La aplastante victoria de Sheinbaum es un peligro para México: The Economist

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Londres, Inglaterra, junio 9 (The Economist).- Los mexicanos conocen los peligros del gobierno unipartidista. En 2000, el país salió de siete décadas bajo el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que estuvieron definidas por la corrupción, la desigualdad y la represión política. Sin embargo, en las elecciones del 2 de junio votaron a favor de entregar al partido gobernante, Morena, un grado de poder no visto desde la caída del PRI. Morena y sus aliados de coalición son menos disciplinados y monolíticos que el PRI, pero aún representan una grave amenaza para México. Mucho depende ahora del coraje político de la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum, la primera mujer en ocupar el cargo. El hecho de que Sheinbaum ganara la presidencia no fue una sorpresa. Durante meses había disfrutado de una ventaja de 20 puntos en las encuestas, impulsada por el valioso apoyo de Andrés Manuel López Obrador, el presidente saliente. Pero pocos esperaban que Morena fuera tan dominante. Es probable que la coalición gobernante controle entre 346 y 380 de los 500 escaños de la cámara baja, una supermayoría que le permite enmendar la constitución. En la cámara alta tiene al menos 82 de 128 escaños, tres menos que una supermayoría (que probablemente obtendrá gracias a unos pocos “saltamontes”, como llaman los mexicanos a los legisladores que cambian de partido). La coalición de Morena ahora también dirige 24 de 32 gobernaciones y tiene supermayorías en al menos 22 de los 32 congresos estatales. La contundente victoria se debe en parte a las políticas redistributivas de Morena, una combinación de transferencias de efectivo y aumentos constantes del salario mínimo. La proporción de votos de Sheinbaum fue mayor en las zonas más pobres del país, aunque prevaleció en todos menos uno de los 32 estados de México. “No recibo nada, pero estoy feliz de que estudiantes, personas mayores y personas de escasos recursos tengan apoyo”, dice Miriam Salazar, una arquitecta de 42 años en la Ciudad de México. El déficit fiscal ya supera el 5% del PIB. Contenerlo y al mismo tiempo pagar estas transferencias, que Sheinbaum planea ampliar, es sólo uno de los desafíos. Tendrá que complacer a sus seguidores y a su partido (sin el carisma populista de López Obrador) y al mismo tiempo tranquilizar a los mercados financieros. También es necesario abordar urgentemente la creciente inseguridad y la deslucida economía de México. El Congreso toma sus escaños un mes antes de que el nuevo presidente asuma el cargo, por lo que López Obrador tendrá la oportunidad de impulsar él mismo un paquete de 20 cambios constitucionales. Quiere consagrar un salario mínimo fijado por encima de la inflación. Los jueces de la Suprema Corte y los jefes del órgano electoral serían designados por voto popular. Se aboliría una serie de agencias autónomas. El control de la Guardia Nacional pasaría a la Secretaría de la Defensa que la Suprema Corte había declarado inconstitucional. Sheinbaum ha apoyado abiertamente estas iniciativas. En teoría, su fuerte mandato personal podría permitirle trazar su propio camino. Pero la supermayoría de Morena aumenta la influencia de López Obrador después de la presidencia, ya que él controla el partido, y puede frenar cualquier instinto divergente que ella albergue. López Obrador tiene algunas líneas rojas, incluido el continuo apuntalamiento de Pemex, la compañía petrolera estatal que es la más endeudada del mundo. La señora Sheinbaum es astuta. Quizás encuentre formas de dejar su propia huella y al mismo tiempo mantener feliz a su mentor, tal vez haciéndose eco de su retórica nacionalista, de priorizar a México, mientras actúa con menos grandilocuencia y es amigable con las empresas en privado. Tendrá más espacio para promover sus propias políticas en servicios públicos como la atención sanitaria. La promesa de Sheinbaum de avanzar en la transición de México hacia la energía verde (una política poco común en la que divergió de López Obrador durante la campaña) será una prueba. Pero es preocupante la falta de una oposición seria al gobierno. Más información en https://www.economist.com/the-americas/2024/06/06/claudia-sheinbaums-landslide-victory-is-a-danger-for-mexico Imagen: Fernando Luna Arce / Forbes México