan tanto por sí mismos como por sus hijos y sus nietos, continúa Vachroi. Recordando sus experiencias de posguerra, entre 1945 y 1955, dicen: "Mis nietos no podrían con lo que nosotros vivimos después de la guerra. Sobrevivir al hambre, buscar comida en los campos, no tener ropa que ponerse”. A las personas mayores, esa idea les preocupa mucho. "Seguramente ellos pensarán: ‘Dios mío, ¿qué está pasando en el mundo?'”. Estas son reacciones que el presidente de la oficina alemana de la Asociación Médica Mundial, Frank Ulrich Montgomery, toma muy en serio, haciendo un llamamiento a tratar el miedo de la población a la guerra. "Lo importante es que se tome en serio a la gente que tiene miedo a la guerra y que no se trivialicen sus sentimientos”, dijo Montgomery a periódicos del grupo de medios Funke. El miedo a una guerra atómica no es un temor irreal. Por eso, no sirve "responder con contraargumentos racionales”. Los "preparacionistas” creen que llegará la emergencia Ese tipo de argumentos racionales seguramente tampoco convencerán a los que se preparan desde hace años para crisis y catástrofes: los "prepper”, que parten de que puede suceder lo peor. Y ahora, más todavía. En internet muestran mochilas de supervivencia, pastillas de yodo en caso de accidente nuclear y generadores de electricidad, dando "consejos para principiantes”. En YouTube, un usuario alemán bajo el seudónimo de "Prepper Norddeutschland” posteó el video "Guerra entre Rusia y Ucrania. ¿Qué hacer ahora?” En relación con los combates en Ucrania y los reactores nucleares ucranianos, el usuario "BugOutSurvival NRS” titula su aporte: "Super grave accidente nuclear Ucrania: ¿se puede sobrevivir a la radiación atómica?” Otros se plantean si ya es demasiado tarde para prepararse para una crisis. El negocio con el miedo Con el miedo también se pueden hacer buenos negocios. En Alemania, el rubro de la seguridad vive un gran auge. A la compañía Bunker Schutzraum Systeme Deutschland (Sistemas de Búnkeres de Protección de Alemania, BSSD), con sede en Berlín, le llueven los pedidos. "Hasta ahora, las visitas diarias a nuestra página web estaban entre 100 y 300. Desde que comenzó la guerra, subieron a más de 10.000”, explica a DW el director de Comunicaciones de la empresa, Mark Schmiechen. Los encargos van desde pequeños espacios de aislamiento de acero -llamados "Habitaciones de pánico para armar”, en la jerga de la empresa, hasta sótanos o garajes transformados en espacios de protección y búnkeres para aislarse de ataques nucleares. La empresa puso a disposición una línea de emergencia durante dos semanas con seis teléfonos, desde las ocho de la mañana hasta las 21:00. "Recibíamos 10 llamados por hora en cada teléfono”, cuenta Schmiechen. "Muchos de los que llamaban querían saber qué se debe hacer en un caso de emergencia. Algunos decían que ni la Policía ni otras autoridades les habían podido decir cómo actuar”. Los ciberataques, un amenaza real Otra pesadilla de quienes viven en Alemania es que colapsen los servicios energéticos y el abastecimiento de agua debido a un ciberataque de los hackers de Putin a la infraestructura crítica. La ministra alemana del Interior, Nancy Faeser, apeló a tomar en serio ese peligro. También la Oficina de Seguridad en la Tecnología Informática (BSI) se muestra inusualmente alarmada. Una declaración de esa autoridad de protección cibernética causó inquietud entre la población: según dijo, las acciones de las fuerzas militares y/o de inteligencia rusas estaban vinculadas "con un riesgo considerable de un ataque informático exitoso”. Asimismo, la Oficina Federal de Protección Civil y Asistencia en Casos de Catástrofe (BBK), considera que es "en principio posible” que se produzcan cortes de energía debido a ataques de piratas informáticos rusos, según informó a DW. Hace dos años, se ridiculizó el llamado de la BBK a formar una reserva de emergencia para diez días. Ahora, la BBK, adscrita al Ministerio del Interior de Alemania, debería sentirse rehabilitada, ya que está literalmente abrumada por las consultas, y hasta ha creado una sección especial sobre la guerra en Ucrania en su página web. Muchos habrían considerado improbable la situación actual de amenaza, "pero no la Bundeswehr, y tampoco nosotros, debido a nuestra tarea", explica al respecto la BBK.