Hace dos años ganó el abstencionismo en las elecciones que dieron como resultado que Jaime Bonilla ocupará la silla de la gubernatura de Baja California, siendo el 2019 el año donde menos personas acudieron a las urnas. Por lo que el reto de este domingo 6 de junio será derrotar el abstencionismo. Cabe recordar que Morena, con Bonilla, ganó con apenas 382 mil 308 votos, la cantidad de sufragios más baja de la historia, además, esa votación apenas representó el 10.4 por ciento de la población total de la entidad en aquel entonces. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2019 la población de Baja California rondaba a medio año un total de 3 millones 682 mil personas, que de compararse con los votos emitidos para Bonilla apenas superó el 10 por ciento de la población. Respecto a los menos de 400 mil votos para Bonilla, le sirvieron para superar los 175 mil 596 votos del panista Óscar Vega, su más cercano adversario, sin embargo, el dato que también es transcendente es que los sufragios para Jaime estuvieron por debajo de los de Kiko Vega (442 mil 628 votos) en 2013, en aquel entonces se había registrado la menor participación de acuerdo con las actas. Bonilla recibió un 13.9 por ciento menos que Kiko. Por otra parte, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Baja California reportó un índice de abstencionismo ligeramente por arriba del 71.1 por ciento, superando el 63.23 por ciento que se registró en 2013. De tal manera, en 2019 apenas votaron el 29.9 por ciento, con lo que Bonilla llegó a colocarse como el gobernador electo, pero sin ninguna legitimidad ciudadana debido a la participación tan baja de los bajacalifornianos. Cabe mencionar que el abstencionismo es un fenómeno que los analistas políticos atribuyen al hartazgo de la pobre oferta política de los partidos con candidatos de dudosa calidad moral y el hastío del abuso de poder de los gobiernos panistas.